EL PAíS › EL BALANCE SOBRE LOS PRONóSTICOS QUE HICIERON LOS ENCUESTADORES
Los sondeos en la provincia de Buenos Aires fueron los que más fallas tuvieron. Los consultores lo explican por la diferencia de la boleta de diputados y la de concejales en algunos distritos. Admiten la influencia del optimismo de los comandos de campaña.
› Por Raúl Kollmann
Las encuestas estuvieron en el centro de la atención y las polémicas en los dos meses anteriores a la elección del domingo y en el propio día de los comicios. Hubo un fuerte debate por los pronósticos en provincia de Buenos Aires. Casi todas las consultoras adelantaron la llegada al segundo lugar en Capital Federal de Pino Solanas, sólo dos encuestas acertaron el triunfo de Carlos Reutemann y, aunque sin mucha precisión, se pronosticaron los triunfos de Luis Juez en Córdoba y el cobismo en Mendoza.
Pero los resultados provocaron una serie de interrogantes:
1 ¿Cuáles fueron los pronósticos en la provincia de Buenos Aires?
La consultora Poliarquía fue la gran ganadora en la polémica por los sondeos en territorio bonaerense. Durante el mes de abril, en tres estudios sucesivos, la empresa que comandan Alejandro Catterberg, Sergio Berenzstein, Eduardo Fidanza y Fabián Perechodnik afirmó que Francisco de Narváez estaba a la cabeza por márgenes que oscilaban entre los 2,5 y tres puntos, muy cerca del resultado final. Página/12 publicó el domingo la opinión de once encuestadores, de los cuales cinco –CEOP, Analogías, Equis, Ibarómetro y Rouvier– dieron triunfos de Néstor Kirchner por un rango que estaba entre los cinco y los seis puntos, mientras que otros dos –Haime y Mora y Araujo– hablaban de una diferencia de cuatro a favor del ex presidente. En una situación de empate, pero con ventaja para Kirchner, se ubicó Opinión Autenticada y hubo tres encuestadores que le daban una luz a De Narváez. Poliarquía lo venía haciendo desde principios de mes y, en los últimos días de la campaña, se sumaron –y acertaron en el pronóstico– Isonomía y Giacobbe y Asociados.
2 ¿Por qué acertó Poliarquía y la mayoría de los encuestadores estuvieron inclusive fuera del margen de error?
“No puedo saber las razones de la diferencia entre el pronóstico de Poliarquía y el de otras consultoras. Para eso deberíamos poder comparar las metodologías y las estrategias de investigación. De cualquier modo, Poliarquía no fue la única que hizo un pronóstico correcto. Lo que sí puedo decir es cómo procedió Poliarquía: trabajamos con muestras domiciliarias y telefónicas sistemáticas y con encuestas de tipo “panel”, en las que se pregunta a las mismas personas su intención de voto en distintos momentos para conocer si cambian las preferencias durante el transcurso de la campaña. Los resultados fueron consistentes desde 30 días antes de las elecciones, oscilando la ventaja de De Narváez en torno de los tres puntos. Fue muy significativo un dato: Kirchner apenas obtenía una mínima diferencia en el Gran Buenos Aires mientras Unión-PRO obtenía una ventaja muy neta en el interior de la provincia. Ese fue el principal indicador de que De Narváez tenía fuerte probabilidad de ganar”, explicó Eduardo Fidanza.
3 No faltan quienes afirman que las encuestas se manipulan al servicio de la fuerza política o candidato que las contrata. ¿Cómo operaría eso? ¿Qué explican los consultores que no acertaron?
Todos los encuestadores consultados por este diario afirman que ninguna de las empresas conocidas, con años en el mercado, publica un dato que cree que no se va a verificar en las urnas. “Es suicidar a la empresa”, afirman. Pero todos admiten que el clima de los comandos electorales es, casi por naturaleza, de un optimismo desbordante. Y así ocurrió en el caso de Kirchner: los intendentes hacían cola para informar que, de acuerdo con sus propias encuestas, el ex presidente iba ganando por diez, quince o veinte puntos en cada distrito del conurbano. Eso ya creaba una fuerte presión. “Uno siempre afronta decisiones interpretativas de los números –señala Enrique Zuleta Puceiro–. Porque el analista debe resolver sobre inconsistencias, resultados que no le cierran del todo, indefiniciones, porcentajes de indecisos. Y ahí juega un lugar común de la política argentina: el mito de la infraestructura y el aparato del peronismo en el Gran Buenos Aires. Eso lleva, muchísimas veces, a ser el sostén de proyecciones demasiado optimistas.”
