En épocas de cambios de gabinete, los rumores proliferan de manera natural. Es lo que está sucediendo en el Gobierno desde que se completó la última renovación. En el Ejecutivo sobrevuela la idea de que el staff de ministros necesita una segunda etapa de incorporaciones. Según esa lectura, el nuevo capítulo de nombramientos deberá cumplir con un objetivo: confirmar en los hechos que el kirchnerismo pretende tender puentes hacia los sectores progresistas y de centroizquierda. Siguiendo esa lógica, al Gobierno le quedan muy pocos espacios para ofrecer, al menos en el organigrama de rango ministerial. Por todo eso, una de las alternativas que se está estudiando en la Casa Rosada es ofrecer el Ministerio de Educación a una figura vinculada al ideario progresista. La cartera está hoy a cargo del prestigioso pedagogo Juan Carlos Tedesco, ex director de Educación de la Unesco, quien suele definirse como independiente. En el kirchnerismo se comenta que podría dejar el cargo en las próximas semanas: en su lugar podrían asumir su segundo, el viceministro Alberto Sileoni, o el doctor en filosofía Ricardo Forster, reconocido miembro del espacio Carta Abierta.

La versión sobre inminentes cambios en Educación comenzó a tomar eco tras los nombramientos de Aníbal Fernández (Jefatura de Gabinete), Julio Alak (Justicia) y Jorge Coscia (Secretaría de Cultura). La primera interpretación que despertó esos nombres fue que la señal a los sectores de centroizquierda había sido postergada para más adelante. En el caso de Coscia, su trayectoria lo ubicaba dentro de la tradición del peronismo de izquierda. Pero los otros dos nombres no encarnaban ningún guiño a los sectores progresistas más independientes, generalmente distantes del peronismo. Ante esa lectura, en el Gobierno comenzaron a admitir que un nuevo recambio del gabinete debería contar con nombres que generaran expectativas entre los votantes de centroizquierda. Uno de esos hombres podría ser Forster, ensayista y profesor de varias universidades nacionales y extranjeras (dicta clases en Princeton, Hebrea de Jerusalén y el Instituto Tecnológico de Monterrey).

Gente que conoce mucho a Forster contó ayer a Página/12 que el hasta el momento no había recibido ninguna propuesta. El otro nombre que está circulando para asumir el Ministerio de Educación es Sileoni, actual número dos de la cartera. Abogado y profesor de Historia, especializado en la educación de adultos, Sileoni tiene una larga foja de servicios en la política educativa. Siempre vinculado al peronismo, Sileoni tuvo cargos a nivel nacional –entre 1996 y 1999 fue coordinador del proyecto de educación y trabajo– y a nivel provincial: del 1999 a 2003 fue subsecretario de Educación bonaerense. En 2007, tras la victoria de CFK en las presidenciales, el nombre de Sileoni había circulado como uno de los candidatos a ocupar el Ministerio de Educación. Al final quedó segundo en el organigrama. Sileoni tiene muy buena relación con el director general de Escuelas, Mario Oporto, alineado ahora con el gobernador Daniel Scioli.

Si de Scioli se trata, por estos días está circulando una versión sobre inminentes cambios en el gabinete bonaerense. El caso más comentado involucra al actual ministro de Desarrollo Humano, Daniel Arroyo, un especialista en políticas sociales de Flacso, que llegó a la provincia tras un pedido especial del ex motonauta. Arroyo fue el impulsor del uso de la tarjeta magnética en los planes de asistencia alimentaria; también impuso algunos cambios en la distribución de los subsidios. A poco de ejercer el cargo, sus decisiones despertaron alguna tibia resistencia entre los intendentes del conurbano. Ahora la situación parece haber escalado. En La Plata se comenta que el intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra, titular de la Federación Argentina de Municipios, podría dejar la intendencia para reemplazarlo en la cartera social.

Tras la derrota del 28 de junio, Pereyra viajó a Miami para pasar unos días de vacaciones. Sin embargo, un llamado telefónico le habría pedido adelantar su regreso a la Argentina. Esta historia continuará.