EL PAíS › UN ANALISIS DE LAS ELECCIONES DEL AÑO QUE VIENE
El oficialismo mantiene la ventaja, pero los encuestadores creen que sus diferencias van a bajar. Los frentes de la oposición, la batalla bonaerense y el misterio de si esta votación será nacionalizada o tendrá resortes estrictamente locales.
› Por Raúl Kollmann
Lo lógico parece ser que el oficialismo consiga más votos que las otras alternativas, pero las diferencias que va a obtener son más reducidas que antes. La oposición todavía no va camino a la unidad y se pueden ver dos bloques, la Coalición Cívica-UCR-Luis Juez en Córdoba, por un lado, y el peronismo no K por el otro. La madre de todas las batallas estará en la provincia de Buenos Aires, donde el Frente para la Victoria sigue siendo la expresión más fuerte, aunque tiene complicado el interior provincial. En la Capital, el macrismo es favorito. Hay discrepancias sobre si la elección tendrá un carácter nacional o los motivos de votos serán locales. Todos estos diagnósticos e interrogantes fueron abordados por seis de los más conocidos consultores políticos de la Argentina: Manuel Mora y Araujo, de Ipsos-Mora y Araujo; Enrique Zuleta Puceiro, de OPSM; Sergio Berenstein, de Poliarquía; Analía del Franco, de Analogías; Roberto Bacman, del CEOP, y Hugo Haime, de Hugo Haime y Asociados. Estas son las seis respuestas que dieron los seis consultores a Página/12.
Sergio Berenstein: –Depende de la crisis económica, del impacto en el empleo, del efecto en el consumo. El oficialismo perdió mucha imagen positiva, se ve una erosión muy significativa, tanto en Cristina como en Néstor. Al mismo tiempo, es cierto que tienen mucha iniciativa política y habrá que ver los resultados de esas iniciativas. Hay que ver si pueden recuperar imagen.
Manuel Mora y Araujo: –No hay favoritos. Nadie va a tener mayoría. Yo diría que es muy probable que la primera minoría será para el oficialismo, pero es difícil hablar de una primera minoría cuando va a tener menos votos que los que tuvo tanto en 2005 como en 2007. De manera que tal vez lo más adecuado sea decir que el oficialismo puede tener una primera minoría, pero debilitada.
Analía del Franco: –Favoritos por el momento no hay. Sí se observa que el oficialismo va a conseguir el primer lugar, pero con una brecha menor que la que obtuvo en 2007 respecto del segundo lugar.
Enrique Zuleta Puceiro: –El modelo oficialismo versus oposición sigue siendo insuficiente para un análisis realista de lo que de hecho ocurre en el país. Lo que existe es un gobierno, apoyado en una coalición política y social de perfiles más bien clásicos en la tradición del peronismo, aunque con el componente de innovación ideológica e iniciativa que todavía siguen insuflando los Kirchner. Enfrente, figuras diversas de oposición, nada dispuestas a cooperar entre sí y con un único dato positivo: una renovación todavía incipiente por el lado del radicalismo, sólo dificultada por los reflejos defensivos de su conducción nacional. Las figuras de mayor interés, como Cobos, Carrió o López Murphy retornan a su matriz política originaria, al tiempo que figuras de corte más local como Macri o Binner se perfilan en un sentido de franca convergencia, facilitado por los flancos que ofrece el gobierno nacional. Diría que más bien hay un gobierno consolidado y “oposiciones” en plural. Las posibilidades del Gobierno dependerán de la amplitud de miras y su capacidad para recuperar de modo creíble la perspectiva de la transversalidad. Si lo hace, gana. Si no lo hace, pierde. Más allá del caso Cobos, un episodio aislado, todo indica que el Gobierno trabaja hoy activamente en la recomposición de sus activos no peronistas. Santiago del Estero es una primera evidencia.
Roberto Bacman: –Al día de hoy, y cuando aún faltan alrededor de diez meses, el oficialismo sigue siendo el que posee más probabilidades de ganar de cara a las elecciones legislativas de 2009. Aunque los distintos trabajos de campo realizados deben ser interpretados como fotografías anticipadas o hipótesis de aproximación, la oposición –a pesar de sus esfuerzos por realizar acuerdos electorales– aún no logra desplazar al Frente para la Victoria del primer lugar.
