“Me pidió que le llevara la maleta. Bueno, yo le hice el favor de llevarle la maleta. Eso fue todo, así de fácil.” El que habla es Guido Alejandro Antonini Wilson. El que le pidió –dice él– que cargara la valija es el ex funcionario kirchnerista Claudio Uberti. La frase fue una de las sorpresas de las famosas grabaciones del juicio que transcurre en Miami, que se pudieron escuchar por primera vez en la audiencia de ayer. Son diálogos registrados por el propio Antonini en su papel de colaborador del FBI. A él mismo se lo escucha pedir dinero a cambio de no contar lo que sabe y que le prometan que no irá a la cárcel. Uno de los arrepentidos que volvió a testificar dijo que Argentina iba a levantar el pedido de captura en su contra.

Las grabaciones hechas por Antonini entre agosto y diciembre del año pasado son pruebas centrales para el fiscal Thomas Mulvihill, quien sostiene que hubo una conspiración de agentes ilegales venezolanos para lograr que el valijero no revelara el origen y destino de los 800 mil dólares que le incautaron al llegar a Buenos Aires. “El gordo” llegó en un jet privado contratado por Enarsa, al que se había subido en compañía del hijo del ex vicepresidente de la petrolera Pdvsa y con autorización de Uberti, ex titular del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi), quien por entonces manejaba las relaciones comerciales con Venezuela.

Parte de la historia del maletín se reconstruye en uno de los diálogos revelados ayer, donde Antonini dice que Uberti le dio el maletín (cuyo contenido supuestamente ignoraba) y Durán le comenta que “el presidente Chávez ya sabe que fue el asistente de Rafael Ramírez (presidente de Pdvsa) el que llevó el maletín hasta el avión”.

Uberti tiene falta de mérito en la causa penal argentina, que instruye el juez Daniel Petrone. Esa situación, de todos modos, está siendo revisada por la Cámara en lo Penal Económico. Hay dos imputados prófugos, que son el ex vicepresidente de Pdvsa Diego Uzcátegui y su hijo Daniel. El principal acusado, con pedido de extradición, es Antonini Wilson, quien por ahora goza de la protección que le confiere ser un testigo estrella en Miami. Allí hay un solo acusado, Durán, y tres hombres que se declararon culpables a cambio de colaborar con el fiscal y obtener una pena reducida. Uno de los arrepentidos, el abogado Moisés Maiónica, continuó su declaración ayer, crucial para el fiscal, quien insiste en involucrar a Venezuela. Maiónica reconoce haber actuado en acuerdo con el gobierno de Chávez para tapar el escándalo de la valija. Ante una pregunta de Mulvihill, declaró que el director de inteligencia, Henry Rangel Silva, fue quien quedó a cargo –a pedido de Chávez– de “evitar que se hiciera de conocimiento público de que el dinero era para la campaña de Cristina Kirchner” y que había salido de Pdvsa. Dijo que para eso hubo una reunión entre Chávez, Rangel y el titular de Pdvsa y ministro de Energía, Rafael Ramírez. Planeaban, agregó, “darle una defensa a Antonini y todas las comodidades para que la información no se hiciera pública”.

“Había garantía de los gobiernos de Venezuela y Argentina de que Antonini no iría a prisión”, afirmó Maiónica. “El propósito era centrar el problema en Argentina, que Antonini contratara un abogado y tuviera allí su defensa (...). Los gastos los pagaría el gobierno de Venezuela a través de Pdvsa”, detalló ante el jurado. Luego contó que supo por funcionarios venezolanos que “iban a levantar el pedido de captura a Antonini y que se iba a tratar como una simple falta, se le aplicaría una multa”.

Este abogado declarado culpable hizo gala de un gran conocimiento del episodio en Aeroparque y atribuyó el hallazgo de los 800 mil dólares a un “error de logística”. Explicó que “alguien debía estar esperando” en Buenos Aires para que el maletín eludiera los controles “pero como el avión llegó tarde (señaló seis horas de demora), no había nadie”. “Fue un error de Rafael Ramírez, Claudio Uberti y Diego Uzcátegui”, sostuvo.

En una conversación, Durán alude a las elecciones de octubre y le dice a Antonini que “hay un riesgo si Cristina no gana, hay que asumir ese riesgo (...), si no gana las elecciones te van a dar duro, con un bate”. “Si hablo –presiona el valijero– todo el mundo va a ir a prisión.” A lo que Durán le retruca que él es el único que corre riesgo de ir preso. Allí también habla el abogado argentino Guillermo Ledesma, quien, según la cinta, le sugiere hacer una “presentación voluntaria”. “¿Quién me garantiza eso (no ir preso)?”, insiste Antonini. “Kirchner y Chávez”, promete Ledesma. Pero el hombre de la valija pide más: “Hoy la única arma que tengo es la verdad. Me dicen que esto es un desastre político. (...) Necesito que el gobierno venezolano me dé una garantía, me dé algo para el bien de mi familia”. Habla de al menos un millón de dólares. “Dime a qué cuenta”, le ofrece Durán. Más allá de las responsabilidades de Durán que evalúe el jurado, queda claro que cada frase de Antonini tuvo un sentido en los diálogos que él mismo grabó.