El titular de la Oficina Anticorrupción (OA), Abel Fleitas Ortiz de Rozas, falleció ayer a la madrugada, a los 65 años. Era abogado y escribano, tuvo una importante trayectoria académica y durante las últimas dos décadas alternó permanentemente actividades en el ámbito del derecho y la política. Estaba, desde diciembre de 2004, al frente del organismo encargado de controlar el patrimonio de los funcionarios públicos e investigar irregularidades e ilícitos en la administración nacional.

Fleitas fue juez en lo civil y comercial de Capital Federal desde 1964 hasta 1976, cuando lo cesanteó la dictadura. Era especialista en Derecho de Familia. Con el regreso de la democracia volvió a la actividad académica como profesor de la Universidad de Buenos Aires –donde se había graduado en 1967 con medalla de oro y premio al mejor promedio– y de la Universidad de La Plata. Militó en el peronismo y también ocupó cargos en los gobiernos nacional y bonaerense.

Fue asesor general de Antonio Cafiero en la provincia de Buenos Aires, desde 1987 hasta 1991. Un año después, durante el gobierno de Carlos Menem, se sumó a la gestión de León Arslanian en el Ministerio de Justicia, donde fue secretario de Asuntos Legislativos. Luego acompañó a Gustavo Beliz en el Ministerio del Interior, hasta agosto de 1993, y entre 1997 y 2000 como legislador porteño de Nueva Dirigencia. En el ámbito de la ciudad de Buenos Aires también fue integrante del Consejo de la Magistratura hasta junio de 2003.

Cuando Néstor Kirchner llegó a la presidencia, Fleitas desembarcó como viceministro de Justicia, otra vez con Beliz. La turbulenta salida del ex ministro lo obligó a reposicionarse y siguió trabajando como asesor en el equipo del titular de Justicia entrante, el santafesino Horacio Rosatti. A la Oficina Anticorrupción (OA) llegó por idea de Kirchner, en reemplazo de Daniel Morín, que pasó a ser juez de un tribunal oral. Morín no se llevaba bien con el Gobierno, en especial desde que promovió una investigación sobre los fondos reservados desde el menemismo en adelante, de manera que abarcaba también al kirchnerismo.

Fleitas siempre fue un hombre de perfil moderado y conciliador. Muy medido en sus palabras, en especial en los tiempos en que le tocó ocupar cargos públicos. A diferencia de sus antecesores en la OA, penalistas con trayectoria exclusivamente judicial, él tenía una historia nutrida en el campo de la política. Desde el organismo investigador, donde tenía el cargo de fiscal de control administrativo, cuestionó las demoras en el trámite de causas judiciales, por las que responsabilizó a los jueces. Cuando asumió en el área, se planteó como objetivo, dijo, “ir desarmando” la “cultura de la corrupción”, un fenómeno al que describió como parte de “una crisis estructural”.

Como buen académico, Fleitas escribió tres libros de derecho privado y participó en otros siete. Publicó, además, más de veinte artículos de doctrina en temas de derecho constitucional, político y administrativo y otros tantos sobre derecho civil.

Estaba casado en segundas nupcias y tuvo cinco hijos. Falleció víctima de una enfermedad terminal. Sus restos fueron velados ayer y serán despedidos hoy a las 11.30 en el cementerio de la Recoleta.