Hugo Haime: –No veo dificultades para que el oficialismo se imponga electoralmente. Sin embargo, el gran tema es cómo será la gobernabilidad 2009-2011. Para eso el oficialismo necesita un piso mínimo del 35 por ciento de los votos y no perder la mayoría en las Cámaras. Ese es el centro de la cuestión. Por eso, la ingeniería electoral no sólo estará en la cantidad de votos, sino también en el territorio. El oficialismo necesita ganar en las provincias en que habrá elecciones de senadores y asegurarse no perder diputados. Es una mezcla entre la provincia de Buenos Aires y provincias más pequeñas.
Haime: –Como en todas las elecciones legislativas. cuanto más cerca de la Capital Federal sea el distrito, más nacionalizada será la campaña y cuanto más lejos, más provincializada. En el cómputo final lo que vale es cuánto sumó cada partido. En la batalla provincial también está en juego la oposición. En Capital, Macri necesita reafirmar su gobierno. Lo mismo que Binner en Santa Fe o los ex aliados del oficialismo, al estilo de quienes gobiernan en Catamarca o Corrientes. Así que las batallas serán provinciales y el gran conteo de votos será nacional.
Zuleta: –Habrá nacionalización de la elección. Desde el punto de vista institucional, se trata de una elección de renovación legislativa en la que 24 distritos electorales elegirán representantes al Congreso. Sin embargo, desde el punto de vista político, las elecciones irán acrecentando su importancia nacional. Le convenga o no, la realidad es que el gobierno nacional afronta un verdadero plebiscito acerca de su gestión. El voto será, por otra parte, más en torno del futuro que del pasado. La sociedad votará a quienes mejor entiendan y garanticen la gestión futura de la crisis. Por su parte, las fuerzas de oposición carecen todavía de ideas, propuestas y alternativas. Cuentan con la ventaja de un proceso incipiente de renovación de liderazgos y la perspectiva de un seguro voto de protesta de los sectores medios. Desde este punto de vista, los líderes opositores tratarán de enfatizar la importancia de los factores locales. Creo sin embargo que, en definitiva, primará la perspectiva nacional, debido sobre todo al carácter nacional de la crisis y a la vocación tanto del Gobierno como de las oposiciones de privilegiar la confrontación sobre el consenso.
Mora y Araujo: –Absolutamente va a primar lo provincial. Primero, porque no hay una oferta nacional, en especial de la oposición. Pero también el oficialismo va a tener que negociar con cada peronismo de cada provincia. Insisto: me parece que la oferta va a ser muy provincial.
Del Franco: –Probablemente prevalezca la local o una combinación entre ambas, difícil que se nacionalice totalmente. A la oposición no le conviene ya que no tiene hoy líderes tan “globales” y al oficialismo le va a resultar más sencillo trabajar con los referentes provinciales que tienen mayor nivel de acercamiento con la gente.
Bacman: –En las elecciones legislativas –en líneas generales– prevalecen los componentes provinciales. Es cierto que la gente vota con mayor libertad al no elegirse cargos ejecutivos, pero es cierto también que los componentes políticos locales adquieren mayor nivel de influencia.
Este efecto de peso local, hasta el momento favorece al oficialismo. Justamente el esfuerzo de la oposición en crear un nuevo nucleamiento que estructure una diferencial alternativa de gobernabilidad implica de manera inexorable poner mayor énfasis en lo nacional. Hasta el momento la oposición no ha logrado instalar tal efecto. No es posible comparar los comicios que se avecinan con la experiencia de la Alianza en 1997, año que se produjo el debut electoral de dicho acuerdo y que implicó un modelo alternativo al sistema de gobernabilidad del menemismo. Las segundas partes nunca fueron iguales ni similares a las primeras.
Berenstein: –Depende del distrito y de la gravedad de la crisis. Hay algunos distritos como la Capital, el Gran Buenos Aires, donde prevalece siempre lo nacional. En otras provincias hay situaciones más endógenas, realidades en las que lo provincial es lo que prima. Es el ejemplo de Santiago del Estero, Tucumán, Corrientes. Y el otro factor que habrá que ver es si hay problemas nacionales fuertes. Por ejemplo, si hay crisis importante en el empleo o en el consumo, le va a costar a los gobiernos provinciales desembarazarse de lo nacional.
