Dom 08.02.2009

EL PAíS  › LOS ENCUESTADORES ANALIZAN LAS CHANCES DE LAS ALIANZAS OPOSITORAS

Dos futuros, dos escenarios

Los anti K parecen coalescer en dos frentes. Uno incluye a Solá, Macri, De Narváez y el peronismo fuera del Gobierno. El otro involucra a Carrió, el socialismo y el radicalismo, con Cobos agregando a la ecuación. Ventajas y desventajas, el rol de los líderes provinciales y la gran cuestión bonaerense.

› Por Raúl Kollmann

La oposición parece articularse en dos frentes. Por un lado, se hizo pública cierta convergencia entre Felipe Solá, Mauricio Macri y, entre ambos, Francisco de Narváez. Del otro, estaba claro el acuerdo entre Elisa Carrió, los socialistas y el radicalismo que encabeza Gerardo Morales, aunque el acercamiento a éste de Julio Cobos agrega un elemento más. Página/12 les pidió opinión a cinco conocidos consultores políticos y encuestadores sobre las chances y expectativas de esas dos fuerzas. Esto es lo que dijeron Enrique Zuleta Puceiro, de Opinión Pública, Servicios y Mercados; Rosendo Fraga, del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría; Roberto Bacman, del Centro de Estudios de Opinión Pública; Ricardo Rouvier, de Rouvier y Asociados, y Heriberto Muraro, de Telesurvey.

- ¿Qué posibilidades tiene la fuerza que están armando Solá, De Narváez, tal vez Macri? ¿Cómo se ubica el peronismo no K?

Enrique Zuleta Puceiro: La provincia de Buenos Aires es, como siempre, la madre de todas las batallas, porque la oposición en su análisis ha aceptado que Néstor Kirchner puede ser candidato. Se nacionalizaría la campaña, que se va a convertir así en un plebiscito. El resultado tiene que ver con cómo sigue la política argentina, porque va a ser una gran interna abierta donde se jugarán los liderazgos de cara a 2011. La intención de voto del peronismo es del 35 por ciento, lo que proyectado llega al 40 por ciento. Y el resto votaría a distintos liderazgos. Y aquí va a entrar a jugar el factor municipal, que es muy fuerte.

Habrá un peronismo que estará con Kirchner y él marcó el enfrentamiento con otros líderes municipales del peronismo en muchos lugares. ¿Hacia adónde irán esos líderes municipales que no irán con el oficialismo? Hoy por hoy, un 16 por ciento va con Margarita Stolbizer; Felipe Solá y Francisco de Narváez tienen un 12 por ciento cada uno. Supongo que en este último caso es posible que trepen unidos al 22 por ciento, que es lo que sacó Chiche Duhalde en su momento. Tal vez suban un poco con la presencia allí de Mauricio Macri.

El frente Solá-De Narváez tiene que resolver el problema con los intendentes. A los jefes comunales que vienen de origen radical no los van a sumar; sí a los que tienen un perfil un poco más de centroderecha y que provienen de la pelea del campo. El otro problema que tienen es que no pueden aparecer como un contubernio. Al ciudadano común le gusta que los políticos concierten, pero cuando conciertan, no les cae bien que eso parezca un mero acuerdo electoral. Y en este terreno, la idea de que Solá estará con Macri en 2009 y en 2011... no sabemos, deja un flanco débil.

Roberto Bacman: Todo parece indicar que la oposición es consciente de la necesidad de superar el escollo de la dispersión. El oficialismo posee como ventaja comparativa que en este momento y en el contexto del fin del bipartidismo, es innegable que aún no se ha estructurado una fuerza opositora clara, definida y monolítica.

En tal sentido, el arco opositor transita el recorrido por dos andariveles: el primero es la posibilidad de estructurar una alternativa de peronismo no K. Esta alternativa –al menos hasta el momento– tiene pobres posibilidades de desarrollo a nivel nacional. Es un fenómeno que se puede ubicar en ciertas y determinadas provincias, y en la mayor parte de los casos es producto de realidades más de orden provincial. San Luis, la tierra donde son amos y señores los Rodríguez Saá; Salta, donde existe una alternativa en los seguidores del ex gobernador Juan Carlos Romero; muy residual en Misiones, orientados por Ramón Puerta.

Pero es en la provincia de Buenos Aires donde esta alternativa posee la mayor posibilidad de trascender, o al menos de superar la dependencia cuasi feudal antes mencionada. Este posible entendimiento, que por estos días involucra a Felipe Solá (peronista disidente), Mauricio Macri (por el PRO, aunque el que sería candidato es su primo Jorge Macri) y Francisco de Narváez, aún debe superar muchos escollos para concretarse primero y ponerse en marcha después.

