EL PAíS › EL PROCESO POR EL CASO DE ANTONINI WILSON EN ESTADOS UNIDOS TUVO REPERCUSIONES EN LOS TRIBUNALES PORTEÑOS
› Por Raúl Kollmann
Las audiencias del juicio en Miami tuvieron ayer una doble repercusión en el expediente argentino de la valija de Guido Alejandro Antonini Wilson. Por un lado, el juez Daniel Petrone reiteró a la Justicia norteamericana el exhorto, ya enviado en diciembre pasado, en el que se pide una copia de las grabaciones hechas por el FBI y “El Gordo” Antonini Wilson. La Justicia de La Florida nunca lo contestó y menos aún el pedido de extradición del valijero por el delito de lavado de dinero y contrabando agravado. Por otro lado, el abogado Guillermo Ledesma, que fue grabado por el empresario venezolano, pidió declarar en la causa argentina. Lo hará el martes próximo. El 25 de este mes, a su vez, habrá una audiencia ante la Sala B de la Cámara en lo Penal Económico. Allí se tratará el planteo de los fiscales Mariano Borinsky y María Luz Rivas Diez, que apelaron la decisión de Petrone de dictar la falta de mérito al ex funcionario que subió a Antonini al avión: Claudio Uberti. Borinsky y Rivas Diez sostienen que debe ser procesado como partícipe necesario del delito de contrabando agravado.
De la causa que se tramita en Comodoro Py parece surgir con cierta nitidez que Antonini ya era un agente del FBI cuando llegó a la Argentina con los 800.000 dólares. Es que no bien se pidió su extradición, en agosto de 2007, se puso en marcha el expediente de Miami en el que se investiga un delito mucho menor: si los íntimos amigos de toda la vida de Antonini eran o no agentes registrados de Venezuela. De inmediato “El Gordo” pasó a ser un testigo protegido y el fiscal Tom Mulvihill llegó a afirmar que Antonini no sabía que traía los 800 mil dólares en la valija, algo que está absolutamente probado en la causa argentina. Antonini dijo que la valija era suya, después trató de eludir a la Policía de Seguridad Aeroportuaria y la Aduana diciendo que traía libros, luego papeles, más tarde admitió que había 20 mil dólares y cuando le ordenaron abrirla se encontraron con los 800 mil y admitió que el maletín era suyo. Por esta razón es que Borinsky y Rivas Diez acusaron al “Gordo” de contrabando agravado y reclamaron su extradición.
En julio pasado, el juez Petrone dictó la falta de mérito para Uberti. El magistrado tomó en cuenta que efectivamente invitó a Antonini a subir al avión privado que trajo al país a Antonini y a otros funcionarios venezolanos y argentinos, pero sostuvo que no hay ninguna prueba que demuestre que el ex funcionario sabía lo que traía Antonini en la valija. Además, para el juez, Uberti y Antonini se conocían poco y nada, al punto de que su primer contacto habría sido el día anterior al viaje. Los fiscales apelaron esta resolución de Petrone con un texto de 70 páginas y en la audiencia del 25 se expondrán las posiciones de la defensa y la fiscalía.
La Sala B tiene fama de dura y tendrá que pronunciarse sobre tres cuestiones:
n Si el ingreso de dólares sin declarar al país es –como dicen los fiscales– contrabando agravado, algo mucho más grave que el lavado de dinero. Con otra composición, esa misma sala tiene un pronunciamiento anterior que sostiene que las divisas no son mercancías y, por lo tanto, no se trata de contrabando. En los pasillos de Tribunales apuestan a que, esta vez, Marcos Grabivker y Carlos Alberto Pizzatelli se pronunciarán por contrabando agravado. Roberto Hornos se opondría a esa calificación.
n Si en el caso particular de Antonini hubo contrabando o no. Esa figura requiere de engaño. Hay magistrados que afirman que el engaño implica un doble fondo en una valija y que no incurre en contrabando quien omite decir lo que lleva adentro. En el acta hecha por la PSA y la Aduana, por ejemplo, dice que no hubo engaño.
n El papel de Uberti. Los fiscales insisten en que hay evidencias de que el funcionario sabía que el dinero venía en la valija y que ayudó a Antonini subiéndolo al avión. La defensa de Uberti, a cargo de Diego Pirota, niega que el funcionario haya tenido complicidad con el valijero. Es más, argumenta que de diez viajes entre Venezuela y la Argentina, ocho se hicieron con aviones privados venezolanos y que la gente de Pdvsa invitaba a viajar a los funcionarios argentinos. Los argentinos –sostiene Uberti– no podían negarle el pedido –hecho por Diego y Daniel Uzcátegui, de Pdvsa– de traer a Antonini.
En el código argentino el partícipe necesario de un delito tiene la misma pena que el autor, de manera que Uberti podría afrontar el peor de los escenarios: que la Sala B considere que el delito fue contrabando agravado, que Uberti participó y, en ese caso, tal vez se disponga su detención. Como el fallo de la Cámara requerirá mucho fundamento jurídico y evaluación de los hechos, es muy probable que los camaristas se tomen un buen tiempo para decidir.
Las grabaciones que se escucharon estos días en Miami ya fueron pedidas por los fiscales y el juez en diciembre pasado. En algún momento la Justicia norteamericana deslizó que podría entregar documentación después del juicio de La Florida, pero los fiscales dieron por no contestados los exhortos. Lo mismo opina el juez Petrone, que ayer reiteró el pedido a la fiscalía de Miami.
Lo que se escuchó en Miami produjo la reaparición en la causa argentina del ex camarista Guillermo Ledesma, que fuera convocado a Estados Unidos para tratar la defensa de Antonini en el expediente instruido por Petrone. Ledesma ya había sido citado en su momento, pero se amparó en el secreto profesional. Esta vez parece más dispuesto a dar explicaciones. Según ha dicho por radio el ex camarista, Antonini le dijo que Uberti le dio la valija, que nunca se habló de que el dinero fuera para la campaña electoral de Cristina Fernández de Kirchner y que él no le aseguró a Antonini que su libertad estaba garantizada por Néstor Kirchner y Hugo Chávez. Habrá que ver si estos dichos los mantiene en su declaración del martes.
Para el Gobierno, que Antonini diga que la valija se la dio Uberti tiene su lógica: “Si el Gordo Valor y la Garza Sosa son sorprendidos con 800 mil dólares del robo de un banco, obviamente van a decir que el dinero no es de ellos y que no proviene de un robo. Es lo mismo que Antonini y sus amigos, todos venezolanos que viven en Miami y se hicieron multimillonarios con negocios de corrupción en Venezuela. No van a decir que la plata viene de la corrupción y un robo de ellos, se lo achacan a la política argentina. Y lo concreto es que nosotros detectamos el dinero, se incautó, se está pidiendo la extradición del que la traía, mientras la Justicia norteamericana y el FBI lo tienen guardadito”, le dijo a PáginaI12 un alto funcionario de la Casa Rosada.
Lo concreto es que hoy en día para la Justicia argentina Antonini está prófugo y con orden de captura internacional, igual que Diego y Daniel Uzcátegui. La suerte de Uberti se decidirá a partir del 25 de septiembre.
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