EL PAíS › GRAVE DENUNCIA DURANTE EL DEBATE SOBRE EL PRESUPUESTO DE SALUD
› Por Eduardo Videla
Una licitación de equipamiento hospitalario convocada por el gobierno porteño tiene un sospechoso acento italiano. Es que en un proyecto para la compra de tomógrafos, resonadores magnéticos y otros equipos de tecnología médica por un total de 155 millones de pesos, apareció curiosamente la marca de un equipo –algo inusual en un proceso que se pretende transparente– producido y comercializado por una compañía italiana. Y como resultado de la licitación, quedó en carrera sólo una empresa, italiana, socia de la primera. La denuncia fue formulada ayer por el diputado Aníbal Ibarra durante la audiencia en que el ministro de Salud, Jorge Lemus, informó a la Legislatura sobre el presupuesto que pretende en 2009 para su cartera. Lemus no tuvo respuestas para la denuncia y prometió averiguar si existió un arreglo previo, como parecen indicar las evidencias. Además, prometió resolver el año próximo el abastecimiento de insumos a los hospitales a partir de la informatización de las farmacias y anunció el plan Cobertura Porteña, que incluye la credencialización de todos los usuarios del sistema. Su exposición hizo agua en algunos puntos, como cuando no pudo justificar la magra asignación de 624.000 pesos para el futuro hospital de Villa Lugano, cuya primera etapa prometió inaugurar en un mes. Y los apenas 650 mil dedicados al programa de adicciones, que se limita a “procesos de desintoxicaciones agudas”.
Durante cinco horas de exposición, preguntas y asperezas, quedó claro que Lemus es un hombre con buenas intenciones pero cuya función tiene una dependencia casi patológica con el Ministerio de Hacienda, conducido por Néstor Grindetti. Es que en casi un año de gestión, ni siquiera consiguió financiamiento para nombrar los 456 enfermeros y enfermeras que ya estaban designados: sólo consiguió presupuesto para 295, en un sistema donde el déficit de personal de enfermería llega a los 3000. Tampoco le han dado participación en la reorganización de la obra social de los empleados porteños, protagonismo que sí tiene Grindetti, según quedó claro en la audiencia.
Lemus, no obstante, destacó que el presupuesto para Salud será en 2009 de 3340 millones, un 10 por ciento más que en 2008. Representa el 19,7 por ciento del total de la ciudad, “con lo que se quiebra una tendencia al descenso”.
El tedio de la exposición se quebró cuando Ibarra (Diálogo por Buenos Aires) hizo referencia a la licitación del equipamiento médico, que está en marcha. Recordó que cuando desde el Ejecutivo se envió un proyecto para pedir autorización legislativa para endeudarse en 155 millones de pesos para la compra de equipamiento médico, “en el anexo del proyecto, en la nómina de los equipos, había tres tomógrafos de 16 canales de la marca G Scan”. Esa marca, sostuvo Ibarra, es producida y comercializada por la firma italiana E Saote. “Llegué a esa conclusión mediante el simple recurso de buscar información en Google”, argumentó.
La observación del diputado hizo que en aquel momento, cuando se aprobó la ley, se sacara el nombre de la marca. Pero tiempo después, el 15 de octubre último, cuando Lemus fue a la Legislatura a dar un informe, Ibarra quiso saber si a esa licitación se había presentado una empresa italiana. “Se presentaron cinco empresas”, respondió Lemus, sin dar más precisiones. Una semana después, el procurador Pablo Tonelli emitió su dictamen sobre esa licitación: se habían presentado cuatro empresas, de las cuales una se retiró antes de ser evaluada y otras dos fueron descalificadas porque presentaron de manera incompleta la documentación que se les exigía. ¿Cuál quedó? La italiana Inso Sistemi per le Infrastru-tture Sociale. “Otra vez Google me permitió saber que esta empresa es socia de E Saote en emprendimientos en Italia, Chile y Uruguay”, dijo Ibarra. Las empresas descartadas son Bionuclear SA (la que se retiró), Air Liquid Argentina y Frenesius Medical.
Aunque aún no se hizo la adjudicación, Ibarra denunció que “se trata de una licitación arreglada de antemano”. Lemus manifestó desconocimiento acerca de este proceso, por lo cual el legislador le sugirió que “averigüe, no sea cosa de que usted quede involucrado en una situación irregular”.
El ministro hizo un detalle de las obras previstas en hospitales y centros de salud; anunció la finalización del proceso de informatización de farmacias de hospitales, y definió que el 60 por ciento de las compras de insumos serán centralizadas, aunque sólo abarcarán 2500 productos. Otros 13.000, más específicos, serán comprados por cada hospital.
Diego Kravetz, del Frente para la Victoria, le hizo reconocer a Lemus, a fuerza de repreguntas, que hasta esta semana había ejecutado sólo el 40 por ciento del presupuesto en bienes de uso (equipamiento y construcciones) y el 66 por ciento en insumos. A partir de lo que consideró una “subejecución presupuestaria”, Kravetz volvió a pedir la renuncia de Lemus. El ministro, entonces, le contestó con una ironía: “Por las veces que usted pidió mi renuncia, deduzco que hay una subejecución de éxito en su propuesta, ya que hace un año que lo reclama y todavía no he renunciado”. Kravetz lo acusó entonces de ser “un ministro de morondanga”.
El debate pudo recuperarse de ese incidente cuando Diana Ma-ffía (ARI) comprometió a Lemus a debatir “una reglamentación para actuar en los casos de aborto no punible, la principal causa de muerte materna en la ciudad”.
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