EL PAíS
› ESTRATEGIA DE RODRIGUEZ SAA
El Adolfo pone la segunda
El huracán que esperaba, no fue y no será. Los errores y los cambios para desembarcar en Buenos Aires.
› Por Martín Piqué
Creían que iba a ser un huracán, y que el huracán llevaría un nombre nunca usado en el Caribe: “Adolfo”. Pero bastó con un par de problemas “organizativos” más el grito de “que se vayan todos” propinado por un grupo de mendocinos, para que los puntanos comprendieran que la “cavarana de los sueños” necesitaba de más preparación. Y que el carisma del candidato en todo caso no alcanza para desatar el huracán soñado en territorio desconocido. Por eso, superado el mal trance de Mendoza, donde la marcha en apoyo a Adolfo Rodríguez Saá no logró la repercusión esperada, el adolfismo se prepara para relanzar en San Isidro, el 9 y 10 de octubre, la gira de campaña que recorrerá todo el país.
Esta vez, la caravana circulará por el norte y oeste del Conurbano, donde los intendentes Aldo Rico (San Miguel) y Raúl Othacehé (Merlo), junto al ex jefe comunal y hombre fuerte de San Isidro, Melchor Posse, garantizarán una convocatoria “adecuada” para que el candidato se pueda sentir a gusto. La movilización continuará el 17, 18 y 19 de octubre por Jujuy y Salta, y una semana después, el 28 y 29, por Tucumán y Santiago del Estero. Los allegados a Rodríguez Saá confían en que la marcha termine con la idea de que el puntano se estancó en las encuestas.
Los detalles de la gira se discutirán el martes, en la oficina del “Movimiento Nacional y Popular” de la calle Florida. De todas formas, el candidato comenzará su incursión por el Conurbano mañana a la tarde, cuando visite San Miguel y luego, a las seis, realice una conferencia de prensa en la sede municipal, acompañado por Rico. El ex carapintada tendrá protagonismo en la caravana del 9 y 10 de octubre, en la que ya están trabajando sus operadores y punteros.
Con la “marcha de los sueños”, el adolfismo incursionará por primera vez en el distrito que Eduardo Duhalde intenta mantener bajo llave. Hasta ahora, Rodríguez Saá se había limitado a acordar con algunos dirigentes en forma particular –justamente lo que Duhalde siempre quiso evitar– sin movilizar su estructura ni a sus flamantes incorporaciones. Algunos dirigentes del PJ bonaerense aseguran que lo hizo para no entorpecer el frágil acuerdo entre Duhalde y Felipe Solá, que permitió una tregua luego de varias semanas de cruces públicos y feroces operaciones.
Esa pasividad fue interpretada como una señal de estancamiento. A pesar de que sigue liderando con amplitud los sondeos, los encuestadores coinciden en que en las últimas semanas de agosto “dejó de crecer”. En su entorno lo atribuyen al bajo perfil mediático del último tiempo, en que dejó de visitar los canales de TV para empezar la campaña en el interior. Pero en confianza los colaboradores del ex gobernador admiten que se cometieron un par de errores: el concurso escolar basado en la figura del “Adolfo” y las declaraciones de Roberto Baschetti sobre Israel. Rodríguez Saá se enojó mucho por el episodio. “Acá cualquiera dice cualquier cosa”, protestó el candidato al círculo integrado por Luis Lusquiños, su hermano Alberto, Gustavo Valenzuela, Martín García, Andrés Castillo, Jorge Rachid y Enrique Rodríguez, entre otros. Su preocupación revelaba uno de sus flancos débiles: la pobre performance entre la clase media, sector más indignable por las muestras de personalismo y culto de la personalidad.
“Si bien las clases medias están en una crisis de ingresos, de tipo material muy fuerte, se pierden los bienes pero no los valores y las costumbres, las creencias y la estética. Por eso, Rodríguez Saá despierta rechazo en ese sector, porque representa un liderazgo populista clásico”, interpretaba Eduardo Fidanza, de Catterberg y Asociados, en diálogo con Página/12. Rodríguez Saá y sus colaboradores son conscientes del problema y para sortearlo están tratando de mostrar un líder más racional, moderado, con experiencia de gestión.
De todas formas, quien mejor está aprovechando ese déficit es el santacruceño Néstor Kirchner, cuyo entorno reaccionó con entusiasmo ante los traspiés del competidor. “Nos estamos consolidando con perfil propio, y lo hacemos mostrando racionalidad frente a la magia”, evaluó un operadorporteño ligado a Kirchner. Desde el menemismo, en tanto, también se mostraron encantados con los problemas de Rodríguez Saá. Y, sobreactuando un poco, dijeron que el puntano está perdiendo la fuerza inicial. “Adolfo había exhibido con mucha fuerza su reunión con Lorenzo Miguel y que había cerrado con la UOM. Sin embargo, una parte de la UOM parece haber cerrado con Menem”, chicanearon desde el entorno de Alberto Pierri el viernes, un día después del acto del riojano en la seccional metalúrgica de Capital.
Para los menemistas, la supuesta “meseta” que estaría atravesando Rodríguez Saá se prueba asimismo en las gestiones ante la Justicia Electoral. Pierri y su gente estuvieron el último jueves con el apoderado del PJ bonaerense, el abogado Jorge Landau, de estrechos vínculos con Duhalde, para revisar los padrones del peronismo más independientes que se usarán en la interna. Landau contó que ningún enviado del “Adolfo” había hecho el mismo pedido y todos concluyeron en que era otra muestra de que el puntano competirá por fuera del PJ. “En su mejor momento, el Adolfo pensó que podía presentarse en la interna y ganarnos por afano. Ahora se dio cuenta de que no”, repetía desafiante un colaborador muy cercano a Pierri.
De cualquier forma, Rodríguez Saá sigue siendo el candidato con mayor intención de voto en las encuestas, por ahora con una diferencia respetable. Sus operadores tratan de avanzar en el Congreso –el diputado Oraldo Britos organizó un sub-bloque en la bancada del PJ, donde revistan los legisladores de San Luis, la esposa de Othacehé, Mónica Arnaldi, y la hija de Rico, entre otros– y se preparan para “tomar por asalto” la primera sección electoral del Gran Buenos Aires.
Habrá que ver si logran imponer el estilo propio de movilización que quieren para la “caravana de los sueños” que recorrerá el noroeste del Conurbano. Una combinación del “aparatismo” tradicional del PJ -colectivos, punteros y organización– con formas más “horizontales” o “asamblearias” ligadas a la cultura popular. “Rodríguez Saá quiere escuchar a la gente, recuperar sus propuestas. Para eso armamos fogones, con esa idea de calidez, música, guitarra y conjuntos folclóricos”, aclara el legislador Enrique Rodríguez. Rodríguez forma parte del movimiento que impulsa la candidatura de Rodríguez Saá. Y dice que confía en que la marcha será como una “bola de nieve”: “Cada persona que se toca queda consolidada como agente transmisor”.