Jue 28.08.2008

EL PAíS  › UN EX DETENIDO SUPO QUE ESTUVO EN LA ESMA POR EL HALLAZGO DE UNAS INSCRIPCIONES EN UN TANQUE DE AGUA

Marcas que siguen contando historias

Las palabras “De Marco - PC” se encontraron en un tanque de agua de la ESMA. Ernesto de Marco creía que había estado secuestrado en una comisaría, pero reconoció su letra y supo que pasó por el centro clandestino de la Armada.

› Por Adriana Meyer

Las paredes de la ESMA siguen contando la historia del terrorismo de Estado. El equipo de conservadores del Instituto Espacio para la Memoria encontró una inscripción en ese centro clandestino de detención: “De Marco - PC”, que puede leerse en un tanque de agua del sótano del Casino de Oficiales. Ernesto de Marco era militante del Partido Comunista (PC) cuando fue secuestrado en 1978, pero siempre pensó que lo habían tenido cautivo en alguna comisaría porteña. “Eso lo escribí yo, la M es mía, la P también...”, dijo hace una semana cuando le mostraron una foto de la inscripción y entró en estado de conmoción. Los detalles de su cautiverio se volvieron más vívidos cuando volvió a pisar ese sector de la ESMA y recordó que había dejado la marca en el momento en que lo vinieron a buscar, porque pensó que lo liberaban o lo mataban. A partir del hallazgo, la Justicia dictó una medida de no innovar para preservar el lugar y facilitar la tarea de los conservadores.

“En el sector denominado ‘Capuchita’ se están encontrando otras marcas, por eso está cerrado al acceso del público”, explicó a PáginaI12 Ana María Careaga, directora del Instituto. “Nadie puede asegurar que en otras partes no haya más rastros, por lo tanto esta labor de investigación cuidadosa y meritoria debería hacerse en todo el predio”, expresó José Schulman, de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH), organismo que había presentado el hábeas corpus por De Marco.

En marzo de 1978 los trabajadores del Correo intentaban impulsar una serie de actividades en reclamo de aumentos salariales. Ernesto de Marco era el encargado de propaganda de la zona centro del PC y había resuelto técnicamente la realización de un volante que repartirían en una de las acciones “agitativas”. Se encontró con tres delegados en un bar de Corrientes y Maipú para entregarles el panfleto, pero la reunión no duró mucho. A los encargados del local les llamó la atención la presencia del grupo y llamaron a la policía. El tercer compañero llegó tarde a la cita y vio cómo subían al resto a un Falcon sin patente. Fueron separados y durante diez días los interrogaron y los sometieron a simulacros de fusilamiento. A De Marco lo liberaron cerca de Pacheco, con visibles lastimaduras, cerca de un destacamento de la Prefectura. Su suerte no cambiaba: ahí los prefectos lo molieron a palos y lo soltaron en el medio del Delta. Distinta fue la historia para uno de los trabajadores del Correo, de apellido Zadica, porque tocó el timbre en una casa en la que le dijeron: “Acá aparecen muchos como usted diciendo que los asaltaron, pero sabemos lo que pasa, no vamos a dejar que los vuelvan a secuestrar”. Y lo llevaron hasta Capital, donde pudo ponerse a salvo. Al tiempo, los tres volvieron a la militancia.

Hace dos semanas el equipo de especialistas en conservación del Instituto detectó la inscripción en un tanque de agua grande, ubicado en el subsuelo del Casino de Oficiales. Cuando recibieron la llamada del Instituto, en la Liga pensaron enseguida en Ambrosio De Marco, con quien el testigo desaparecido Julio López compartió cautiverio durante la dictadura. Luego se fijaron en las listas de presos y desaparecidos del Partido Comunista y apareció el nombre de Ernesto de Marco. Lo buscaron y lo encontraron manejando un taxi. Ya no milita a nivel partidario, pero sí en organizaciones sociales. Le mostraron la foto de la marca en el tanque y a medida que fue reconociendo su letra fue entrando en shock. De Marco siempre pensó que lo habían llevado a la comisaría 1ra. de la Federal, por eso la conmoción fue enorme cuando Schulman le dijo que esa foto había sido tomada en la ESMA.

A los pocos días fue al centro clandestino ubicado en Núñez, convertido en el Espacio para la Memoria, acompañado por Schulman, Careaga y Graciela Rosenblum. “Estábamos todos conmovidos, era la primera vez que ocurría algo así con un sobreviviente, que recupera parte de su historia de esa manera”, describió Schulman. “Fue muy impactante, reconoció su propia letra”, completó Careaga. De Marco recordó algunos aspectos de su secuestro y cautiverio, que estuvo desnudo y con los ojos vendados, que cerca suyo corría agua, que hizo la inscripción cuando tuvo la certeza de que se acercaba la libertad o la muerte. “Acá me vistieron”, dijo señalando un rincón. No tiene certeza sobre qué elemento usó para dejar su nombre y su filiación partidaria marcada en el tanque, cree que su herramienta puede haber sido la hebilla del cinturón, cuando le entregaron la ropa. El sitio es un antiguo acceso a una escalera que se cerró con la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en 1979, y que conducía a un sector de tanques. Careaga explicó que “era un lugar de paso” y dijo que suponen que a De Marco lo deben haber tenido aislado. “Lo que hacemos con los conservadores son pruebas para la Justicia”, indicó la directora del Instituto al referirse a la medida judicial de no innovar. “Hay que tener muchísima atención, no se van a suspender las actividades del Espacio pero hay que preservar el lugar”, agregó.

En principio los expertos pensaron que PC podría ser cualquier cosa. “Pero no –dice Schulman–, era la marca de un gesto de identidad, como la estrella para el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) o la M para los Montoneros.”

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