Vie 24.04.2009

EL PAíS  › LA DISCUSION EN LA LEGISLATURA POR LA RENUNCIA DE GABRIELA MICHETTI

Contra la teoría del martirio ético

La oposición cuestionó a la ex vicejefa por presentar su dimisión como una cuestión moral para defender a los porteños. Le reprocharon que diga que está “angustiada” por la decisión que tomó. El macrismo la defendió.

› Por Werner Pertot

Quince líneas, una carilla le tomó a Gabriela Michetti explicar su renuncia a la vicejefatura. La carta fue aceptada con 25 votos del PRO, mientras que 27 miembros de la oposición se abstuvieron en señal de rechazo. La candidata a diputada de PRO, de todas formas, no estuvo en la sesión para ver cómo los macristas intercambiaban chicanas con los opositores sobre la calidad institucional.

La principal pulseada fue antes de la sesión, en la reunión de Labor Parlamentaria. Los macristas buscaban que la renuncia fuera considerada, pero que no hubiera ninguna votación. La Coalición Cívica pugnaba porque se votara, por un lado, la renuncia y, por otro, sus fundamentos, para así poder votar en contra de los argumentos. Finalmente, el macrismo y el kirchnerismo se pronunciaron a favor de que hubiera una sola votación, por lo que la oposición optó por abstenerse para mostrar su repudio.

La sesión comenzó cerca de las 19 con la lectura de la carta, seguida del discurso del jefe de bloque de PRO, Oscar Moscariello, que en plan defensivo recordó la renuncia de Elisa Carrió a su banca de diputada para ser candidata a presidente y la de Enrique Olivera para ocupar la presidencia del Banco Nación y les apuntó a las candidaturas “testimoniales” del kirchnerismo. “Frente a ese zafarrancho, ¿quién puede reprochar a Michetti?”, se preguntó. Para Moscariello, el “comportamiento ético es destacable con este renunciamiento. Acciones éticas probadas como la de Michetti la hacen un ejemplo de dirigente”.

“Esto es una estrategia electoral y pretender disfrazarla de una cruzada ética me parece un poco demasiado”, le respondió Aníbal Ibarra, que volvió a comparar la renuncia de Michetti con la de Eduardo Duhalde como vicepresidente de Carlos Menem en 1991, cuando dejó el cargo para ser gobernador.

–¡Que Michetti sea igual a Duhalde es un disparate! –se ofuscó el macrista Alvaro González, que masticaba sus anteojos con determinación.

–¡Acordate de la renuncia de Chacho Alvarez! –le gritó el radical PRO Martín Ocampo. “En su renuncia dice que va a asumir como diputada. Me gustaría que, además, dijera que va a trabajar, porque Macri asumió su cargo de diputado, pero dijo que se aburría y no lo ejerció en pos de la autonomía”, continuó Ibarra, que les leyó opiniones en contra de las renuncias del “constitucionalista PRO” Jorge Vanossi, mientras los macristas se revolvían en sus bancas, murmuraban quejas y hacían señas al vicepresidente primero Diego Santilli.

“Comparto el asombro con Ibarra por cómo se trató de colocar esta renuncia como algo ético o moral. No, lo que hace Michetti es salir a buscar votos para el proyecto presidencial de Macri en 2011 y para el de ella misma como jefa de Gobierno”, advirtió el kirchnerista Diego Kravetz. “Con sus argumentos, Michetti trata de inútil a Pinedo y plantea que no defendió en todo este tiempo los intereses en la Cámara de Diputado. La verdad es que Pinedo no se lo merece”, ironizó. Cuando los macristas vieron que Martín Hourest empezaba con una cita de Hamlet, dejaron de prestar atención. La mayoría estaba muy concentrado robándole grisines a un legislador, cuando Hourest dijo: “Michetti no es Eva Perón renunciando a los cargos, ni Azucena Villaflor entregando la vida; no es la madre de los Graco entregando a sus hijos por la República: es una persona entregándose a la estrategia electoral de su jefe”.

El bulldoguista Marcelo Meis apuró la discusión con un proyecto de ley que impide candidatearse a quien no haya cumplido con la mitad de su mandato y varias legisladoras optaron por apuntarle a la sensibilidad de la renunciante vicejefa. “Michetti nos dice que no podía dormir y que le dolía el estómago por tener que tomar esta decisión, pero hace un mes, antes de las candidaturas testimoniales, quería encabezar la lista de legisladores”, recordó la socialista Verónica Gómez. “No se trata aquí de si queremos que se angustie un poquito más o menos, algo que nos cuenta todos los días por los medios, sino de plantearle al que creyó que esto era la nueva política, descontracturada (te llamo por tu nombre, vos Mauricio, yo Gabriela), que se dé cuenta de que es lo peor de la impostura”, arengó la legisladora de Nueva Izquierda Patricia Walsh.

“Ella sufre, se angustia... Todos estuvimos en el reality show de estas últimas semanas donde las decisiones son tamizadas por la sensibilidad”, se sumó Gabriela Cerruti, que contó que la denuncia penal que presentó contra Michetti por no presidir las sesiones terminó archivada, pero el juez Luis Schelgel advirtió que “existen sanciones administrativas en la Legislatura y no se sabe por qué razones no han sido utilizadas”. Cerruti pidió, entonces, que se evaluara una sanción, pero le respondieron recién ayer. Le aclararon que, como renunció, no le cabía sanción alguna.

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