EL PAíS › JOSé “PEPE” MUJICA, ASPIRANTE A LA PRESIDENCIA DE URUGUAY POR EL FRENTE AMPLIO
De visita en Buenos Aires, Mujica cumplió una apretada agenda que incluyó ayer un paso por la Casa Rosada. En esta entrevista reconoce sus diferencias con el ministro Astori, habla de su posible candidatura y del Mercosur.
› Por Laura Vales y Mercedes López San Miguel
Adonde él va, un malón de periodistas corre con cámaras, monta una guardia, espera para robarle una declaración. Son uruguayos: todos los canales y los principales diarios del país acompañaron la visita a Buenos Aires de José “Pepe” Mujica, en una señal de la importancia que le han dado a la gira. “Su primera salida fuera del país como precandidato a presidente”, traduce uno de los cronistas. Claro que la candidatura todavía no está formalizada, se trata de una posibilidad; el propio Mujica dice que aún no está firme, incluso que tal vez él no esté para esos trotes, con 73 años... o tal vez sí.
En todo caso crea suspenso, le agrega al asunto. Y así, seguido por donde vaya por la troupe de camarógrafos, el senador, un pedazo de historia del Uruguay –ex dirigente tupamaro, ex preso político, líder de la principal fuerza del Frente Amplio–, pasa por Buenos Aires. Aquí mantuvo una agenda muy cargada. Y en esta tarde de viernes porteño e invernal, tras haber estado en la Casa Rosada, después de haberse reunido en Palermo con dirigentes políticos y sindicales de centroizquierda, a punto de salir corriendo para un acto con los uruguayos residentes en la Argentina, se queja de que el tiempo no alcanza, de que tanta demanda es imposible para cualquiera, de que todos le piden notas.
–Entonces vamos a preguntarle lo que seguro nadie le preguntó: ¿Nos cuenta si va a ser candidato a presidente?
Mujica se ríe; abre una puerta para la entrevista.
–Usted incluso no descarta compartir la fórmula presidencial con el ministro de Economía Danilo Astori. ¿No tienen posturas políticas muy disímiles, él liberal, usted de izquierda?
–No, muy disímiles no: tenemos diferencias, pero la fuerza está en la diferencia. Astori y yo representamos espacios distintos, pero no necesariamente contradictorios, son diferencias viables y probablemente negociables dentro de ciertos márgenes. (Levanta las cejas) ¡No nos vamos a dividir en la puerta del horno!
–Da la impresión de que el Frente Amplio ya está escindido.
–No. El Frente Amplio fue permanentemente mayoría, nuestro gobierno contó siempre con todos los votos en el Parlamento y en el momento de las decisiones estuvieron todos los votos.
–Entonces, ¿cree que van a retener el gobierno en las elecciones?
–Si mantenemos ese grado de unidad, es probable. Si no, lo veo difícil.
Mujica explica por qué no quiere confirmar una candidatura. El FA tiene un mecanismo para designar los postulantes a la presidencia: debe aprobar primero su plataforma y después los nombres. Ahora están debatiendo el programa, que debe aprobarse en un congreso en diciembre, entonces se definirá la fórmula. De no lograr un acuerdo irán a internas, “pero nos jugamos a lograr un consenso, estamos en eso”, asegura.
El senador es en la actualidad el político más popular en su país, con un 59 por ciento de imagen positiva. También es un fenómeno mediático; también acá mostró su filo cuando le preguntaron por el corte de ruta de Gualeguaychú (“alguna vez se van a cansar de estar en ese puente podrido”) y por Botnia (“el agua ahora sale más limpia”), tema áspero para las relaciones entre los dos países. Dijo, además, que la intención de su viaje fue tratar de mejorar el vínculo. Pero llegó en un momento complicado, el mismo día de los cambios de gabinete.
–Sobre el tema retenciones: en la última visita, Tabaré Vázquez habló en contra de la medida.
–Pero no habló así porque estuviera en contra de la medida del gobierno argentino, sino porque a nosotros las retenciones nos afectan, nos crean asimetrías en el comercio. Supongamos esto: a raíz de una visión industrialista probablemente correcta del gobierno argentino, si tengo un molino y compro trigo para moler, como lo compro para el mercado interno no pago retenciones y pago el trigo más barato que el precio internacional. Después produzco fideos y galletas y los exporto a un país que paga el precio internacional. Así tengo una ventaja que no es por eficiencia industrial, sino porque estoy pagando menos la materia prima; ésa es la asimetría que se crea. Se debe arreglar de otra manera.
–¿Cómo?
–Bueno, tenemos que discutirlo. Lo mismo con la disparidad monetaria: hay cerca de un 30 por ciento de diferencia entre el dólar que recibe un productor argentino al dólar que recibe un productor uruguayo, ¿se da cuenta? Hay muchas variables, es un tema complejo y se han sacado de contexto las cosas. Cuando se sacan de contexto las cosas se hacen comparaciones imposibles.
–Hoy estuvo en la Casa Rosada.
–Me reuní con el secretario general de la Presidencia (Oscar Parrilli). Me quedó muy clara la preocupación del Estado argentino por la redistribución y por usar la coyuntura actual a favor de entrar en un proceso de desarrollo de la sociedad. Esto visto en una imagen de las relaciones con la región, particularmente de la bilateralidad de la Argentina con Brasil, donde en lugar de competir lo que se plantea es sumar esfuerzos.
–¿Por qué dice que Argentina y Brasil tienen que impulsar el bloque?
–Porque el mundo se está organizando en gigantescos bloques: China, India, Estados Unidos, Europa. Las nacionalidades latinoamericanas deshilachadas somos como una hoja al viento.
–Otros en su gobierno, es el caso de Astori, tienen sintonía con el Tratado de Libre Comercio. Si la relación con la Argentina sigue mal, ¿pueden distanciarse del Mercosur?
–No creo, porque dos son más que uno. Dos somos más que uno.
–¿Qué cambios sustanciales hizo el Frente Amplio en estos cinco años?
–No sé si sustanciales, pero hubo cosas que cambiaron. Hicimos una reforma de la salud que permite que el grueso de los trabajadores tenga un servicio apoyado en la medicina mutual y del Estado uruguayo. Se ha hecho una reforma tributaria aplicando el impuesto a la Renta Personal. Es un impuesto difícil, polémico, para que pague más el que tiene más; antes el sistema tributario estaba basado en los impuestos al consumo, en el IVA. Esta tributación, claro, hace crispar a los que ganan bastante. Lógico. Descubrimos la novedad de que cuando usted le mete la mano en el bolsillo a gente poderosa, se indigna.
–¿Qué va a pasar con la Ley de Caducidad? ¿Es posible su derogación?
–Se está haciendo un plebiscito, lo que realmente está bien, pero no va a solucionar el problema de fondo, que es saber la verdad. Para conocer la verdad necesitamos que los que saben, cuenten. Y si no quieren, no podemos ponerlos arriba de la mesa y torturarlos. En Uruguay hay un pacto de silencio... con ley o sin ley, sin esa voluntad no se va a conseguir la información. Así es como yo lo veo. En el terreno de los principios hay que impulsarlo, por más que los resultados prácticos... (resopla) hay que estar en guardia, para que las expectativas no sean desmedidas.
–¿Cómo se siente con 73 años? ¿Lo preocupa la exigencia de la actividad política?
–Me fue bastante bien la ruleta de los genes, me mantengo, pero biológicamente tengo que pensar que estoy en la puerta de un tiempo de decadencia. Eso también influye en las decisiones que tengo que tomar en cuanto a la candidatura. Es algo que voy a tener que medir.
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