Vie 10.07.2009

EL PAíS  › LA REFORMA POLITICA QUE ANUNCIA LA PRESIDENTA Y EN LA QUE TRABAJA EL GOBIERNO

La vuelta de las internas abiertas

Apuntará, explican, a fortalecer los partidos políticos. Buscan establecer internas abiertas y simultáneas como en la provincia de Santa Fe o en Uruguay. Aquí ya existía, pero fue derogada por el Senado en 2006.

› Por Alejandra Dandan

El Gobierno intentará impulsar en el Congreso una “profunda reforma política”. Así lo dejó dicho Cristina Fernández en Tucumán, y así lo detalló más tarde el jefe de Gabinete Aníbal Fernández. El proyecto en cuyo borrador ya está trabajando el Ministerio del Interior intentará fortalecer la representatividad de los partidos políticos con internas abiertas y simultáneas al estilo de la provincia de Santa Fe o de Uruguay. Aunque hace dos años el Congreso derogó una ley de las mismas características, en el Gobierno dicen que uno y otro proyecto no son iguales porque el contexto político es distinto: señalan que aquella ley no funcionó porque se impulsó en 2002 en medio de la crisis institucional con partidos políticos “brutalmente erosionados”.

Es “necesario discutir a fondo –dijo CFK durante el acto por el aniversario del día de la Independencia– el sistema de representación de los partidos políticos y no solamente dejarlos en el marco de las elecciones internas” e implementar un sistema de “doble turno electivo de elecciones primarias”.

Cristina ancló la propuesta en un proyecto que ella misma presentó en el Congreso cuando era senadora pero que no obtuvo “las mayorías y los consenso necesarios”. Y en un modelo “ampliado” de las internas de Santa Fe y de las uruguayas donde las elecciones primarias son abiertas, simultáneas pero también obligatorias. Aníbal Fernández dijo además que el borrador está en manos del ministro del Interior Florencio Randazzo, pero que trabajará con el asesoramiento del secretario de Gestión Pública Juan Manuel Abal Medina.

Luego de la derrota en las elecciones del 28 de junio, una parte de la oposición criticó ayer al proyecto porque sostiene que sólo puede resultar necesario para resolver la interna del PJ.

El Gobierno defiende la iniciativa partiendo de un diagnóstico que parece tener como telón de fondo el fantasma de las cacerolas y la crisis de representación que sufrieron los partidos políticos tras el 2001. “Es necesario fortalecer el carácter representativo de la política argentina, y la representación en el país está dada en el país por el sistema de partidos políticos”, explicaba un funcionario.

“El problema no se resuelve –continuaba– con el sistema de boleta única ni con el voto electrónico porque son simplificaciones; el sistema electoral no tiene problemas de fondo, viene funcionando bastante bien, desde la reapertura democrática hasta ahora: ganaron los radicales, ganó Francisco De Narváez, Carlos “Chacho” Alvarez, los peronistas, los radicales y en todos estos años nunca hubo una denuncia de fraude. El problema entonces no tiene que ver no con los partidos, sino con la posibilidad de que la gente exprese con su voto definiciones de políticas públicas que son las que hacen a un verdadero sistema democrático, y por eso la idea es fortalecer a los partidos políticos”.

Así las cosas, el borrador incluye internas abiertas: votarían afiliados y no afiliados. El candidato que pierda debe quedar afuera y no puede volver a presentarse en ningún otro partido. Las elecciones serán simultáneas para que nadie pueda votar en dos internas a la vez. Los lugares de votación no estarían en unidades básicas ni en los comités, si no los mismos establecimientos públicos y con los mismos padrones que para las elecciones generales. Y no está claro aún si serán obligatorias como en Uruguay u optativas como en Santa Fe.

Una de las claves es que todos los candidatos están supuestamente en igualdad de condiciones: todos serían elegidos por el voto y no como resultado de un congreso partidario o del dedo. Las internas nunca serían optativas para los partidos. Para explicarlo, los que trabajan en el tema citan el caso de Tabaré Vázquez. Durante las primarias del Frente Amplio en Uruguay no tuvo oponentes, y aún así fue a internas. La participación de la gente, explicaban, sirve así para legitimar al candidato.

El último impulso de una reforma política en el país lo hizo el gobierno de Eduardo Duhalde, en 2002 y a través de un decreto con un proyecto del entonces viceministro del Interior Cristian Ritondo, ahora en PRO. La ley sin embargo nunca se usó y quedó virtualmente congelada a partir de la presentación judicial porque el PJ pidió participar con tres candidatos: Néstor Kirchner, Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá. En 2005, sólo la UCR convocó a internas. Y el 6 de diciembre de 2006 el Senado terminó por derogarla.

“El tema es que éste es otro momento”, indicó una fuente del Gobierno. “En ese momento la ley no sirvió porque el peronismo estaba sin una autoridad e intervenido y el radicalismo atravesaba una crisis brutal. Ahora hay partidos mínimamente fortalecidos, un peronismo, los radicales en proceso de recuperación y el PRO institucionalizándose”.

En medio de la jornada, entre una agitada agenda política, Aníbal Fernández salió a dar más explicaciones: “En caso de implementarse, los argentinos deberíamos ir 180 días antes de las próximas elecciones nacionales a las urnas para preseleccionar a los candidatos”, explicó. Desde la oposición, Ritondo fue de los pocos que aplaudió el proyecto pero pidió además una ley de financiamiento político y voto electrónico o, al menos, boleta única, una condición que dice se extiende en otros países.

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