Las mesas de la sala de conferencias de la Casa Rosada estaban llenas de bocaditos salados y dulces. A su alrededor, como en cada festejo del Día del Periodista, se había reunido la fauna habitual compuesta por cronistas –entre ellos Página/12–, conductores de radio, funcionarios del área comunicacional del Gobierno y hasta propietarios de medios de comunicación. Desde primera hora había circulado el rumor de que la Presidenta pasaría a saludar. Cuando el brindis ya llevaba una hora y media, una funcionaria de la Secretaría de Medios confirmó su presencia. Diez minutos antes de que comenzara el partido entre Argentina y Ecuador, Cristina Kirchner cumplió con la promesa. Llegó con el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y el jefe de Gabinete, Sergio Massa. “Quería saludar en el Día del Periodista, celebrado el domingo pasado con motivo de la fundación de La Gaceta de Mariano Moreno”, dijo CFK.

La Presidenta no aprovechó el contacto con la prensa para hacer anuncios importantes: se limitó a dar un mensaje tranquilizador a los cronistas asignados en la Casa Rosada, quienes venían reclamando desde hacía tiempo que las reformas en la sede gubernamental no incluyeran un traslado de la sala de periodistas del primer piso, algo que se había evaluado. La Presidenta dijo que las reformas se concentrarán en la sala de conferencias, en el segundo piso. Decorada con pinturas referidas a Malvinas, la sala será modernizada para facilitar el trabajo de los traductores que intervienen en las ruedas de prensa cada vez que CFK recibe a un mandatario extranjero. “Se conservará la parte original, pero tenemos ya pensado hacer una moderna sala”, informó la Presidenta.

En la recepción de los periodistas tuvo un rol protagónico el secretario de Medios, Enrique Albistur. También estuvo allí el subsecretario de Comunicación, Claudio Ambrosini, un hombre de estrecha confianza de Massa desde su paso por la Anses. Antes y después de que pasara la Presidenta, los comensales charlaron sobre la campaña electoral, la acusación judicial contra Francisco de Narváez y la proliferación de encuestas contradictorias. En la conversación también hubo espacio para el repaso de los spots de campaña que se vieron por televisión en las últimas semanas. Los funcionarios se mostraron muy conformes con el spot “sin palabras”, que enumera ciertas medidas tomadas por el Gobierno sólo con carteles escritos a mano y sin que nadie hable a cámara. El impacto de ese aviso publicitario ya había sido puesto a prueba en los focus group –análisis cualitativos con grupos reducidos– realizados antes de comenzar la campaña. La reacción había sido positiva en todos los casos.

El próximo spot que saldrá al aire en apoyo de la dupla Kirchner-Scioli tampoco tendrá la voz de los principales candidatos. Quienes hablarán en favor del Gobierno serán personas anónimas, que darán su nombre y apellido, incluso su DNI, y que contarán cómo se modificaron sus condiciones de vida desde 2003 a esta parte. “Ahora se pasará del silencio a la palabra de la gente”, adelantaron a Página/12 quienes estuvieron trabajando en la saga de spots que marcarán la impronta del Frente Justicialista para la Victoria en lo que resta de la campaña. Las especulaciones sobre la publicidad y la política tuvieron una pausa cuando la Presidenta irrumpió en la sala de conferencias con el vocero, Miguel Núñez. Allí anunció que el año próximo la sala pasará a llamarse “Escritores del Bicentenario”. Luego le preguntaron si pensaba mirar el partido de Argentina: “Normalmente no miro los partidos. Solamente en instancias finales, cuando hay más emoción”, respondió CFK.