Bacman: –Todo parece indicar que hacia fines de este año, la oposición se estructura electoralmente en función de dos andariveles. Primero: el acuerdo UCR-Coalición Cívica, al que puede sumarse el socialismo con fuerte presencia en la provincia de Santa Fe. Segundo: una alternativa que podría crecer política y electoralmente y parece habitar el corredor situado más hacia el centro-derecha del modelo que lleva adelante el actual oficialismo. En la actualidad, tal segundo andarivel descansa en opciones individuales y heterogéneas, con un único eje aglutinador que podría llegar a definirse como “peronismo no K”. Son los casos de Felipe Solá o Francisco De Narváez en la provincia de Buenos Aires; o con fuerte contenido local, como el proyecto de los hermanos Rodríguez Saá en San Luis o el macrismo en la ciudad de Buenos Aires.
Mora y Araujo: –Por ahora no los veo cerca de unirse y está muy difícil que se unan. El peronismo no K tiene presencia en algunas provincias y en otras es irrelevante. Y el no-peronismo tiene mucho por recorrer para lograr una confluencia. Por ahora sigo viendo una oposición muy fragmentada.
Berenstein: –Hay una evidente recomposición del radicalismo, del espacio de la UCR con otros nombres o con los mismos. Diría que es el radicalismo más otras cosas. Hay un peronismo no K que tiene chances de constitutir una alternativa, integrado por figuras que no gobiernan, diputados, senadores, ex gobernadores. Es un peronismo alternativo al oficialismo al que no le resultará fácil crecer porque, hasta ahora, el Gobierno ha mostrado una enorme eficiencia en disciplinar a todos los que gobiernan y, muchos dirán, a los que esperan recursos de la Casa Rosada.
Del Franco: –Difícil determinarlo, si bien se observa alta vocación de unión entre diferentes sectores de partidos políticos, las alianzas no se cristalizan totalmente, en parte porque se presentan como uniones muy superestructurales; en parte porque su alta heterogeneidad hace difícil que la opinión pública se identifique o tome partido; en parte porque se requiere que el oficialismo tenga una muy mala performance y lo cierto es que por el momento está en un movimiento pendular en recuperación de su nivel de confianza.
Zuleta: –Insisto en que más que de “oposición” habría que hablar de “campo opositor” para caracterizar una realidad compleja, heterogénea y dinámica. Su tendencia actual es hacia una convergencia de posiciones, sobre todo en función del espacio retórico que proporcionan los debates parlamentarios a propósito de las iniciativas económicas del Gobierno. Existe una crispación ideológica en el debate político, de alta rentabilidad electoral, ya que permiten unidad en las posiciones contra el Gobierno y, al mismo tiempo, máxima diversidad en el posicionamiento electoral. Los líderes de oposición tienen cada uno escenarios de actuación distrital y muy escasa presencia nacional. Es una estrategia muy común en la política comparada. Algo similar a lo que vienen practicando los Populares españoles ante el posibilismo económico del PSOE o la estrategia de los demócratas norteamericanos frente a la crisis de las políticas económicas republicanas. El foco de las campañas argentinas estará por mucho tiempo más en los candidatos que en los partidos y ello incentivará el proceso centrífugo existente al interior del campo opositor. Vamos hacia un proceso de crispación política cada vez mayor. En esto, Argentina reproduce rasgos comunes a la mayor parte de las democracias actuales. Es un resultado de un alto nivel de impaciencia colectiva, una sensación difusa de que las elecciones pueden cambiar todo y de que las actitudes del electorado son imprevisibles. En un escenario de este tipo, todos los actores políticos se vuelcan a una política de confrontación y descalificación del adversario.
Haime: –Veo dos espacios que habrá que ver si terminan formalizando alianzas. El del centro hacia la izquierda, con Carrió, los radicales, socialistas y cobistas. El del centro hacia la derecha, con el peronismo no K y Macri.
Bacman: –Es bien sabido que en cualquier elección que se lleve a cabo en nuestro país el resultado de este distrito es una de las claves fundamentales en la estructuración del resultado final. Y en los próximos comicios tal principio se cumplirá. Por tal motivo es lógico que, al menos desde el estricto punto de vista que tiene en cuenta los resultados, los principales referentes políticos del Frente para la Victoria evalúen la posibilidad de la candidatura de Néstor Kirchner para encabezar la lista de diputados nacionales. En tal sentido, los números les dan la razón: los primeros trabajos de campo realizados dejan al descubierto que el ex presidente se impondría con comodidad en este distrito. Otra característica que no debe pasarse por alto es que la oposición no ha encontrado un neto posicionamiento, y por el contrario se presenta bastante atomizada. La alternativa del “peronismo no K” se divide entre dos candidatos (Solá y De Narváez), lo cual acrecienta las posibilidades de cualquier candidato del oficialismo. La alianza UCR-CC no logra buenos resultados en esta provincia: hasta el momento no superan el 8 por ciento de intención de voto.
