Lun 11.11.2002

EL PAíS

Una semana de discretas campañas episcopales

No es que hagan actos, pero a su manera discreta los obispos renuevan la conducción de la Conferencia Episcopal.

› Por Washington Uranga

No se trata de la elección nacional ni de la interna justicialista. Pero es una elección que tiene importancia en el escenario político-social y cultural del país. Nadie está pensando ni proponiendo “que se vayan todos”. Pero también hay candidatos, diálogos, conversaciones, acuerdos, tensiones y juegos de poder entre los obispos católicos que en la semana que se inicia realizarán una asamblea plenaria en cuya agenda se incluye la renovación de autoridades de la Conferencia Episcopal. Entre los obispos no existen explícitamente campañas electorales ni se postulan candidatos previamente. Aunque sí hay discretos sondeos para acercar los nombres sobre los que puede haber mayor consenso. Y por la importancia que la institución católica juega en el panorama nacional, muchas miradas estarán centradas en los próximos días en el plenario episcopal que se celebrará en la localidad bonaerense de San Miguel.
Estanislao Karlic, el arzobispo de Paraná que ha venido ejerciendo la presidencia en los dos últimos períodos (1996-2002), no puede ser reelecto en su cargo por restricciones estatutarias. Además está próximo a cumplir los 75 años establecidos por la ley eclesiástica para que los obispos pongan su renuncia a disposición del Papa. El cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y actual vicepresidente segundo del Episcopado, aparece como el más firme candidato a ocupar el cargo de presidente de la Conferencia Episcopal hasta el año 2005.
Después de un tiempo en el cual la presidencia de la Conferencia Episcopal estuvo a cargo del ya fallecido cardenal Antonio Quarracino .-de cercana relación con el menemismo–, la conducción ejercida por Karlic se caracterizó por buscar autonomía del poder político, sin resignar protagonismo de la jerarquía católica en el campo social y, desde diciembre pasado, llevando adelante una suerte de mediación políticoinstitucional a través del Diálogo Argentino. El tiempo de la presidencia de Karlic fue además el período de la autocrítica y del pedido de perdón de la Iglesia y de la jerarquía por los propios “pecados” contra la sociedad argentina, incluyendo entre estos faltas y errores cometidos durante el período de la dictadura militar. El gesto –valorado de manera disímil– acompañó la sugerencia de Juan Pablo II para que con ocasión del nuevo milenio la Iglesia Católica asumiera públicamente sus culpas.
Bergoglio cumplirá 67 años en diciembre, es obispo desde 1992, arzobispo de Buenos Aires desde 1997 y cardenal desde el año pasado. Su figura se fue afianzando entre sus pares y en la opinión pública después de un período en el que se debatió y se cuestionó incluso públicamente su actuación durante la dictadura militar, tiempo en el que siendo sacerdote jesuita el actual cardenal ejerció como superior de su congregación religiosa con responsabilidad directa sobre los religiosos de su orden. Cultivando un perfil sumamente bajo y de gran austeridad, Bergoglio ha tejido desde la influyente sede arzobispal de Buenos Aires una importante trama de relaciones con todos los niveles del poder político, empresario e institucional, sin descuidar el frente militar donde ejerció transitoriamente como obispo castrense hasta la semana anterior.
Este último cargo pasó ahora al obispo de Añatuya, Antonio Baseotto (69 años), un hombre de perfil conservador y de aceitadas relaciones con el menemismo. A lo ya dicho sobre Bergoglio habría que agregar que el actual cardenal porteño tiene también un gran reconocimiento en el Vaticano, una consideración que los obispos no dejan de tener en cuenta a la hora de votar.
Pero si bien es fundamental la figura del presidente, la Conferencia Episcopal es un organismo colegiado donde resulta muy importante la opinión de aquellos que conforman la Comisión Ejecutiva. Eduardo Mirás (73 años), arzobispo de Rosario desde 1993 y actual vicepresidente primero, es un hombre sumamente reconocido por sus pares y es firme candidato a seguirocupando una de las dos vicepresidencias, sin descartar tampoco las posibilidades que tiene de disputarle a Bergoglio la presidencia. Por algunas grietas del sigilo eclesiástico se ha deslizado también el apellido del obispo Jorge Casaretto, titular de San Isidro y presidente de Cáritas, próximo a cumplir 67 años, como otro de los posibles nombres para integrar un lugar en la presidencia. De actuación muy protagónica en el Diálogo Argentino, Casaretto ha tenido en el último tiempo y en difíciles circunstancias una gestión muy reconocida al frente de Cáritas, pero en períodos anteriores también sorteó con éxito los desafíos que le plantearon sus pares en Pastoral Juvenil primero y, después, en la Comisión Episcopal de Comunicación. Dos de sus colegas en el Diálogo Argentino, Juan Carlos Maccarone, obispo de Santiago del Estero, y Agustín Radrizzani, de Lomas de Zamora, también aparecen en el abanico de nombres junto al arzobispo de Mendoza, José María Arancibia, quien ya ocupó una vez la secretaría general del Episcopado.
Más difícil parece ser la elección del secretario general, cargo que actualmente ocupa Guillermo Rodríguez Melgarejo, obispo auxiliar de Buenos Aires. Seguramente el nombre para ese puesto surgirá una vez que se conozca el del presidente. Estatutariamente Rodríguez Melgarejo podría continuar en el cargo por un período más, pero no parece haber consenso entre los obispos para la reelección. Los nombres de Luis Collazuol, 54 años, obispo auxiliar de Rosario desde 1997, y de Joaquín Sucunza, 56 años, obispo auxiliar de Buenos Aires, pueden leerse en algunos de los apuntes de los votantes.
Además de los cargos de la presidencia se renovarán todas las comisiones episcopales. Entre ellas una de las más importantes es la de Pastoral Social, donde ya no podrá seguir el cardenal Raúl Primatesta, y para el cual surge como uno de los candidatos el arzobispo de Mar del Plata, José María Arancedo, de 62 años, actualmente al frente de la Comisión de Comunicación. Es claro, sin embargo, que más allá de las especulaciones previas los candidatos se irán definiendo a través del diálogo entre los propios obispos y en las votaciones de sondeo, antes de concretar la elección formal que solamente ocurrirá entre jueves y viernes próximos. Votación que en más de una ocasión ha dado lugar a las sorpresas.

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