Roberto Bacman, de CEOP, afirma en forma categórica que la diferencia estuvo en la evaluación de las candidaturas testimoniales. Quiere decir que la mayoría de las consultoras que daban ganando a Kirchner consideraron que los intendentes traccionaban votos a la lista de diputados del Frente para la Victoria. “Nosotros acertamos tres de los cuatro datos: dijimos que De Narváez iba a tener aproximadamente 33 por ciento de los votos; Stolbizer 21 y Sabbatella 6. Eso se dio así. ¿En dónde erramos? En el voto a Kirchner-Scioli, que nosotros diagnosticamos en 38. Y lo cierto es que consiguió sólo 32. ¿Qué pasó? Hubo una corriente de votos que sí fueron para los intendentes, muchas veces a través de listas espejo, de partidos vecinales, y fueron en blanco para diputados o directamente cortaron a favor de algún otro candidato, ya sea De Narváez o Stolbizer.” Eso explicaría, por ejemplo, que el intendente Gabriel Bruera de La Plata sacara 34 por ciento en la lista de concejales y la boleta Kirchner-Scioli 13 puntos menos, o que la esposa de Sergio Massa haya conseguido casi el 50 por ciento de los votos en Tigre para concejal y que allí Kirchner ganara por apenas un punto, o que las boletas en las que figuraba el intendente de Mar del Plata consiguieran 32 por ciento para concejales y 26 por ciento para diputados. O que el intendente de Pilar, Humberto Zúccaro, haya vencido por diez puntos y la boleta Kirchner-Scioli, perdido por uno. En Quilmes, la diferencia entre la lista de concejales, encabezada por el intendente Francisco Gutiérrez, y la de Kirchner-Scioli fue de cinco puntos. Y así en muchísimos distritos. Poliarquía no se dejó guiar por las candidaturas testimoniales y acertó.
“Durante todo el mes hubo una situación de empate, de tironeo –señala Analía Del Franco–. Pero en los últimos días nos terminamos inclinando por la variante más optimista, en primer lugar porque cuando les exhibíamos a los encuestados la boleta con los intendentes, la intención de voto a Kirchner subía. Además, la imagen del ex presidente mejoró, mientras que el voto a De Narváez y Stolbizer parecía inestable. Nos inclinamos para la visión optimista y nos equivocamos.”
Por supuesto que algunos hablan de traición de los intendentes, pero otros insisten en que hubo una corriente de protesta, de sentimiento anti K, que se verificó también, por ejemplo, en Santa Cruz y en Entre Ríos.
4 ¿Qué pasó en la Capital Federal?
La performance de las consultoras en Capital Federal fue impecable. El fenómeno de Fernando “Pino” Solanas fue percibido dos semanas antes de las elecciones y primero Hugo Haime y después Artemio López predijeron su segundo puesto. Al final, casi todas las encuestas llegaron a la misma conclusión: Solanas desbordaba a Alfonso Prat Gay. El CEOP, Equis, Rouvier, Poliarquía y Analogías estuvieron muy cerca de acertar también el 24 por ciento que consiguió el cineasta. El resto de los resultados de la elección también fue captado por los sondeos: el primer lugar de Gabriela Michetti, el tercero de Prat Gay y el cuarto de Carlos Heller.
5 ¿Hubo aciertos en Santa Fe?
En una elección tan pareja, dos consultores sostuvieron que ganaría Carlos Reutemann, pese a que la mayoría se inclinaba por Rubén Giustiniani. Hugo Haime y OPSM, la encuestadora de Zuleta, percibieron la victoria del Lole.
6 ¿Qué pasó con Córdoba y Mendoza?
En ambos distritos, todas las encuestas dieron bien al ganador, pero hubo bastante error en las dimensiones. Luis Juez venció en la carrera a senador, aunque por una diferencia muchísimo menor a la pensada, y el cobista Ernesto Sanz consiguió casi el 50 por ciento de los votos, algo que tampoco estaba en los planes.
7 ¿Qué papel jugaron las encuestas?
Otra vez se confirmaron tres experiencias de importancia. La primera: los ciudadanos no siempre votan al que va ganando y, por lo tanto, la incidencia de la encuesta en una campaña es bastante más un mito que una realidad. La mayoría de las consultoras decían que ganaba Kirchner y la leve diferencia fue para De Narváez. El segundo elemento es que las encuestas le sirven al ciudadano para orientarse. En este caso, muchos vieron que De Narváez-Solá era una alternativa para manifestar su oposición a Kirchner y, aunque no les entusiasmara el propio candidato, lo utilizaron como instrumento para manifestar su voluntad. Por último, la prohibición de publicar bocas de urna a las 18 –que no existe prácticamente en ningún lugar del mundo– quedó evidenciada otra vez como algo inútil. En Francia, la propia Corte Suprema declaró inconstitucional la prohibición de publicar sondeos.
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