EL PAíS › GRACIELA ITURRASPE, CANDIDATA A DIPUTADA POR NUEVO ENCUENTRO
› Por Laura Vales
Dirigente de la Central de Trabajadores Argentinos de Mar del Plata, Graciela Iturraspe –58 años, tres hijos, tres nietos– es conocida en los ámbitos militantes por haber integrado Montoneros en la década del ’70, de lo que quedó testimonio en películas como Cazadores de Utopías. Ex presa política, trabajó durante la dictadura en la defensa de los derechos humanos. Los ’80 la vieron pasar por espacios de militancia vinculados con el peronismo y los ’90 la llevaron a la actividad sindical; en los ripios de ese camino, cuenta, descubrió que se había quedado “sin una identidad partidaria”. Hoy es segunda en la lista de Nuevo Encuentro –la fuerza que encabeza Martín Sabbatella– como candidata a diputada por la provincia de Buenos Aires.
–Usted viene de la CTA, ¿por qué pasó del gremio a la construcción electoral?
–Hace tiempo que lo venimos pensando. En el 2002, en un congreso de la CTA decidimos crear un movimiento político, cultural y social y plantearnos la posibilidad de gobernar. El tema siguió en debate hasta la Constituyente Social del año pasado, donde volvió a aparecer en todas las comisiones.
–Así se sumó al partido de Víctor De Gennaro.
–Exactamente, al Instrumento Electoral para la Unión Popular.
–¿A quién se le ocurrió ese nombre?
–(Se ríe.) No es para nada marketinero, ¿no? Y más horrible es la sigla: Iepup, ¡parece ucraniano!
–Usted aparece en varios trabajos sobre la historia reciente por su militancia de Montoneros.
–Sí, no es un secreto. Yo di testimonio en películas y estoy citada en varios libros sobre los ’70.
–¿Cómo fue ese recorrido?
–Empecé a militar en grupos católicos de base y opté por el peronismo revolucionario. Luego estuve detenida unos pocos meses, en el ’75.
–¿Dónde?
–En Devoto. Salí en noviembre, unos días antes de que Isabel firmara el decreto que pasó a los presos políticos a disposición del Poder Ejecutivo. Después estuve en Montoneros, hasta el año ’77. Luego pasé clandestina un tiempo y en el ’79 empecé a militar en la confección de lo que fue el informe para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Después estuve en el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.
–Su militancia en Montoneros, ¿juega a favor o en contra como candidata?
–Es parte de mi propia historia, una parte que no he negado nunca y de la que estoy orgullosa. Sé que es muy difícil juzgar desde los 2000 los ’70... todo el tema de la violencia no fue saldado. Creo que no me juega a favor, precisamente por eso; tal vez sea necesario más tiempo.
–¿Se quedó en el país durante la dictadura?
–Sí, fue una etapa de mucha soledad.
–¿Cómo llegó al mundo sindical?
–En el ’90 me fui a vivir a Mar del Plata y empecé a trabajar en una delegación del Instituto de Previsión de la Ciudad de Buenos Aires. A partir de ahí fui delegada de ATE, después paritaria, luego parte de la conducción de ATE y la CTA en Mar del Plata. Ahora estoy en la conducción provincial tanto de ATE como de la Central.
–Hoy la CTA vuelve a tener candidatos en distintas listas. ¿Van a armar el movimiento político o ya hay que darlo por frustrado?
–El proyecto sigue vigente. Este es un momento complejo y en la CTA tenemos distintas identidades partidarias. Está Tito Nenna como candidato del kirchnerismo, Fabio Basteiro en Proyecto Sur, nosotros en Nuevo Encuentro. Lo que creemos quienes somos una parte de la CTA en Nuevo Encuentro es que debemos ser más que lo que hemos logrado juntar. Esta es una concepción compartida también por Martín Sabbatella, por Jorge Ceballos, por Carlos Raimundi, con quienes hicimos un frente que llegó para quedarse. La voluntad es ir por más después del 28.
–Entonces, ¿por qué no acordaron con Proyecto Sur?
–No pudimos, pero logramos que Nuevo Encuentro no se presente en Capital y que Proyecto Sur no se presente en provincia, o sea que no competimos.
–¿Cuál cree que va a ser el peso de estas elecciones?
–Van a expresar el agotamiento de un modo de hacer política. El kirchnerismo tuvo una propuesta que desarrolló del 2003 al 2005, luego fue retrocediendo en sus postulados y termina ahora recostado en el PJ. El radicalismo –o el panradicalismo con la Coalición Cívica– y el PJ en todas sus acepciones no tienen en sus prácticas aquellos contenidos que los hicieron partidos mayoritarios. Por eso creemos que es necesario construir algo nuevo y que ésta es la alternativa que estamos corporizando hoy.
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