Desde el punto de vista individual cada uno posee un caudal electoral. Felipe Solá, teniendo en cuenta mediciones de diciembre, poseía una intención de voto que oscilaba en el eje del 9 por ciento. Francisco de Narváez, siempre hablando a nivel individual, entre dos y tres puntos porcentuales más. Jorge Macri apenas un par de puntos por debajo de Solá.

Sin embargo hay un dato de la realidad que no se debe pasar por alto: no siempre en política dos más dos es igual a cuatro; a veces es menos; a veces es más. El riesgo de este acuerdo es que sus participantes no representan compartimentos estancos. Sus apoyos no provienen de segmentos de electores independientes entre sí. Existen importantes intersecciones, especialmente entre De Narváez y Jorge Macri, que a todas luces compiten por un mismo espacio de centroderecha. Lo cierto es que hoy por hoy, sumados, se posicionan en el eje del 20 por ciento, un valor aún muy lejano a la posibilidad de ganar el distrito.

Rosendo Fraga: No veo chances de una oposición articulada a nivel nacional, pero tal vez sí en la provincia de Buenos Aires. Ver una foto juntos de Elisa Carrió, Mauricio Macri, Gerardo Morales, Hermes Binner, Luis Juez, Julio Cobos, Felipe Solá, Francisco de Narváez me parece imposible. Pero una foto de Stolbizer, Solá, Katz, sí que es posible. Entonces la cuestión clave es si en la provincia de Buenos Aires puede darse el tipo de coalición que a nivel nacional no se puede dar. Porque lo cierto es que así como aparecen las cosas: Solá-De Narváez, Stolbizer-Morales y el oficialismo, la elección parece de tres tercios, donde quien más se puede beneficiar es el oficialismo, que puede tener el tercio más grande. Sólo si se articula una alianza entre el peronismo disidente y el no peronismo, el oficialismo puede perder. Entendiendo que en la Argentina ganar las elecciones significa tener un voto más que los otros, no la cantidad de diputados.

Heriberto Muraro: El Gobierno, laboriosamente, llega al 30 o 35 por ciento, el piso histórico del peronismo, con lo cual sale primero pero perdiendo un caudal importante de votos respecto de la elección presidencial anterior. Si el Gobierno gana o pierde, depende más del análisis periodístico que de la realidad. No habrá ni un gobierno triunfante, ni un gobierno perdedor, ni un líder reconocido de la oposición. El día después va a ser complicado. Alguna provincia como Córdoba le resulta muy difícil, sobre todo si el radicalismo va en alianza con Luis Juez, porque la población rural es muy posible que vote al radicalismo y Juez sigue fuerte en la ciudad de Córdoba. La pelea con Juan Schiaretti va a ser muy dura. También Mendoza y Entre Ríos pintan mal para el oficialismo, y en Santa Fe dicen que Reutemann haría una buena elección. En Capital Federal todo indica que ganará Gabriela Michetti.

El resumen de todo esto es que tendremos una oposición dispersa, haciendo una buena elección. Y eso es lo que preveo también para la alianza Solá–De Narváez. No va a tener un mal desempeño en el interior provincial, pero en el conurbano el oficialismo va a poner toda la carne al asador. La crisis hace a la gente más dependiente del clientelismo, no menos, y aunque la clase media se enoje mucho, los intendentes van a ser fuertes y la gente, más necesitada que antes, los va a apoyar. El discurso de la oposición es internista: si Duhalde invita a no sé quién, si Lole viaja o no, si Solá se reúne o no con De Narváez. El votante quiere que le hablen de inseguridad, de precios y de no perder el empleo.

Ricardo Rouvier: La coalición en ciernes entre Solá, Mauricio Macri y De Narváez intenta expresar al justicialismo bonaerense con el objeto de interceptar votos peronistas hacia el candidato del oficialismo, que puede ser Néstor Kirchner mismo. El proyecto es claro: debilitar o ganar al oficialismo en el territorio estratégico electoral que representa el 38 por ciento del total del país. Esto para Solá implica un reposicionamiento por derecha, con un buen anclaje en el interior bonaerense pero bajo en el conurbano, territorio en donde la mayoría de los intendentes nunca congenió con el ex gobernador. Este proyecto de asociación es puramente electoral para este año, ya que M. Macri y Solá son precandidatos al 2011, y por lo tanto allí hay una rivalidad a futuro.

El empresario De Narváez manifiesta su renuencia a entrar por una cuestión de quién encabeza la lista electoral. Por ahora, este dirigente tiene más votos que Solá y Jorge Macri, que disputan un espacio similar, lo que neutraliza la sumatoria. Obviamente, la promesa de varias listas favorece al oficialismo. Las encuestas marcan que la mayoría de los votos de estos precandidatos votaron en el 2005 a Chiche Duhalde, y en el 2007 a Rodríguez Saá y Lavagna. Respecto a Solá, un poco menos eligieron a Carrió en el 2007. Respecto de 2011, esta posible alianza, si tuviera algún éxito este año, es casi imposible que pueda evitar los caminos del peronismo tradicional.

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