Zuleta: –Más que una buena estrategia, la idea de Kirchner candidato puede ser una salida útil al problema acaso más grave de la política argentina: el desprestigio social profundo y la falta de alternativas renovadoras en el peronismo bonaerense, sin duda el aparato político más importante del país. Su mayor inconveniente podría ser una lectura negativa por parte de una mayoría amplia del electorado independiente, que podría juzgar agotado el potencial de innovación política del kirchnerismo. Hoy por hoy, el principal adversario electoral del peronismo bonaerense es el propio peronismo bonaerense.
Haime: –Los votos en ese territorio son centrales para la batalla electoral del 2009. La candidatura de Néstor Kirchner no depende de su voluntad sino de la circunstancia política. Si no hay otro candidato que le garantice al oficialismo acercarse al 40 por ciento de los votos, estará obligado a evaluar su candidatura. El riesgo que corre presentándose es que toda la oposición se una. Si no se presenta, el riesgo es obtener un caudal electoral nacional por debajo de lo que necesita.
Berenstein: –Va a ser la madre de todas las batallas, por el número de diputados, por el peso estratégico. Una elección mala del oficialismo, teniendo en cuenta la importancia que le dio el Gobierno, significaría un debilitamiento muy difícil de revertir. Otra elección como la de Graciela Fernández Meijide sería una derrota muy fuerte. Y mi visión es que todo depende mucho de la recomposición de la oposición, cuánto puede avanzar en el Gran Buenos Aires. Yo diría que el oficialismo ya perdió el interior de la provincia por la crisis del campo y la clave es cuánto puede perder en el Gran Buenos Aires. Serán decisivos el empleo y el consumo, la crisis económica, la falta de crédito. Hay que ver qué hace la oposición. Si hay una fuerza no K de importancia y una fuerza radical, es posible que ambos erosionen la votación del oficialismo y no va a ser fácil que mantenga la superioridad de 2005 y 2007. El otro elemento es que no tiene buenos candidatos, como lo fueron Cristina y Scioli y, por supuesto, la economía no está con viento a favor.
Del Franco: –Es interesante la idea de Kirchner candidato, pero más lo puede ser sumar a su respaldo y presencia una oferta nueva, que genere inicialmente la curiosidad del electorado y más posibilidades de relacionarse con sectores medios alejados, del interior de la provincia. El Gran Buenos Aires, de todos modos, se mantiene como bastión del kirchnerismo.
Del Franco: –Por el momento no se percibe ningún motivo importante para que el PRO no logre revalidar su primer lugar en estas elecciones de medio término, si bien con un caudal electoral que quizás esté algo por debajo de su performance 2007 en primera vuelta.
Zuleta: –La ciudad sigue buscando un sistema político que refleje los cambios fundamentales que ha experimentado su cultura política en los últimos años. Los políticos siguen empeñados en hacer política desde la oferta, en tanto que los ciudadanos la hacen desde hace tiempo desde sus demandas. Demandas que, por otra parte, poco tienen ya que ver con las posibilidades de respuesta de la política tradicional. Tanto el peronismo como el radicalismo seguirán pagando el costo de esa brecha por ahora insalvable en las expectativas. Todo parece indicar que con todavía muy poco o nada a su favor, el macrismo logrará revalidar sin mayores esfuerzos el crédito político del que todavía disfruta.
Berenstein: –La evaluación de Macri y el gobierno de la ciudad no es mala, consigue índices de aceptación muy razonables. Es, al mismo tiempo, el distrito donde la Coalición Cívica tiene mayor apoyo. Todavía restan algunos datos sobre quiénes serán los candidatos, pero si son Gabriela Michetti y Alfonso Prat Gay, el oficialismo de la ciudad, o sea el PRO, es favorito. El peronismo, hoy por hoy, no hace pie y tampoco tiene candidato. El desplazamiento de Alberto Fernández deja un hueco, porque debe pensarse que bajo su conducción Filmus no hizo una mala elección, teniendo en cuenta que enfrente tenía a Jorge Telerman y a la Coalición Cívica. Contra lo que se piensa, la corriente K ha sido competitiva en Capital. Ahora está deshilachada. Atención que hay un dato: votar a la Coalición Cívica tiene mensaje contra el gobierno nacional, mientras que hasta ahora el PRO no aparece como la vía para enfrentar a la Casa Rosada.
