Mar 08.10.2002

EL PAíS  › EL PT NO PERDIO UN INSTANTE Y LANZO LA CAMPAÑA PARA LA SEGUNDA VUELTA

Lula quiere jugar hasta los 120 minutos

Solo horas después del recuento de votos que le dio el 46 por ciento y la victoria en primera vuelta sobre José Serra, Anthony Garotinho y Ciro Gomes, el candidato del Partido de los Trabajadores exhortó a la militancia a trabajar a “100 por hora”. Lo único que salió de la campaña fue la promesa de ayudar a la Argentina como base del Mercosur.

› Por Martín Granovsky

Abrazó a José Genoino, el candidato a gobernador de San Pablo, y dijo riendo: “Miren a estos tipos; son mejores que la selección de fútbol”. Y después de poner el triunfo del PT en una segunda vuelta como algo igual de seguro que el pentacampeonato de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva dijo su frase de vecino: “Vamos a ayudar a la Argentina”. Uno de los presentes en su anuncio susurró que la ayuda debería darse exportando al PT, pero Lula hablaba de la salida económica y la negociación del ALCA.
El candidato del Partido de los Trabajadores convirtió una conferencia de prensa en un hotel de la zona de Jardins, la más elegante de San Pablo, en el verdadero acto de lanzamiento de la campaña para el 27 de octubre.
La ayuda a la Argentina, definida como “la segunda economía del Mercosur”, apareció dentro del objetivo de “recuperar el Mercosur, ganar a Chile y a Venezuela y lograr que el Mercosur no sea una estructura eminentemente comercial”. Para que no queden dudas de cuál es el interés específico de Brasil en esa reconstitución, Lula dijo que un Mercosur fortalecido “debe ser el instrumento para negociar el ALCA con los Estados Unidos”. Es decir: si la Argentina necesita a Brasil como un gran socio económico, Brasil necesita a la Argentina para aumentar su capacidad de negociación política internacional, sin fisuras frente a los Estados Unidos.
Cuando lo consultaron, sin precisiones, por presuntas diferencias sobre el Mercosur dentro de la coalición triunfante, Lula dijo que si hay algo sobre lo que no hay diferencias es sobre ese tema. Recordó otra vez cuando preguntó a Fernando Henrique Cardoso por qué no había devaluado en coordinación con la Argentina, y repitió que Cardoso le había comentado el terror de Carlos Menem a salir del uno a uno. Y volvió a su anuncio: “Haremos todo lo posible por ayudar a la Argentina”.
Lula apareció en el hotel media hora después de la convocatoria, a las once y media, ya sin la chomba azul del domingo a la noche sino con el traje negro que terminó siendo su uniforme de candidato.
“Estábamos para jugar 120 minutos y van solo 90”, dijo, y fue ahí que nombró a su selección. Con Genoino estuvo particularmente cálido. El candidato a gobernador empezó su campaña con solo el 4 por ciento de intención de voto, y terminó segundo, con el 32 por ciento y desplazando al viejo político conservador Paulo Maluf, que es como una suma de Vicente Saadi, Carlos Juárez, los Sapag o los Romero Feris pero en un estado gigantesco como San Pablo.
“Nunca vi una sonrisa como la de este tipo”, dijo Lula. “Genoino parecía un chico con un juguete nuevo.” También nombró a José Alencar, su candidato a vicepresidente. “Me decía que no quería que terminara la campaña porque le gustaba estar en la calle, y hemos querido complacerlo llegando al segundo turno”, dijo.
Cuando una periodista le preguntó si estaba desanimado por no haber ganado en la primera vuelta, Lula dio vuelta la pregunta y le preguntó a ella si estaba desanimada. Antes, José Dirceu, presidente del PT y la gran muñeca para el futuro, dijo que ahora faltaban solo 20 días, “menos que cuando empezamos la campaña”, y anunció el programa de entrevistas para buscar alianzas con vistas al ballottage. Tal como anticipó ayer Página/12, con la información sobre el apoyo del cuarto en el ranking, Ciro Gomes, Dirceu dijo que Lula había tenido una buena conversación telefónica y se aprestaba a abrochar un acuerdo en una charla personal hoy. Lo mismo con Anthony Garotinho. Ayer, el ex gobernador de Río de Janeiro dijo que condicionaría su apoyo a que Lula se desprendiera de la derecha, un gesto destinado a marcar distancias de José Alencar. Pero asesores de Lula comentaron anoche a este diario que la victoria de la mujer de Garotinho, Rosinha, en las elecciones para la gobernación de Ríode Janeiro, pondrían al evangelista más relajado a la hora de la negociación. Dirceu dijo también que había establecido contacto con Miguel Arraes y Leonel Brizola, los más viejos socialdemócratas de Brasil, y con los ex presidentes Itamar Franco y José Sarney.
“No vamos a dejar de conversar con nadie”, dijo Lula. “Con nadie.” El candidato estableció su discurso de campaña y su argumento para la política de alianzas: “El 76 por ciento de los brasileños votó contra este modelo económico”, dijo dejando en su análisis solo y aislado al candidato oficialista José Serra. “Vamos a trabajar con cariño, con ternura, con programas, para sumar a los que se oponen al modelo neoliberal”, dijo Lula.
Como el domingo a la noche, cuando habló a los visitantes de América latina, el candidato del PT marcó “tres momentos extraordinarios” que llevaron a la victoria:
- El congreso de Olinda, “cuando fijamos las directrices programáticas y la política de alianzas para dejar de ser el partido del 30 por ciento”.
- La contratación de Duda Mendonça, aunque algunos pensaron en ese momento que era “como si Ronaldinho hubiera cambiado inesperadamente de club”.
- La elección de Alencar como candidato a vice.
Quedó claro, también, que a Lula no lo entusiasman los debates televisivos. Es que ahora no le alcanza con no bajar, como en la última discusión previa a las elecciones del primer turno, sino que necesita subir. “Cuatro debates necesitan cuatro días de concentración antes del debate, y entonces no se puede hacer campaña”, dijo. Recordó que “los compañeros socialistas franceses” le dijeron que estaban arrepentidos de no haber sacado a su líder Lionel Jospin más a la calle en lugar de concentrarlo tanto en la televisión. “Yo quiero que nuestra militancia siga a 100 por hora”, dijo. Según Lula, no existe ningún nivel de diferencia interna dentro del PT. “El partido tiene un gran defecto: es muy democrático”, dijo. “Cuando discutimos hay A, B o C, pero una vez que tomamos una decisión todos somos A.”
Preocupado por desdramatizar el alza del dólar y la caída de la bolsa, dijo que tal vez el mercado no quiera segunda vuelta, pero los brasileños sí la quisieron. Comparó el triunfo del centroizquierda en Brasil con otras experiencias. Contó que los mercados también se pusieron nerviosos cuando Tony Blair ganó en el Reino Unido y Gerhard Schröder en Alemania. “Solo queremos darles a los empresarios la posibilidad de ganar dinero produciendo zapatos, autos, ropa o comida, bajando la tasa de interés, porque se terminó la época del dinero fácil”, dijo Lula.
Después vinieron los aplausos, los brazos en alto, los puños unidos saliendo de los trajes negros. La escenografía para la segunda vuelta.

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