El Consejo de la Magistratura aplazó ayer su decisión sobre el reemplazo de la fallecida Luisa Riva Aramayo en la Cámara Federal porteña. El cargo iba a ser ocupada por el juez Gustavo Hornos, cuyo salto a aquel lugar había sido cuestionado por no seguir los mecanismos previstos.
Hornos, camarista del fuero Penal Económico, pidió su traslado a la Cámara Federal, cuyo rol es clave en la investigación de una serie de temas. Como encargado de revisar las resoluciones de primera instancia dictadas por los magistrados federales, el tribunal tiene en sus manos casos importantísimas: el atentado terrorista contra la AMIA, causas de corrupción contra ex funcionarios del gobierno y los procesos por los crímenes de lesa humanidad cometidos en la última dictadura militar.
El presidente de la Corte Suprema y del Consejo de la Magistratura, Julio Nazareno, impulsaba la designación de Hornos sin realizar el concurso previsto en las normas, con la secreta misión de que, una vez en su nuevo cargo, el magistrado revisara la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto final.
Sin embargo, cuando fue consultada, la Cámara se opuso en forma terminante al traslado de Hornos, al igual que la fundación Poder Ciudadano. Ayer, finalmente, dos integrantes del Consejo –Jorge Casanovas y Bindo Caviglione Fraga– decidieron no convalidar la maniobra. “Es muy difícil que, teniendo una opinión tan drástica como la que ya dio la Cámara, que es el tribunal que integrará el camarista en cuestión, el pronunciamiento fuera otro”, razonó Juan Gersenobitz, otro de los integrantes del Consejo.