“La gira constituyó una apertura comercial y política hacia una región con la cual existen intereses similares por tratarse, como la nuestra, de economías emergentes”, expresó con satisfacción Cristina Fernández de Kirchner a la hora de hacer un balance de su recorrido por el norte de Africa. En el último día de la gira por esa región, la Presidenta firmó acuerdos de cooperación con el primer ministro de Libia, Al Baghdadi Alí Al Mahmoudi, en las áreas de agricultura, campo nuclear, investigación científica y uso del espacio aéreo. Un rato antes, en la mañana de Trípoli, inauguró un seminario conformado por empresarios argentinos y libios.

La audiencia con Al Mahmoudi se llevó a cabo en el Palacio de Gobierno. La Presidenta concurrió acompañada de su comitiva, integrada por el canciller Jorge Taiana; los ministros de Planificación, Julio De Vido; y de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao; el gobernador de Entre Ríos, Sergio Uribarri; y el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi; entre otros funcionarios.

El encuentro no hizo más que certificar las coincidencias expresadas en la entrevista que mantuviera, anteayer, con el líder libio Muammar Khadafi. Los dos mandatarios habían coincidido en la necesidad de fortalecer el vínculo comercial entre ambos países frente a los avatares de la crisis financiera. Acto seguido, Cristina Fernández propuso las distintas áreas en las cuales profundizar el intercambio. Sus sugerencias fueron tomadas al pie de la letra por Al Mahmoudi, mano derecha de Khadafi, al tiempo que se incorporó un acuerdo de cooperación en materia aduanera para que se limiten las restricciones a los empresarios de uno y otro país.

En referencia al saldo de su visita a Libia, la Presidenta afirmó que “la reunión que mantuve con el líder Khadafi y hace instantes con el primer ministro, la firma de importantes convenios en materia de cooperación cultural, tecnológica, nuclear agrícola y comercial, nos dan cuenta de la importancia que le asignamos y que le asigna Libia a esta relación”. “Se abre una puerta muy grande como en Argelia, Túnez y Egipto”, aseguró.

Luego de haberle expresado, en persona, su admiración “juvenil y generacional”, CFK volvió a elogiar a Khadafi en su encuentro con Al Mahmoudi. Esta vez, optó por comparar su historia política con la del líder de la revolución de Libia, tal es el nombre oficial de su cargo, que el año que viene cumplirá 40 años en el poder. Le expresó al primer ministro que “yo y el líder de su nación (Khadafi), hemos sido militantes políticos desde muy jóvenes, hemos abrazado ideas y convicciones muy fuertes con un sesgo fuertemente cuestionador al status que siempre se quiere imponer para que nada cambie y nada pueda transformarse”.

Luego de finalizar la ajetreada y última jornada de su gira de nueve días, CFK se explayó largo y tendido sobre lo que deja en el tintero su primera visita al continente africano. Afirmó estar “muy contenta por una gira que trae muy buenas perspectivas de negocios” y agregó: “No puedo menos que felicitarme por tener la idea de realizar esta gira acompañada por empresarios”. Puntualizó que “el objetivo por el cual nos hemos movilizado, Gobierno y empresarios, tiene que ver no sólo con una necesidad de cualquier hombre de negocios de explorar nuevas posibilidades. Tiene el objetivo político de aunar esfuerzos sur-sur”. Enfatizó, además, que “estos resultados comprueban la necesidad que tenemos de trabajar articuladamente el Estado y los empresarios en la apertura de nuevos mercados”.

Por la mañana, la Presidenta ofreció el discurso de inauguración del seminario titulado “Oportunidades de Comercio, Negocios e Inversiones entre Argentina y Libia”. Allí, se encontró por primera vez en el día con el primer ministro, quien la recibió junto al canciller Abderramán Mohamed Shalgam. Los esperaban alrededor de 250 empresarios argentinos y libios que asistieron al seminario organizado por la Cancillería argentina. Entre ellos, concurrieron un grupo de empresarios de la Pequeña y Mediana Empresa (Pymes); Norma Boero, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (Conea) y el gerente general del Invap, Héctor Otheguy.

Los temas del discurso de Cristina Fernández fueron los que atravesaron de punta a punta la gira presidencial: la crisis financiera y sus repercusiones en la economía real, las oportunidades en juego para que los países emergentes refuercen los vínculos entre sí y la situación interna de la Argentina frente a los malos augurios provenientes de Wall Street. La Presidenta reconoció que “sería ingenuo pensar que algún país podrá no ser alcanzado por la crisis”, pero sostuvo que “la solidez alcanzada por nuestro país en estos años y las nuevas alianzas con países sursur constituyen una alternativa válida para sostener el nivel de actividad y el crecimiento del empleo”. En sintonía con la visión expresada en los días de reunión del G-20, se refirió al estallido financiero como “un momento de devastación de los centros económicos mundiales”, al tiempo que se manifestó “convencida de que las economías del sur-sur puedan ser el espacio político, social y cultural que contribuya al surgimiento de un nuevo modelo que articule nuestras economías”.

Entre su participación en el seminario y el encuentro con el primer ministro, la Presidenta se hizo un espacio para conocer a Aisha Muammar Khadafi, hija del veterano líder, en la Fundación Wa’Atassimo. Horas después, emprendía la vuelta luego de una larga gira que tuvo un tramo final de cinco días intensos en el norte de Africa.