No será el Congreso el lugar donde comience a definirse el cronograma electoral y la aceptación de la renuncia de Eduardo Duhalde a la Presidencia. Aunque todo indicaba que luego del acuerdo al que habían llegado representantes del peronismo de ambas cámaras legislativas, el tema tendría un paso rápido por el Parlamento, está visto que no figura en la agenda de la próxima sesión en Diputados. “Aquí no se va a votar nada hasta que no se reúna la comisión de acción política del PJ”, reconoció un legislador muy cercano a Duhalde.
La comisión comenzará a sesionar precisamente el miércoles. Día que seguramente marcaría la llegada del tema al recinto parlamentario. Ni los radicales, ni los partidos provinciales, dos de los bloques con que los hombres del peronismo en el Congreso se habían comprometido a unificar un dictamen común, habían sido consultados. El tema no está en la agenda de la próxima sesión y los radicales insisten que “hasta que no se defina la suspensión de las internas abiertas”, todo es especulación política.
“Es un problema del PJ”, dijo con todas las letras a este diario un destacado miembro del bloque radical en Diputados. La definición era una toma de distancia y también un reconocimiento a las fuertes diferencias que tiene el bloque mayoritario en el Congreso. Para los radicales la discusión seguirá en los estrados judiciales hasta que no se defina la suspensión de las internas abiertas y que cada partido realice su elección de acuerdo a sus cartas orgánicas.
“Es evidente que no va a haber elecciones el 30 de marzo”, admitió el radical. Precisamente las posibles acciones judiciales lo llevaban a esta conclusión. En este punto los representantes de los partidos provinciales coinciden con los diputados de la UCR, aunque ellos no hayan firmado, hasta el momento, el dictamen que impulsa el demoprogresista Alberto Natale.
“No tenemos fuerza para una carrera de 100 metros. Esto es un maratón”, le dijo Carlos Menem a un diputado del flamante bloque Azul y Blanco con el que compartía el vuelo de La Rioja a Buenos Aires. La frase es lo bastante elocuente y explica la tolerancia que por estos días muestra el menemismo ante la embestida del duhaldismo.