Un noviembre movido tendrá la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, con salidas diarias al Gran Buenos Aires y el interior del país, con viajes a Estados Unidos, Chipre, Argelia, Libia y Egipto y la visita de los presidentes de Bulgaria y México.

Para esta semana la agenda marca tres incursiones en el conurbano, un viaje a Misiones, otro a Mar del Plata y otro a Bahía Blanca. Mañana a las 16 hará un acto en Merlo con el intendente Raúl Othacehé y al día siguiente irá a la localidad misionera de Andresito donde compartirá escenario con el gobernador Maurice Closs.

El miércoles volverá al oeste del Gran Buenos Aires, a Moreno, donde la espera otro intendente de la vieja guardia peronista, Andrés Arregui. El jueves irá a Escobar y el mismo día volará a Mar del Plata para inaugurar el festival de internacional de cine, como ya lo ha hecho otros años, aunque ahora por primera vez como Presidenta. Cerrará la semana con un viaje a Bahía Blanca el viernes.

El lunes 10 volverá otra vez al oeste del Gran Buenos Aires, esta vez a Hurlingham, donde manda Luis Acuña. La particularidad es que desde esta ciudad hará tres teleconferencias con otros lugares de la provincia de Buenos Aires. La primera será con el intendente de Mar Chiquita, Jorge Paredi, y el subsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda, Luis Bontempo. La segunda teleconferencia será con el intendente de Pilar, Humberto Zuccaro, y el secretario de Obras Públicas, José López. Y la tercera con Chascomús, donde estarán el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y la intendenta radical Liliana Denot.

Desde ese mismo lunes y hasta el miércoles 12 visitará el país el presidente de Bulgaria, Georgi Parvanov, con quien la Presidenta, en el marco de su política exterior de expandir las relaciones con países de poca tradición vincular con la Argentina, firmará una serie de acuerdos.

Ni bien Parvanov termine su visita la Presidenta también dejará Buenos Aires rumbo a Washington, donde estará el viernes 14 y el sábado 15 invitada por el presidente George W. Bush para analizar salidas a la crisis financiera internacional. El encuentro será de los presidentes y ministros de Economía de los países que integran el G-7 y otras 13 naciones de economías emergentes. El viernes habrá una cena de honor brindada por Bush a sus invitados y el sábado será la reunión de trabajo.

Esa misma noche, la Presidenta partirá de Estados Unidos hacia Argelia para comenzar su gira por el norte de Africa. En ese país se reunirá con el presidente Abdelaziz Bouteflika. El 19 y 20 estará en Egipto, donde se verá con el presidente Hosni Mubarak. Y terminará el viaje en Libia, donde el sábado 22 se entrevistará con el ya histórico líder Muammar Khadafi, a punto de cumplir 40 años en el poder.

En su periplo africano la Presidenta viajará acompañada por una numerosa delegación de empresarios, en línea con la estrategia oficial de diversificar aún más los países donde colocar los productos argentinos y profundizar el vínculo con los que ya son importantes importadores y que no se encuentran entre los principales afectados por la crisis financiera internacional. No sólo irán los ejecutivos de las compañías más fuertes, sino que en otro avión viajará una delegación de pequeños y medianos empresarios.

En medio del recorrido por Africa, la Presidenta hará una escapada a Chipre, donde se reunirá con el presidente Tassos Papadopoulos, se encontrará con las tropas argentinas que integran los Cascos Azules y visitará la comunidad de San Egidio, una entidad católica comprometida con la defensa de los derechos humanos, con cuyas autoridades CFK ya se había entrevistado en junio en Roma.

La Presidenta pisará nuevamente tierra argentina casi al mismo tiempo que el presidente de México, Felipe Calderón, que estará aquí entre el 23 y el 25 de noviembre. El Gobierno le asigna gran importancia a la relación con Calderón, luego del frío que imperó en el vínculo con México durante la presidencia de Vicente Fox. Como se ve, de Merlo a Trípoli, de Moreno a Washington, la Presidenta tendrá que enfrentar una variedad de paisajes y realidades, tan distintos entre sí como sus interlocutores, desde Othacehé a Bush y Khadafi.