EL PAíS › UN PEDIDO DE CAPTURA POR LA MUERTE DEL GREMIALISTA EN ROSARIO
› Por José Maggi
Desde Rosario
La Justicia ordenó ayer la detención de Raúl Cazón, quien participó de los enfrentamientos en la sede de Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera (Atilra) de Rosario, donde murió el gremialista Héctor Cornejo. La jueza María Luisa Pérez Vara y la fiscal María Eugenia Iribarren lo identificaron en una filmación empuñando un arma de fuego. Página/12 habló con Oscar Rodríguez –miembro del Consejo Directivo Nacional del gremio– quien fue herido con una bala calibre 22. “Cornejo murió en mis brazos a escasos metros de la batalla, no falleció a tres cuadras. Lo trasladamos ahí porque la batalla era insostenible. Lo llevamos a la espera de la policía y de las ambulancias”, aseguró.
Los incidentes del miércoles se produjeron como resultado de una pelea entre la seccional local de Atilra, vinculada a la CTA, y la conducción nacional del gremio, encabezado por Héctor Ponce, encolumnada en la CGT. Los rosarinos denunciaron a la organización nacional de intentar “tomar” el lugar y a la policía de no evitar el choque entre los gremialistas. La refriega terminó con quince heridos y un muerto. Este último era un militante que respondía a la dirigencia nacional. Cazón, por su parte, habría sido contratado por la filial rosarina.
Consultada sobre qué hipótesis se manejaban en torno del homicidio de Cornejo, la fiscal Iribarren aseguró: “Más o menos está establecido desde dónde partieron los disparos. Hay que esperar las pericias balísticas definitivas. El arma estaba en posesión de uno de los bandos y no parece que el disparo hubiera provenido de ese grupo. Por la dirección, los disparos parecería que venían del otro lado”.
Una alta fuente judicial confió a Página/12 que la bala que mató al gremialista traspasó su cuerpo y sólo puede orientar la pesquisa acerca del calibre: 32 o 38. Por su parte el abogado del gremio lácteo de Rosario, Jorge Elizondo, aseguró que ningún trabajador de esa seccional tenía armas de fuego.
En diálogo con este diario, Rodríguez, miembro del Consejo Directivo Nacional del gremio, se esforzó en remarcar que “los tiros nos los pegaron a cincuenta metros de” la sede de Atilra Rosario.
–Las fotos que publicaron los diarios lo muestran a usted y a Cornejo tirados en la vereda frente a la vivienda de Rioja 3464
–Lo que pasa es que cuando falleció lo trasladamos ahí porque la batalla era insostenible. En esa situación lo levantamos y lo llevamos al compañero hasta ese lugar donde lo dejamos a la espera de la policía y las ambulancias.
–¿Desde qué sector les dispararon?
–A escasos cincuenta metros de la seccional, a la altura donde se estaba quemando la camioneta (Iriondo 950).
–¿En qué circunstancias le pegaron el tiro?
–Yo iba al frente de la agrupación y recibí una pedrada en la cabeza, que me hizo perder el conocimiento y me provocó una herida con cinco puntos. Después recibió el tiro, y no le di importancia.
–¿Dónde estaba Cornejo en ese momento?
–Tirado en el suelo a la par mía, porque estaba conmigo. Mis compañeros lo sacan porque la batalla estaba en un momento terrible.
–¿Usted vio quién les disparó?
–No, lo único que puedo decir es que nunca vi una cosa así. Cómo se sentían los tiros, tanto de escopetas como de carabinas y de revólver. además de bombas de estruendo. Lo que repito es que vi a una persona parapetada con una escopeta de caño recortado, vestido con gorra, camisa y pantalón verde que tiraba a mansalva. Supongo que tiraba con perdigones porque sino hubiese hecho una masacre.
–¿Desde qué lugar venían los disparos?
–Desde afuera del sindicato. Cuando llegamos estaban parapetados en una columna bastante gruesa para evitar que lleguemos a la asamblea. Nosotros llegamos a la esquina y allí se produjo el enfrentamiento.
–¿Cómo actuó la policía?
–La policía estaba a una cuadra, en una posición de espera a la orden de la voz de mando. Lo que me llamó la atención es por qué la policía no actuó ahí como lo hizo con nosotros en la requisa, en el kilometro cero de la autopista Rosario-Victoria.
–Desde Atilra Rosario, Edgardo Barbero denunció que ustedes llegaron con gente de la UTA Santa Fe y barras de Colón.
–No, todos los que llegaron eran trabajadores lácteos. No llevamos gente de otro gremio.
–¿Con cuánta gente llegaron?
–Con unas 700 personas.
–Si venían a participar de una asamblea, ¿por qué fueron con palos?
–Fue cuando vimos que ellos estaban preparados para un enfrentamiento. La verdad no le puedo decir de dónde aparecieron los palos, si los alcanzaron o alguien se armó. No sé dónde salieron.
–Atilra Rosario denunció que el 27 de noviembre fueron brutalmente golpeados por una patota que copó una asamblea en la planta de SanCor en Rosario, y que venían a hacer lo mismo ahora.
–Yo estuve en esa asamblea y desmiento eso. Lo que hay es una división interna en Rosario y como se acercan las elecciones a nivel nacional, no quieren dejar de participar a nadie.
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