Mientras Italia se prepara para juzgarlo en ausencia por el asesinato de tres ciudadanos ítalo-argentinos, el Cuerpo Médico Forense ratificó que para los cánones autóctonos el dictador Emilio Eduardo Massera es insano y no puede ser sometido a proceso. Una junta médica ordenada por la jueza federal María Servini de Cubría, en una causa por apropiación de menores, determinó que el represor de 83 años presenta “facultades mentales que no encuadran dentro de la normalidad psicojurídica” y un “trastorno psico-orgánico que trae aparejado un deterioro cognitivo global”. Los procesos contra Massera en la Argentina se suspendieron en 2005, luego de que una junta médica dictaminara sobre su “involución mental” producto de un derrame cerebral sufrido en 2002. En agosto del año pasado el CMF ratificó que “presenta un trastorno psíquico bajo la forma de trastorno psico-orgánico cerebral con importante deterioro cognitivo”, que “no tiene capacidad de comprensión y dirección de sus actos” y que “el pronóstico es de cronicidad e irreversibilidad”.

En diciembre, en el marco de revisaciones periódicas solicitadas por el juez italiano Marco Mancinetti, el perito Piero Rocchini lo examinó y concluyó que “experimenta una moderada declinación psíquica”, pero que está en condiciones de ser juzgado. El italiano advirtió sobre “posibles intentos manipulatorios, más o menos conscientes, actuados por medio de exageraciones de síntomas psíquicos ficticios”. Con el diagnóstico, el juez resolvió juzgar al represor “en rebeldía”, a partir del 30 de septiembre, por la desaparición de Angela María Aieta, Giovanni Pegoraro, su hija Susana y su nieta nacida en cautiverio.

Los querellantes pidieron entonces nuevas pericias. Ayer se conoció la primera, que suscribieron los médicos forenses Juan Carlos Romi, Celminia Guzmán y Daniel Héctor Silva, y los profesores del Departamento de Salud Mental de la Universidad de Buenos Aires Juan Carlos Stagnaro, Lía Rincón y Rodolfo Fahrer. La junta médica concluyó que el ex jefe de la Armada presenta un cuadro “crónico, irreversible y potencialmente evolutivo”. El estado de salud mental de Massera es “potencialmente evolutivo, pudiendo presentar oscilaciones temporales en su sintomatología que no invalida su carácter ni le resta entidad mórbida”, sostiene el estudio. Los expertos afirmaron que “la patología que presenta el imputado afecta su capacidad volitiva y de comprensión, es decir, limita ostensiblemente su autonomía psíquica” y en razón de la “afectación de su autonomía psíquica no se encuentra en la actualidad en condiciones de ser sometido a proceso”. “No se encuadra dentro de la normalidad psicojurídica”, sostuvo, por su parte, la psicóloga forense Elena Foschini, quien coincidió en que el ex dictador “no se encuentra en condiciones de afrontar el proceso”.