Lun 04.08.2008

EL PAíS  › LLEGó LULA CON UNA MEGADELEGACIóN DE EMPRESARIOS DE SU PAíS Y POSIBLES ANUNCIOS ECONóMICOS

Algunas alegrías que pueden ser brasileñas

La Presidenta y Néstor Kirchner comieron con él anoche y comenzaron a limar las diferencias sobre las negociaciones de comercio internacional. Hoy se agrega Chávez y hay expectativas sobre las inversiones brasileñas en el país.

› Por Fernando Cibeira

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, su marido Néstor Kirchner y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, cenaron anoche en la residencia del embajador brasileño en Buenos Aires en un encuentro en el que esperaban limar las diferencias surgidas en las recientes y fracasadas negociaciones por la liberalización del comercio mundial, donde los dos socios del Mercosur se ubicaron en trincheras opuestas. La propuesta argentina para salir del atolladero es ahora apuntar a un acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, más sencillo y efectivo que la Ronda de Doha que involucra a 153 países. Unificar criterios parecía importante para no empañar la visita de Lula, anunciada como la más importante de los últimos tiempos. En una señal de que ambos países quieren aprovechar el crecimiento que mostraron sus economías en los últimos tiempos, Lula aterrizó junto a una delegación de 264 empresarios, buena parte de su gabinete y se espera que anuncie la llegada de nuevas inversiones y créditos. Por la tarde, a ambos presidentes se les sumará el venezolano Hugo Chávez.

Lula aterrizó en el área militar de Aeroparque a las 19.20, de campera y pantalón clarito. Allí lo esperaba el canciller Jorge Taiana para darle la bienvenida, ya vestido para la cena que compartirían poco después en el Palacio Pereda, sobre la calle Arroyo, la magnífica residencia de estilo francés con que cuentan los embajadores brasileños en Buenos Aires. La visita fue presentada como “histórica” por ambas cancillerías, dado lo ambicioso de la comitiva que acompaña al presidente brasileño. Cuando hoy se agreguen los empresarios brasileños con base aquí, serán 350 los hombres de negocios que compartirán un encuentro con funcionarios y sus pares argentinos, en lo que pretende ser un gesto de fortalecimiento político al intercambio comercial entre ambos países.

Pero cuando se preparó la visita nadie podía imaginar que ambos países arribarían con diferencias notorias justamente en sus cuestiones comerciales. La distancia surgió en la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que se reunió días atrás en Ginebra. De un día para el otro, el canciller brasileño Celso Amorim y Taiana se encontraron defendiendo posturas diferentes. Brasil a favor de cerrar el acuerdo que proponían los países desarrollados, un planteo que a la Argentina –junto a un importante grupo de países emergentes encabezados por India– le seguía resultando insuficiente.

A los funcionarios argentinos les resultan difíciles de entender los últimos movimientos de Lula. “Se nota que quiere jugar en Primera”, decían en Cancillería sobre sus posturas cada vez más amistosas con Estados Unidos y Europa. Y ponían como ejemplo que durante el fin de semana el Palacio Itamaraty hubiera difundido una llamada de Lula a George Bush para unir esfuerzos y no permitir que las negociaciones de Doha fracasen definitivamente. La propuesta argentina, en cambio, es reflotar rápidamente las congeladas negociaciones entre la Unión Europea y el Mercosur para crear un área de libre comercio, un objetivo también difícil por los altos subsidios agrícolas que aplican países como Francia. Pero así y todo ahora aparece más sencillo que insistir con lo de la OMC. Brasil quiere incluir también a Estados Unidos. Con todo, en el Gobierno argentino veían en el entorno de Lula el inicio de una estrategia más “persuasiva” en el afán de que sus socios los acompañen.

A solas

De estas cuestiones comenzaron a discutir anoche Cristina Kirchner y Lula, en la reunión que mantuvieron previo a la cena en la residencia del embajador brasileño. Del ágape participaron también el jefe de Gabinete, Sergio Massa; el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini; y el embajador argentino en Brasil, Juan Pablo Lohlé. Por el lado brasileño estaban el canciller Celso Amorim y el asesor en temas internacionales, Marco Aurelio García. Fue el postergado debut de Néstor Kirchner como “primer caballero”, acompañando a la Presidenta. Kirchner, reacio a los eventos diplomáticos, hizo una excepción por Lula.

Hoy la agenda arrancará a las 10, cuando ambos presidentes hablen en la apertura del seminario “Argentina-Brasil: una alianza productiva clave”. En este encuentro empresarial que se realizará en el Hotel Sheraton habrá paneles divididos por temas y las conclusiones correrán por cuenta de los titulares de las dos principales entidades empresarias: Juan Carlos Lascurain, de la Unión Industrial Argentina (UIA), y Paulo Skaf, de la Federación Industrial de San Pablo (Fiesp). Uno de los objetivos es disminuir el déficit creciente que la Argentina viene mostrando en el intercambio bilateral.

Después, los presidentes mantendrán una reunión en la Casa Rosada y luego partirán raudos al Palacio San Martín, donde almorzarán y darán sus discursos ante un público de diplomáticos y hombres de negocios. Se esperan anuncios de Lula de nuevas inversiones, el otorgamiento de créditos con facilidades para emprendimientos productivos aquí y hasta se mencionó la posible llegada de aviones brasileños para ayudar a la reestatizada Aerolíneas Argentinas.

Aproximadamente hacia el fin del almuerzo debería estar aterrizando en Aeroparque Hugo Chávez para sumarse a un encuentro trilateral que, se especulaba, podría ser en Olivos, aunque la organización era sobre la marcha. Fuentes diplomáticas brasileñas habían dejado trascender la supuesta incomodidad de Lula ante esta aparición del venezolano que, según dicen, no estaba en sus planes. Chávez también se sumó hace poco a una visita que Lula le hizo a Evo Morales en Bolivia.

El formato de trilateral entre los tres principales países del Mercosur fue estrenado durante la reciente cumbre de Tucumán y ya se perfila como un clásico de estos eventos. Luego de haber conseguido el consentimiento del colombiano Alvaro Uribe, Lula espera aquí darle el impulso definitivo a la creación de un Consejo de Seguridad Sudamericano, una iniciativa ambiciosa que va por buen camino. Terminado ese encuentro, Lula se va y Chávez se queda.

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