¿A qué juega Carlos Reutemann? Esa es una pregunta que muchos se habrán hecho y no parece haber una única respuesta. El ex piloto de Fórmula Uno es conocido por su hermetismo y que en los últimos cinco días haya concedido más notas que en los cinco años que lleva en el Senado de la Nación permite aventurar que el Lole se resiste al retiro de las ligas mayores. Antes de que el lockout agropecuario tuviera la dimensión que alcanzó, Reutemann se reunió con Néstor Kirchner en sus oficinas de Puerto Madero y se daba por hecho que iría a la reelección en el Senado, mientras que Agustín Rossi encabezaría la lista de diputados nacionales. Pero después de los cacerolazos en el centro porteño, Reutemann comenzó a tomar distancia, a punto que el jefe de bloque de diputados del Frente para la Victoria sostuvo “al primer problema se pasa al enemigo”. Otro dato que pudo haber incidido en el cambio de conducta de ex gobernador de Santa Fe fue la destrucción de alguna maquinaria agrícola en su estancia de Llambí Campell, hecho del que no hay denuncia policial, pero que Reutemann jamás desmintió.

Reutemann sostiene que se debe a sus electores. Ese argumento sucede a la enumeración sin yerros ni repeticiones de la escalada de las retenciones móviles. El corredor reconoce ser propietario de unas 700 hectáreas en Santa Fe, aunque hay indicios de que sería socio en más un emprendimiento agropecuario.

Después de haber firmado un documento junto al gobernador santafesino Hermes Binner y un importante número de intendentes municipales –en su mayoría del PJ– el Lole se cruzó de vereda sin disimulos y fue redoblando la apuesta, apuntándole tanto a la presidenta Cristina Fernández como a Néstor Kirchner, a quien desairó en la reunión del PJ donde el ex presidente “pasó lista”. Antes de eso Reutemann mantuvo contactos con la mesa de enlace de las entidades agropecuarias, que ambas partes prefirieron mantener en reserva.

El vínculo con el gobierno de Hermes Binner también es fluido a partir de la presencia en segundas líneas de la gestión socialista de algunos dirigentes del reutemismo residual, que desde el conflicto con el campo parece haber despertado y se muestra dispuesto a disputar la conducción del PJ en elecciones internas que se desarrollarían el 13 de julio y cuyo cierre de listas se produjo anteanoche. Los candidatos a presidir el PJ santafesino son Rossi, por el FPV, y Ricardo Spinozzi, un senador provincial que fue secretario de la Gobernación durante el segundo mandato del Lole.

Kirchner le ha dicho al “Chivo” Rossi –y dirigentes cercanos a Reutemann también– que va a viajar a Santa Fe para respaldarlo y “ver personalmente quiénes juegan en contra”. Una situación que le ha complicado la vida a más de un jefe comunal que no termina de definirse a partir de lo que sucede en sus territorios, donde la incidencia del conflicto tiene mayores dimensiones que en los grandes centros urbanos.

Hasta última hora del viernes, el diputado Jorge Obeid intentó que las internas fueron postergadas por 120 días o que hubiera una lista de unidad. Fracasó en ambos intentos y se declaró prescindente, cuando en principio sus hombres participaban de la lista de Rossi.

Si bien la interna es para cargos partidarios –las candidaturas se definen en primarias abiertas y obligatorias– el resultado puede ser la primera prueba de fuerza para el kirchnerismo tras el conflicto con el campo. “Esta es una oportunidad para poner al peronismo de Santa Fe de pie, no merecemos que nos manejen con un celular y una chequera. Necesitamos un peronismo federal y que no se arrodille frente a las instrucciones de Buenos Aires” fue el mensaje telefónico que “desde un piquete”, dio Reutemann al plenario de su sector. Después de un largo ostracismo –que coincidió con el período presidencial de Kirchner– podría decirse que Lole se “autoconvocó” cuando le tocaron la víscera más sensible.