Dom 29.06.2008

EL PAíS  › LOS NEGOCIOS RURALES DE MAURICIO MACRI Y SU FAMILIA

Un hombre de campo

El jefe de Gobierno porteño es socio de un establecimiento en Santiago del Estero dedicado a la cría de ganado. El grupo empresario que conduce su padre Franco tiene un emprendimiento agroindustrial en un campo de 20 mil hectáreas en Salta.

La voz de Mauricio Macri contra las retenciones móviles no es la de un simple político de la oposición plantado frente a la decisión del Gobierno: la suba o la baja de los derechos de exportación, así como cualquier cambio en la política agropecuaria, impacta en forma directa en su economía familiar porque el jefe de Gobierno es también “un hombre de campo”. Macri es socio de S.A. Pastoril Santiagueña, un establecimiento dedicado principalmente a la producción de ganado en Santiago del Estero, mientras que el holding familiar –encabezado por su padre Franco– es propietario de Yuto S.A., un complejo agroindustrial de 20 mil hectáreas en Salta, y explota el ferrocarril Belgrano Cargas con el grupo Sanhe Hopefull Grain & Oil, el principal productor de aceite de soja de China.

La participación societaria de Macri en Pastoril Santiagueña aparece consignada en la declaración jurada de bienes que presentó al asumir la Jefatura de Gobierno porteño en diciembre pasado. Allí reconoció tener invertido en esa sociedad anónima un capital de 2.645.100 pesos.

Macri, además, hizo pública su condición de ganadero en una entrevista que concedió al suplemento Agro del diario santiagueño El Liberal en septiembre de 2006, cuando recorría el país con la vista puesta en una eventual postulación a la Presidencia. “Me retiré de la vida empresaria y estoy justamente en el tema de la ganadería en Santiago del Estero. Soy socio de José Uriburu, que es un viejo inversor en la provincia”, reveló entonces Macri y precisó: “Seguimos trabajando en la cría de ganado de exportación en el establecimiento Pastoril Santiagueña. Estamos en unas 20 mil cabezas y tenemos idea de incrementarlas en un 20 por ciento”.

Ya en esa misma entrevista Macri asumía como propias las críticas de los ruralistas a la política oficial para el sector: “Estamos trabajando en eso a pesar del daño que nos ha hecho el Gobierno al cerrar la exportación. Pese a que se van reabriendo lentamente, se ha hecho un daño muy grande porque fuimos contra décadas de política exterior reclamando apertura de mercados para exportar nuestra carne, rompiendo contratos, dejando mercados sin aprovisionamiento, eso no es gratuito y ya tuvo un costo”.

Meses después volvió a pararse en la vereda agropecuaria al participar en Expoagro de un panel coordinado por la diputada María del Carmen Alarcón, abanderada de las demandas de los ruralistas. Allí criticó las retenciones impuestas a esa altura por el Gobierno y pidió reglas claras tras señalar “el compromiso que el sector siempre tuvo con la reinversión”.

El Uriburu del que Macri es socio en Pastoril Santiagueña fue ministro de Trabajo durante el gobierno de Carlos Menem y adquirió las 40 mil hectáreas para esa sociedad en una operación sospechada de irregular, en la que apareció también el nombre de Carlos Rohm y su Banco General de Negocios. Es, además, el hijo de Camilo Uriburu, el dirigente conservador al que la dictadura de Roberto Levingston nombró como interventor en Córdoba en marzo de 1971 y que frente al paro al que la CGT convocó por su designación, dijo: “Confundida entre la múltiple mesa de valores morales que es Córdoba por definición, se anida una venenosa serpiente cuya cabeza pido a Dios me depare el honor histórico de cortar de un solo tajo”.

Negocios de familia

En sus años como presidente de Sevel, Macri tuvo de vice a Livio Guillermo Kuhl, quien fue ministro de Industria de Roberto Viola. De la automotriz, Kuhl pasó a dirigir Socma Alimentos, una división del grupo empresario comandado por Franco Macri desde la que puso en marcha Yuto S.A. a partir de la compra de dos campos en el noreste de Salta, cerca de Orán, con una superficie de 20 mil hectáreas.

Macri padre decidió darle mayor impulso a ese emprendimiento agroindustrial a fines de 2004. Entonces, se asoció con la universidad israelí Ben Gurion para la aplicación de un proyecto piloto de agricultura intensiva con el objetivo de producir cereales y oleaginosas, entre otros cultivos.

“Debemos invertir para desarrollar ese otro país que está por fuera de la frontera marcada por la Pampa Húmeda, Córdoba y Santa Fe para desarrollar actividades agrícolas intensivas”, explicó el dueño de Socma al dar a conocer su nueva iniciativa y anunció una inversión inicial de 54 millones de dólares más otra posterior de 363 millones.

En esa época Franco Macri empezó a tejer también su sociedad con Sanhe Hopefull Grain & Oil para la explotación del “ferrocarril de la soja”, como se conoce al Belgrano Cargas. La empresa asociada a Socma es la mayor productora de aceite de soja de China y procesa más de tres millones de toneladas al año.

Greenpeace incluyó el caso de Yuto S.A. en su informe Desmontes S.A, en el que dio cuenta de la tala indiscriminada de bosques y selvas que se realizó en Salta con el propósito de ampliar la frontera agropecuaria. El trabajo de esa organización ambiental consigna que entre 1997 y 2001 a la finca de los Macri le fueron otorgados seis permisos de desmonte por un total de 4506 hectáreas y que fue autorizada a tomar agua para riego del río Bermejo.

Yuto S.A. no sólo aparece en la investigación de Greenpeace: también figura en la declaración jurada de bienes que Mauricio Macri realizó a su ingreso a la Cámara de Diputados en 2005. En ese documento, el actual jefe de Gobierno afirmó ser dueño del 10 por ciento de la sociedad y valuó su participación en 1.305.350 pesos.

Después de aquella declaración de bienes, Macri hizo otras dos: una ante Poder Ciudadano en ocasión de la campaña a jefe de Gobierno y otra al asumir ese cargo. En ninguna de ellas consignó que fuera socio de Yuto S.A. Los balances que esa firma presentó desde 2005 hasta la fecha ante la Comisión Nacional de Valores no dan cuenta de ninguna transferencia accionaria. Indican que la sociedad controlante es Sideco Americana S.A. –la pata central de Socma–, con una participación en votos y acciones del 90,22 por ciento, pero nada dicen acerca de quién tiene el 10 por ciento restante.

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