Con dos condenas a reclusión perpetua en el haber y una docena de juicios por crímenes de lesa humanidad en la agenda, Luciano Benjamín Menéndez seguirá por el momento en la cárcel de Bouwer. El ex jefe del Tercer Cuerpo se esperanzó con los fallos de la Cámara de Casación y de jueces de Córdoba, San Juan y San Luis que le concedieron el arresto domiciliario, pero no habría obtenido aún el visto bueno del juez federal de La Rioja, Daniel Herrera Piedrabuena, que lo procesó por los asesinatos de los sacerdotes Carlos De Dios Murias y Gabriel Longueville.

Más de trescientas personas convocadas por la agrupación H.I.J.O.S. regional Córdoba se congregaron ayer en la casa del condenado octogenario, en el residencial barrio Bajo Palermo, para repudiar el posible retorno. Miembros de organismos de derechos humanos, organizaciones gremiales, estudiantiles y partidarias le ganaron de mano a la policía y empapelaron los postes de la cuadra con fotos de desaparecidos. También trascendió que cinco autos con simpatizantes del genocida fueron ayer a la cárcel de Bouwer para celebrar su salida. La alarma sobre el inminente traslado derivó de la resolución del juez federal de San Juan, Leopoldo Rago Gallo, de concederle el arresto domiciliario. “No podemos permitir que personas que agraviaron a toda la humanidad con delitos aberrantes, que jamás facilitaron una herramienta para conocer el destino de miles de desaparecidos y que no manifestaron el más mínimo arrepentimiento sean beneficiadas” con el arresto domiciliario, sostuvo semanas atrás H.I.J.O.S. al pedir que se revocara el privilegio.