EL PAíS › EL GOBIERNO CONSIDERA CERRADO EL CONFLICTO CON EL SECTOR AGROPECUARIO Y NO PREVé NUEVAS COMPENSACIONES
En la Casa Rosada creen que las futuras negociaciones con los ruralistas serán para acordar políticas a largo plazo y el marco del Acuerdo del Bicentenario. “Lo hubieran pensado antes”, señalan ante el nuevo pedido de la Federación Agraria.
› Por Daniel Miguez
Con el decreto firmado ayer por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anulando las retenciones móviles, el Gobierno dio por terminado el tema del conflicto, abriendo así muy pocas posibilidades a los reclamos de la Federación Agraria de profundizar las medidas a favor de su sector.
“Ya está. Se terminó. Tuvimos que hacer lo que ellos querían. No nos quedaba otra después de lo del Senado. Ahora hay que dar vuelta la página y meterle para adelante”, señaló a PáginaI12 uno de los más altos funcionarios del Gobierno.
Cuando se le señaló que la medida afectaba a la entidad dirigida por Eduardo Buzzi, porque era la única que había recibido beneficios del Gobierno a lo largo del conflicto, que ahora desaparecen al retrotraer la situación al 10 de marzo, el funcionario señaló: “Lo hubieran pensado antes. ¿Qué quieren? ¿Que hagamos esto y encima les demos compensaciones? Si nos hicieron comer este sapo no pueden decir que no están conformes. Eh, basta, si no es joda”, fue la expresiva síntesis del funcionario.
Un poco más tarde, una de las principales figuras del oficialismo en el Congreso le contó a este diario que fue la misma línea que manifestó la Presidenta en la reunión en la quinta de Olivos (ver página 8). “Esto es todo lo que podemos hacer. A otra cosa”, afirmó el legislador.
Lo que quede por acordar con los empresarios del campo serán políticas a largo plazo y el marco del Acuerdo del Bicentenario, sostienen en el Gobierno.
La decisión de abolir la resolución 125 era una medida que se caía de maduro después del mazazo que el Gobierno sufrió con la votación del Senado en contra de las retenciones móviles. “Aunque legalmente no estábamos obligados a hacerlo, sí lo estábamos políticamente. Era la única forma de salir de esto y poder avanzar con otros temas.”
El jueves, la Presidenta durmió pocas horas por seguir por la televisión la sesión en el Senado. En medio de rumores sobre su renuncia, y mientras Néstor Kirchner seguía más que enojado con el vicepresidente Julio Cobos y con los senadores oficialistas que votaron en contra del Gobierno, Cristina Kirchner llamó al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y al secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, para decirles que empezaran a trabajar en un decreto que aboliera el 125.
A la tarde, mientras la Presidenta viajaba a Resistencia, los dos funcionarios pusieron manos a la obra, apagaron los celulares e hicieron decir a sus secretarias que dijeran que ya se habían ido de la Casa de Gobierno, cuando alguien los llamara. Terminaron el borrador el jueves a la noche bastante tarde. Ayer a la mañana temprano se lo llevaron a la Presidenta. Las correcciones que ella le hizo a los considerandos del decreto –en los que se repasa la historia del conflicto que duró más de cuatro meses– hizo que se demorara un poco su audiencia con el presidente de Lituania, Valdas Adamkus.
A partir de allí, Zannini hizo tre-kking por los pasillos que iban del despacho de la Presidenta al del jefe de Gabinete, con los borradores del decreto en la mano. La celeridad del asunto hizo que la convocatoria que la Presidenta había hecho al ministro de Economía, Carlos Fernández, se redujera a sumarse al tándem Fernández-Zannini. Cuando el texto final tuvo el visto bueno y la firma de la Presidenta, los dos Fernández lo anunciaron en la sala de conferencias de la Casa Rosada.
En el Gobierno dicen que ahora llega el tiempo de remontar la cuesta y recuperar el tiempo y el capital político perdidos. Para eso buscarán cuanto antes retomar la iniciativa, aunque las fuentes cercanas a la Presidenta dicen que aún están viendo qué caminos elegirán.
Confían en que todavía están a tiempo de reposicionarse para las elecciones legislativas del año que viene, que, saben, son de alto riesgo, porque a la merma de apoyo de una gran sector de la clase media, hay que sumarle el hecho de que cuando no se elige presidente o gobernador, los votos se dispersan. Y que si bien existe una oposición débil, sólo aglutinada por el conflicto con las cámaras agropecuarias, deberán trabajar mucho para obtener un resultado favorable.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner le pidió a su par de Lituania, Valdas Adamkus, que “interceda” ante los países de la Unión Europea “para que revisen esa odiosa comunicación en materia de política migratoria que –coincidimos– es vejatoria”, al referirse a la llamada Directiva de Retorno. La Presidenta formuló estos conceptos al hablar en un acto en la Casa de Gobierno, junto a Adamkus, con quien suscribió una declaración conjunta y un acuerdo de cooperación cultural, en el marco de la visita oficial que el lituano inició ayer a la Argentina y se extenderá hasta mañana. La Presidenta recordó que la Argentina se ha caracterizado por ser “un país absolutamente amistoso, amigable, casi maternal” al recibir a “hombres y mujeres que a fines del siglo XIX y a principios del siglo XX huyeron de una Europa asolada por el hambre, la guerra, la miseria y el dolor”. Señaló que, “precisamente por eso”, le pidió a Adamkus que “intercediera ante sus pares de la Unión Europea”. Antes del acto, los presidentes mantuvieron un encuentro en el despacho de Cristina Kirchner en el que firmaron un convenio de cooperación.
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