EL PAíS › CARLOS TOMADA DISCREPó CON SU PAR DE MéXICO EN EL MARCO DE LA OIT
Ambos coincidieron en un debate. El mexicano Javier Lozano pidió aplicar contratos a prueba y jornadas discontinuas. El argentino rechazó esa receta y recordó que en el país “lo único que generó fue más informalidad, más desocupación, más desprotección”.
› Por Nora Veiras
Desde Ginebra
“Nosotros escuchamos la palabra flexibilización laboral y nos corre frío por la espalda. Yo que pensé sobre las diferencias entre la flexibilización y la precarización me di cuenta que no las hay. Argentina usó todos los instrumentos y lo único que generó fue más informalidad, más desocupación, más desprotección”, sentenció el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. El mexicano Javier Lozano, secretario de Trabajo del presidente Felipe Calderón, sacó el pañuelo y empezó a secarse la cara. Acababa de reclamar una legislación adecuada para aplicar contratos a prueba y jornadas discontinuas. Una loa a las políticas de flexibilización que signaron los ’90 y que en el seno de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sonaban, al menos, como demodé en un nuevo escenario donde la crisis financiera reprodujo por millones a los desocupados en el último año. El discurso ultraliberal acecha y está dispuesto a seguir dando batalla.
En el inconmensurable salón central del Palacio de las Naciones, ministros, funcionarios y sindicalistas fueron convocados para debatir sobre “Derechos en el trabajo, diálogo social y supervivencia de las empresas en tiempos de crisis”. Tomada y Lozano expusieron junto a Hilda Solis (secretaria de Trabajo de los Estados Unidos), Wiseman Nkuhlu (titular de la Organización Internacional de Empleadores de Sudáfrica), Michael Sommer (presidente de la Confederación de Sindicatos alemanes) y Aisha Abdel Hadi (ministra de Recursos Humanos e Inmigración de Egipto).
La necesidad de reservar un rol regulador para el Estado, de garantizar las fuentes de trabajo mediante el desarrollo de proyectos de infraestructura, de cumplir las leyes laborales aparecieron como denominadores comunes.
El periodista indio Paranjoy Ghua Thakurta ofició de moderador. En rigor, de punzante opinador.
–Vemos en los Estados Unidos la tasa más elevada de desempleo desde el ’45. ¿Qué medidas va a tomar Obama para revertir esta crisis? –le planteó a Solis.
–El presidente ha impulsado un paquete de 1500 millones de dólares para programas de empleo. En los últimos 11 meses, 600 mil personas por mes se quedaron sin trabajo. En la comunidad de color llega al 13 o 14 por ciento el desempleo. Estamos fortaleciendo una red de seguridad de empleo. Lo más alentador serán los programas de inversión en infraestructura, ferrocarriles y canalización.
–El Tío Sam es responsable de lo que ha sucedido, los países están sufriendo lo que no han generado.
–Se han visto indicios de lo que iba a suceder, queremos una función más activa del gobierno para controlar esto. Se está hablando de una reforma regulatoria, nosotros no teníamos posibilidades de hacer algo. Recién asumí hace 120 días –dijo la ex senadora de California.
El sindicalista alemán reivindicó el discurso del día anterior de Cristina Fernández para decir que “se aprendió la lección, el Estado tiene que regular. Son gangsters de los negocios los que dirigieron esta catástrofe” y arrancó un aplauso cuando pidió que “en la próxima reunión del G-8 espero que se dejen de declarar buenas intenciones y que, por fin, se lancen medidas concretas”.
El turno de Tomada llegó precedido por más elogios del moderador: “Tenemos mucho que aprender de su país. Su Presidenta hizo un discurso impresionante. El desempeño de Argentina ha sido sorprendente, ¿qué han hecho?”.
–Redoblamos la convicción que por el trabajo y desde el trabajo vamos a enfrentar la crisis fortaleciendo el diálogo social. Recuperamos las negociaciones colectivas. Recreamos el Consejo del Salario Mínimo que, cuando llegamos, estaba en 60 dólares y hoy está en 425 y seguramente a mi regreso convocaremos al Consejo para aumentarlo. Una política activa de ingresos es fundamental para fortalecer el mercado interno. Hemos convocado a empleadores y trabajadores para evitar despidos. Los despidos se transformaron en suspensiones, en cambios de horarios para preservar el vínculo laboral –se explayó el ministro.
Ante las delegaciones de empresarios, sindicalistas y gobiernos de los 183 países miembros de la OIT, Tomada insistió con el pedido de Argentina y Brasil para que el organismo se integre a la próxima reunión del G-20 en los Estados Unidos. “Estoy seguro que la señora secretaria de Trabajo va a ser exitosa como intermediaria para que el presidente Obama acepte esta idea”, dijo el ministro. Solis no anticipó ninguna respuesta.
“Se repite que toda crisis es una oportunidad. Para nosotros la crisis no debe ser una excusa para degradar condiciones de trabajo y perder miles y miles de fuentes de trabajo. Esta crisis no es por malas gestiones, es por malas decisiones, por malas ideas. El debate debe ser con qué ideas salir a un mundo sustentable, con trabajadores protegidos y libertad política y económica”, dijo Tomada. Minutos después el secretario de Trabajo y Previsión Social de México ponía en evidencia que el debate está lejos de saldarse:
–Estamos preocupados por la desocupación de los jóvenes, hay fallas en la capacitación técnica y superior. La presidenta Cristina Kirchner dijo que no estaba de acuerdo con la flexibilización. Habrá que ver qué se entiende por flexibilización. Si fuera sólo cuestión de voluntad los políticos seríamos los primeros en generar empleo y crecimiento económico. Tenemos que lograr un modelo con tanta libertad como sea posible y tanto Estado como sea necesario. El Estado puede ser un mal necesario, pero es necesario –dijo y la réplica fue inmediata. Al menos en ese panel.
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