Bacman: –El resultado de la Capital Federal aún está abierto y lejos de su definición. De una cosa sí podemos estar seguros: sigue siendo un distrito muy difícil para el oficialismo, aunque hasta el momento no se puede afirmar a ciencia cierta quién puede llegar a ganar. Depende de muchos factores, aunque por el momento la clave descansa en quiénes serán los candidatos por cada fuerza política. Los primeros sondeos le otorgan una leve ventaja al PRO, pero sólo si la candidata que encabeza la lista fuese Gabriela Michetti. La alianza UCR-CC posee una “carrió-dependencia” muy marcada; sus posibilidades dependen de su candidatura, o en su defecto del rol que juegue en la campaña. Hasta el momento, la posibilidad de que Prat Gay encabece tal opción no encuentra apoyo popular entre los porteños.
Haime: –Dependerá de si las elecciones a diputado nacional y a legislador por la ciudad se hacen el mismo día o por separado. Cambian los candidatos y cambian los potenciales electorales. Hay muchas batallas que se dan simultáneamente. Macri necesita reafirmar su gestión; Carrió sus votos de 2008 en Capital. El oficialismo asegurarse un caudal del 20 al 22 por ciento para mantener su porción del electorado. El centroizquierda tiene buenas chances de crecer per se o de establecer políticas de alianzas. Será una batalla muy intensa.
Haime: –Si logran constituirse como fuerza política en 2009, no los veo ganando, pero sí creciendo electoralmente y posicionándose fuerte para 2011.
Berenstein: –Hay quien puede interpretar estas elecciones como un precalentamiento para 2011. Va a ser una elección a mitad de mandato, el ciudadano esbozará algunas de sus quejas, su cansancio, y no estará en juego quién gobierna. Es más fácil votar ahora a la oposición, porque no se juega la presidencia. Lo concreto es que queda pendiente una deuda de los partidos no peronistas en cuanto a que necesitan demostrar que pueden gobernar, que pueden mantener una estabilidad. El desafío es que no parezca un rejunte. Está el fantasma de la Alianza. Por ahora diría que el proceso de unidad les está costando, hay una especie de Hoguera de las Vanidades. Se necesita mostrar homogeneidad, consistencia. Y la exigencia a la oposición es mayor porque está el recuerdo de la Alianza y, en cierta medida, también los problemas del gobierno de Raúl Alfonsín.
Del Franco: –Efectivamente se posicionan como puntos fuertes de la oposición, que ya se hicieron notar en el 2007. No son algo nuevo en el escenario político. Tienen además un desafío importante para el próximo año, que es convivir en “alianza”, en especial si el gobierno nacional no tiene muchos tropiezos. A su vez las exigencias hacia las uniones-alianzas por parte de la opinión pública se han endurecido desde el 2000, lo que implica mayor nivel de riesgo para estas uniones. De todos modos los ayuda el hecho de ser, las de 2009, elecciones de medio término. El 2011, en el que ya se elige presidente, presenta otras exigencias.
Zuleta: –Las alternativas de oposición tienden sin duda a fortalecerse. Sobre todo en elecciones intermedias, de renovación parlamentaria, en las que no se vota poder sino perfiles, discursos y posicionamientos. Son elecciones ideales para marcar protestas y disidencias. Para poner barreras y generar equilibrios. Lo normal es que un gobierno que trabajó hasta ahora sobre la base de polarizar a la sociedad sufra los costos de la confrontación. Por otra parte, la Argentina ratifica un patrón común a muchas democracias del continente, en las que el poder nacional deberá cohabitar con un dominio de la oposición en los gobiernos subnacionales y las ciudades del interior. Es lo que ocurre en países tan distintos como Brasil, México o Bolivia o lo que acaba de quedar claro la semana pasada en Venezuela.
Bacman: –Para responder a esta pregunta se hace necesario recordar conceptos ya planteados: es cierto que en algunos distritos la opción de esta alianza tiene fuertes posibilidades. Pero en todos los casos se trata de fenómenos con sustanciales características locales. Es indudable que las encuestas favorecen al acuerdo UCR-CC-Juez en Córdoba, aunque también prenuncian elecciones muy disputadas en Santa Fe (en especial si el candidato oficialista es Carlos Reutemann) y en la Capital Federal (como ya fuera explicado). Otro ejemplo es Mendoza, donde también se espera un final reñido por la fuerte impronta del cobismo. Sin embargo, con un panorama tan local y focalizado, los números aún no le alcanzan a la nueva alianza electoral.
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