EL PAíS
› LILITA CARRIO ESTUVO EN UN COLEGIO DE ITUZAINGO
Cara a cara con los chicos
Su polémico rechazo al proyecto de despenalización del aborto, la corrupción y el compromiso de no “huir” como Chacho Alvarez fueron los temas que los estudiantes le plantearon a la diputada del ARI.
› Por Felipe Yapur
El barrio de Ituzaingó donde está ubicada la escuela secundaria Hipólito Yrigoyen es de casitas bajas, calles arboladas y, como en buena parte del conurbano bonaerense, lo que predomina es la desocupación. La directora, María del Carmen Iglesias, ideó el proyecto de invitar a los distintos candidatos presidenciales. Elisa Carrió fue la primera y ante los alumnos del último curso respondió una batería de preguntas que incluyeron desde el polémico proyecto de despenalización del aborto, los chicos que mueren de hambre en Tucumán, la libertad de Carlos Menem, hasta el temor que despertó en algunos el supuesto de que en caso de triunfar en las elecciones repita la “desilusión” que provocó “la huida” de Carlos “Chacho” Alvarez. “He dado pruebas de mi fortaleza, de mi capacidad de lucha. Sin embargo, no logro todavía sacarme este karma”, aseguró la candidata presidencial del ARI.
Hacía calor en el aula más grande de la escuela donde se apretujaron unos cuarenta alumnos de entre 17 y 20 años. Carrió se presentó a sí misma como la candidata presidencial de un partido chico. Esto despertó la suspicacia en algunos de los estudiantes como Vanesa, quien no dudó en señalar con marcada ironía sobre la “casualidad” de hablar con los alumnos del último curso y que están en condiciones de votar. La chaqueña no esquivó la respuesta y concedió un “puede ser”. Eso sí, aclaró que su programa de gobierno se irá corrigiendo a través del contacto con la gente y “esa es la razón por la que venimos a escucharlos”.
De todas formas, Carrió buscó en todo momento diferenciarse del resto de los candidatos presidenciales. Sabía que el próximo en participar de esas charlas será el santacruceño Néstor Kirchner. Sin embargo, prefirió emprenderla contra el puntano Adolfo Rodríguez Saá: “No voy a prometer que en tres meses generaré cinco millones de puestos de trabajo como dicen algunos. Eso es mentira”, dijo como única referencia a sus oponentes.
Las preguntas de los estudiantes fueron desnudando sus principales preocupaciones. La más clara, la más fuerte fue sin duda la desocupación, sobre todo ante la inminencia del fin de su paso por la secundaria y el tenebroso panorama que se les avecina. “Estamos a punto de salir al mundo real”, señaló Nayla desde el fondo de la clase. Carrió reconoció que el panorama es difícil, que el país no ofrece propuestas y que la salida se la consigue “mediante la lucha no violenta”, dijo para luego hablar de la propuesta del ARI. La diputada desgranó una de sus propuestas para generar movimientos en la economía que derivará en la creación de fuentes de trabajo. Habló de lo que denominó el seguro social por hijo, un programa que requerirá 8000 millones de pesos para estar funcionando, pero aclaró que eso no significa la desactivación del Plan de Jefes y Jefas de Hogar.
Si la desocupación es una clara y permanente amenaza, el otro tema que desvela a los adolescentes de la escuela Hipólito Yrigoyen es el aborto. “¿Si usted habla de igualdad social por qué entonces se opone al proyecto de despenalización del aborto? Porque acá las que tienen plata van a las mejores clínicas. Las pobres terminamos muertas”, se despachó Nayla, una rubiecita de cejas prolijamente depiladas y un guardapolvo lleno de escrituras con deseos de éxito y suerte en la vida. Carrió ya no habló de militar en contra del proyecto que presentó el diputado socialista y ex socio del ARI Rubén Giustiniani. Esta vez se refirió a una cuestión de objeción de conciencia: “Este problema no se resuelve con despenalizar el aborto, sino que pasa por una clara y eficiente política de salud reproductiva. El Estado debe brindar todo el apoyo y la información necesaria para poder alcanzar una buena capacidad de decisión a la hora de procrear o no una nueva vida humana”.
–Acá hay chicas de 12 años que ya quedaron embarazadas ¿Cómo ellas pueden decidir? –retrucó Nayla. –Tenés razón –respondió la chaqueña, pero le advirtió que “es preciso educar para que las mujeres valoremos nuestro cuerpo y sobre todo nuestra palabra. Debemos saber cuándo quieren abusar de nosotras y que nuestro cuerpo no está para cualquier cosa”.
La curiosidad de los adolescentes luego se desplazó hacia la economía, sobre la conveniencia o no de haber salido de la convertibilidad y sobre la corrupción. Sobre este último punto, uno de los chicos le pidió a Carrió garantías sobre su honestidad si llega a ser presidente. “Yo tengo para ofrecer un testimonio de vida pero igual no te puedo dar garantías. No soy de las que hacen marketing con mi honestidad.”
Mientras las preguntas se sucedían, en la primera fila estaba sentada Sara. La jovencita de 18 años fue una de las últimas en hablar. Con voz trémula y con cierta angustia le preguntó si “¿piensa hacer lo mismo que Chacho, que se fue y nos dejó en banda?”. Entre risas, Carrió le respondió que había dado innumerables pruebas de su diferencia con el ex líder del Frepaso, “pero no hay caso, no logro todavía sacarme este karma”, se lamentó.