EL PAíS › LA CANDIDATURA DE AMORIM PARA LA AGENCIA NUCLEAR CONGELA LAS POSIBILIDADES DE PFIRTER
Lula lanzaría a su canciller para dirigir el Organismo de Energía Atómica (OIEA), cargo para el que se autocandidatea el ex embajador menemista Rogelio Pfirter. La Cancillería argentina ya conversa del tema con Brasil.
› Por Fernando Cibeira
La versión acerca de que el presidente de Brasil, Lula da Silva, propondrá a quien es su canciller desde 2003, Celso Amorim, para ocupar el sensible Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) muestra a las claras que el ex embajador en Londres durante el menemismo Rogelio Pfirter –que se autocandidatea al puesto con el aval del Reino Unido y Estados Unidos– no genera ninguna confianza entre los aliados de la región. Los amigos de Pfirter continúan bregando para que el gobierno argentino le brinde el indispensable apoyo oficial para ocupar el cargo, pero en la Cancillería sostienen que el diplomático representa lo contrario del pensamiento oficial sobre el desarrollo nuclear. Obviamente, en el Palacio San Martín están ahora entusiasmados con la posibilidad de elegir allí a Amorim y aseguran que el tema ya figura en la agenda bilateral con Brasil.
Luego de tres mandatos consecutivos, el egipcio Mohamed El Baradei dejará la dirección de la agencia nuclear a partir de noviembre. Se abrió un proceso de presentación de candidaturas para reemplazarlo, pero ninguna obtiene el consenso necesario: el consejo de la OIEA tiene 35 miembros y para ser director se deben reunir 24 votos, los dos tercios. Con intereses encontrados, los países desarrollados presentan postulantes que las naciones emergentes rechazan y viceversa. Ni el sudafricano Abdul Minty –a quien votó la Argentina–, ni el japonés Yukiya Amano, ni el esloveno Ernest Petric, ni el español Luis Echevarria pudieron llegar hasta ahora a los inalcanzables 24 apoyos.
Así las cosas, Pfirter vio luz y subió. Actual director de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, el diplomático argentino imaginó la posibilidad de alzarse con el codiciado puesto, de alto perfil en la política internacional. La agencia nuclear tiene como objetivo asegurar que los países utilicen la energía atómica para fines pacíficos y no militares, con la cuota de arbitrariedad que estas definiciones a veces tienen.
Los compañeros de Pfirter durante el menemismo, como el ex vicecanciller Andrés Cisneros, vienen realizando un activo lobby para que la Casa Rosada oficialice su postulación con el argumento de que la Argentina padece hoy un supuesto aislamiento internacional y no puede darse el lujo de dejar pasar una oportunidad servida para ocupar un lugar de tanta importancia (ver opinión).
En la Cancillería no piensan lo mismo. Para empezar, no tienen a la agencia nuclear entre sus objetivos estratégicos y entienden que si un argentino la ocupa cerraría la puerta a la conducción de otros organismos internacionales que sí interesan como, por ejemplo, la FAO, la secretaría para la Agricultura y la Alimentación. Otro problema, claro, pasa por el candidato. El Gobierno se jacta de llevar adelante una política exterior bien diferente de la del menemismo –la de las relaciones carnales con Estados Unidos y la política de seducción con el Reino Unido–, de la que Pfirter fue uno de los principales exponentes. Aun peor: le adjudican a Pfirter ser el ideólogo del desmantelamiento del Plan Cóndor, que más allá del proyecto del misil desfinanció también el desarrollo atómico nacional para fines pacíficos, retrasando al país varios años en la materia.
Entienden que Pfirter podría usar la nacionalidad de un país en vías de desarrollo como la Argentina para encaramarse en ese cargo y luego, desde allí, responder a las estrategias de los países desarrollados que, amén de la bandera de la “no proliferación”, apuntan a congelar los avances en materia nuclear de las naciones emergentes y a cerrar las puertas del club atómico.
Las autoridades argentinas aseguran que recibieron varias muestras de inquietud por la posibilidad de que Pfirter se hiciera con el puesto de parte de países aliados en la OIEA y en la región, no sólo de Venezuela. Tanto es así que Lula sacó de la manga la candidatura de Amorim, uno de sus ministros de mayor confianza. La información salió días atrás en el diario O Estado, de San Pablo, y no sólo no fue desmentida sino que en el gobierno argentino aseguran que ya empezó a formar parte de conversaciones reservadas de la agenda bilateral, en la parte donde se discuten las cuestiones que tienen que ver con la energía nuclear. Lula opina que un funcionario del calibre de Amorim, que mantiene buenas relaciones diplomáticas tanto con Estados Unidos como con Irán, no tendrá problemas en obtener el consenso para conducir la agencia.
En el Palacio San Martín adelantan su voto a favor del brasileño, que lejos de significar una pérdida, argumentan, será un avance para los intereses argentinos. “Lo de Pfirter es un peligro para nosotros, nos generaría varios enemigos entre nuestros amigos”, subrayaba una fuente de Cancillería.
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