EL PAíS › CON KIRCHNER A LA CABEZA, EL FRENTE PARA LA VICTORIA LANZO SUS CANDIDATOS PARA LA PROVINCIA
Con un acto en el Teatro Argentino de La Plata, el kirchnerismo lanzó sus candidatos para la provincia. El encargado de calentar el acto fue Daniel Scioli, Nacha Guevara puso un toque emotivo y el cierre quedó para Néstor Kirchner.
› Por Martín Piqué
“En mi vida fui intendente, gobernador y presidente. Fui extremadamente premiado por el pueblo argentino”, repasó Néstor Kirchner a modo de balance de su trayectoria en el acto de su lanzamiento como candidato a diputado. Con tono sereno y casi didáctico hizo un balance de su gobierno, enumeró los lineamientos del modelo económico y planteó los objetivos que se propone hacia adelante. Fue un discursos largos y ambiciosos. “Iré casa por casa a explicar por qué hay que luchar por este proyecto”, prometió en medio de la ovación de una multitud desatada.
Kirchner llegó al Teatro Argentino de La Plata, el escenario de todos los actos decisivos del oficialismo, tras una presentación al mejor estilo NBA: la locutora presentó uno a uno a los primeros cinco candidatos de la lista de diputados por Buenos Aires. Primero entró el apoderado legal de la CGT, Héctor Recalde; luego el jefe de Gabinete, Sergio Massa; después la cantante Nacha Guevara. Los dos últimos en ser anunciados fueron, como corresponde, las figuras más importantes de la noche. Eran el gobernador Daniel Scioli y el propio Kirchner. En suma, la sociedad política que buscará consolidar el peso del peronismo bonaerense en la futura discusión de poder interna del movimiento. Los apellidos Kirchner y Scioli, asociados como en una fórmula presidencial, se repetían a lo largo de la escenografía que decoraba al teatro. La fórmula aparecía en la pantalla gigante, en el atril y en la mesa reservada para los primeros cinco candidatos, donde también se sentó el vicegobernador Alberto Balestrini.
El espíritu de balance quedó claro desde el principio. Kirchner recordó aquella promesa que pronunció al asumir, en 2003, sobre que no iba a dejar las convicciones en la puerta de la Casa Rosada. Desde ese momento se dedicó a recordar el estado en el que se encontraba la Argentina hace seis años. “Un viejo me dijo `mire, mi amigo, en este país estamos viviendo uno de los peores sueños: mi hijo y mi nieto van a estar peor que yo’”, citó el santacruceño al comienzo de su discurso. Todo el resto de su exposición lo dedicó a contrastar el sombrío panorama de 2003 con lo que fue mencionando (aunque no los haya llamado así) como logros de su gestión. En esa primera parte recordó dos momentos cruciales de su primeros meses de gobierno: la presión de la Corte heredada del menemismo, que pugnaba por dolarizar la economía, y una propuesta que dijo haber recibido de parte de su antecesor Eduardo Duhalde para declarar la constitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final antes de su mandato. “Si hay algo que no nos perdona la derecha neoliberal es la política de derechos humanos. Ahora trabajan para volver hacia atrás y sueñan con festejar el Bicentenario declarando la amnistía para los responsables del terrorismo de estado”, advirtió.
A la hora de hacer un repaso sobre su administración, Kirchner enumeró la quita de 70 mil millones de dólares en la negociación de la deuda externa; el pago al FMI y el final de la supervisión del organismo sobre la política económica; el retorno de las negociaciones paritarias; los quince aumentos consecutivos a los jubilados, y la estatización del Correo Argentino, el espacio radioeléctrico, Aguas Argentinas y la administración de los fondos de las AFJP. En relación con las jubilaciones privadas, Kirchner cuestionó a la oposición porque haya pedido informes al titular del Anses, Amado Boudou, por la administración de los fondos cuando las AFJP, durante los años de oro de la jubilación privada, no fueron obligadas a informar sobre el destino de los aportes. “¿Por qué no pidieron informes de esas circunstancias?”, cuestionó Kirchner.
Tras el racconto de las medidas más importantes de su gestión y la de su esposa, entre las que no olvidó de mencionar la oposición al ALCA la Cumbre de las Américas de Mar del Plata, el santacruceño habló otra vez de la confrontación de dos modelos. De un lado ubicó al modelo implementado a partir de 2003, al que definió por la búsqueda de incorporar valor agregado a la producción primaria y por el objetivo de reindustrializar el país y de impulsar una mejor redistribución de la riqueza. En la vereda de enfrente definió a la “máquina de impedir de la derecha neoliberal argentina”, cuyo modelo consistiría en la vieja teoría del derrame. “Acá hay dos modelos, son dos tipos de gestión diferentes. No hay grises. Ellos lo que quieren es la Ley de Amnistía, volver a las AFJP y negociar con el FMI para volver a ir a arrodillarse ante los organismos multilaterales de crédito. Quieren que las paritarias desaparezcan”, advirtió Kirchner.
En su discurso dedicó bastante tiempo a aclarar lo que en algunos medios bautizaron como “la teoría del miedo”. Kirchner recordó que durante su gobierno la oposición no había votado a favor ninguno de los proyectos que había impulsado en el recinto. Luego dijo que si eso se repitiera en el contexto de incertidumbre actual, la crisis económica global podría producir un mayor impacto que el que está teniendo hasta ahora sobre el país. En ese momento, al referirse a los instrumentos de la gobernabilidad, el santacruceño elogió a su esposa (“Presidenta coraje”, la llamó) y luego subrayó que su gobierno había sido votado por cuatro años. “A nosotros el pueblo argentino nos votó para gobernar hasta 2011. Que no les quede duda”, zanjó. La multitud respondió entonces con una de las mayores ovaciones de la noche.
La referencia a los dos años que restan hasta 2011 no se terminó allí. Kirchner se refirió entonces al promocionado diálogo entre Mariano Grondona y el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, en el que ambos hacían bromas sobre un probable alejamiento anticipado del kirchnerismo tras las elecciones del 28 de junio. En esa conversación mencionaban el nombre de Julio Cobos en un juego de sobreentendidos. “Dios nos dio una mano. Y vimos a un periodista conversando con el titular de la Sociedad Rural”, dijo. El auditorio volvió a acompañarlo con una ovación. Por primera vez en mucho tiempo, el discurso de Kirchner incluyó varias promesas hacia el futuro. “¿Qué país queremos?”, se preguntó el santacruceño para presentar sus propuestas. Entonces dijo que había que impulsar una nueva Ley de Educación Superior, trazó como objetivo llegar al “cincuenta-cincuenta” en el reparto de la riqueza, se esperanzó con fabricar un avión en Córdoba y automotrices con autopartes nacionales en la Argentina. Scioli había dicho algo muy parecido en su discurso cuando habló del “modelo del Estado presente y de la justicia social”. Muy festejado por el auditorio, el gobernador sorprendió por su arenga contundente y llena de definiciones. “Como lo he hecho toda mi vida, yo voy al frente”, desafió. En sintonía con Kirchner, Scioli también advirtió con los poderes legislativos que terminan convirtiéndose en “una máquina de impedir”. “Cuenten conmigo para sembrar esperanza, no voy a estar entre los que quieran sembrar discordia”, terminó en lo que pareció un mensaje dirigido a galvanizar la unidad del peronismo bonaerense.
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