EL PAíS › EL EX AGENTE DE INTELIGENCIA QUE ACTUó EN EL BATALLóN 601 ERA DOCENTE DE LA ESCUELA DE GUERRA
Julio Cirino, quien fue detenido hace dos semanas por su participación en la represión ilegal, dio clases en la Escuela de Guerra. Compartía el directorio de la Fundación Tocqueville con el almirante Guillermo Delamer, asesor de la Armada.
› Por Nora Veiras
El agente de Inteligencia del ex Batallón 601 Julio Cirino, detenido hace dos semanas por su actuación durante la dictadura, se recicló en democracia como analista y asesor en temas de seguridad y de política internacional. Para darse lustre armó o se integró a distintas fundaciones con pretensiones académicas. En una de ellas, el Centro Alexis de Tocqueville, quedaron al descubierto sus estrechos vínculos con la Marina. El vicepresidente de ese centro es el almirante retirado Guillermo Delamer, asesor de la Armada con oficina en el ex Centro de Estudios Estratégicos, Reconquista 385. Delamer fue contratado como analista por el director de la Escuela de Guerra Naval, capitán de navío Raúl Francisco Viñas, ex secretario privado del jefe de la Armada, Jorge Godoy.
El centro De Tocqueville realizó varios trabajos sobre estrategia y geopolítica para el ex jefe de la Armada Edgardo Joaquín Stella y para el propio Godoy. Antes de dejar la actividad el 1º de febrero de 2002, Delamer se desempeñó como director de la Escuela de Guerra y de Instrucción Naval. Desde ese cargo, el almirante introdujo a Cirino como profesor en la Escuela de Guerra. Hacía años que los uniformes no le eran ajenos a Cirino, quien había sido personal civil de Inteligencia del Ejército y actuó como enlace con la Embajada de los Estados Unidos. La semana pasada, el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, hizo pública la denuncia sobre la aparición del nombre de guerra de Cirino, Jorge Contreras, en documentos desclasificados por los EE.UU. A partir de esa prueba, el juez federal Ariel Lijo ordenó la detención del ex integrante del Batallón de Inteligencia 601.
La noticia impactó en las oficinas del Edificio Libertad. El “profesor” Cirino era un habitué de los cónclaves organizados por los marinos. En la mesa directiva del Centro Alexis de Tocqueville aparece otro de los amigos del almirante Godoy: el economista Agustín Monteverde. En el 2006, el jefe de la Armada le otorgó el grado de capitán de fragata “por su identificación con los valores y principios de la institución”. Entre los directores se destacan también Martha Elena Zarif, psicóloga, que colaboró con la Escuela de Guerra Naval y realizó trabajos para la secretaría general naval, y Mario Baizán, ex integrante del staff de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) durante el menemismo.
Por si quedaba alguna duda sobre las vinculaciones de Cirino con los Estados Unidos, en una de las pocas páginas web del Centro de Tocqueville que sobrevivió a la detención de su mentor aparece como presidente del Comité Consultivo Internacional Norman Bailey. Bailey es un hombre del Departamento de Estado especializado en Cuba y Venezuela, fue asesor del subsecretario John Negroponte, un representante de la ultraderecha republicana. Con ese sector los contactos de Cirino eran más que estrechos: en octubre de 2006 organizó un encuentro reservado con Roger Noriega, ex secretario de Estado para América latina y algunos pocos invitados especiales, entre los que se destacaban figuras del Partido Popular de España y de la derecha chilena.
El ex secretario general naval en 2000, durante el gobierno de la Alianza, Carlos Carbone, quien llegó a ser jefe de la Casa Militar en la gestión de Eduardo Duhalde, es otro de los contactos de Cirino. Carbone integra el grupo de los altos oficiales de la Armada retirados pero recontratados por la fuerza. Hay 115 almirantes o capitanes de navío en esa situación. La relación no es menor teniendo en cuenta que la diferencia entre el retiro y la actividad se traduce en unos 7000 pesos. Muchos de ellos habían recalado en el ex Centro de Estudios Estratégicos como Delamer. Después de que PáginaI12 revelara que el contraalmirante Roberto Pertusio, detenido en su casa por delitos de lesa humanidad, figuraba en el CEA como asesor de Godoy, el Ministerio de Defensa reformuló esos supuestos institutos de investigación. Sin embargo, en la práctica no son pocos los hombres de mar que siguen usando edificios, teléfonos y computadoras para alimentar esos think tanks de la ultraderecha.
Hasta que una delegación de la Policía Federal lo detuvo y el juez lo destinó al penal de Marcos Paz, Cirino se codeaba no sólo con marinos, sino también con la flor y nata de PRO. Como publicó este diario el domingo último, el jefe de Gabinete de Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, y los diputados Eugenio Burzaco y Esteban Bullrich compartían el staff de la Fundación Pensar, otro de los anclajes del PCI devenido hombre de consulta. Cirino, quien había sido asesor del Ministerio de Defensa durante el menemismo, aparecía también como columnista del programa de Malú Kikuchi Caja de Pandora, tribuna de doctrina del repudio a los juicios por delitos de lesa humanidad.
La luz sobre la actuación de Cirino durante la dictadura y sus vínculos en democracia abrió un camino todavía no explorado. El descubrimiento de los nombres de cobertura de los espías puede seguir deparando sorpresas más allá de la dictadura.
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