Desde Neuquén

La expropiación de la fábrica de cerámicos Zanon, en manos de sus trabajadores desde hace ocho años, está cerca de concretarse. En la Legislatura de Neuquén, la Comisión de Asuntos Constitucionales emitió un despacho por mayoría para que la cámara apruebe la próxima semana el proyecto presentado por el gobierno de Jorge Sapag. Pero ayer la Comisión de Presupuesto no se pronunció y relegó su dictamen para el martes que viene. En la postergación fue decisiva la intempestiva aparición del titular de la CGT neuquina, el mercantil Sergio Rodríguez, y del dirigente empresarial Edgardo Phielipp –cuestionado por su rol como interventor de la Facultad de Economía del Comahue durante la última dictadura–: pidieron a los diputados provinciales que no expropiaran Zanon “porque sería darles la razón a los que hablan de la lucha de clases”, un “peligroso antecedente para el futuro”. Aun así, los trabajadores confían en que la expropiación de la fábrica es prácticamente un hecho, teniendo en cuenta el compromiso del oficialismo provincial.

Para fortalecer su reclamo, los obreros están convocando “a una gran concentración y movilización frente a la Legislatura provincial”, el próximo miércoles 12, cuando sesionará el cuerpo. “Sin el apoyo de la población y de las organizaciones solidarias, Zanon no hubiese sido posible”, dice Mariano Pedrero, abogado de los obreros ceramistas.

–¿Se concreta la expropiación de Zanon la semana que viene? –le preguntó Página/12 a Pedrero.

–El martes se vuelve a reunir la Comisión de Presupuesto y el miércoles 12 hay sesión de la Legislatura. Como en estos nueve años de lucha, confiamos en nuestras fuerzas y en el apoyo de la población. Estamos llamando a movilizar y concentrar para exigir la sanción de la expropiación de la fábrica. Esa decisión política sería un gran paso adelante en nuestra lucha porque, a pesar de los límites de este proyecto de ley, se aleja la posibilidad del remate de la fábrica, el desalojo y la represión. Este nuevo avance para la gestión obrera es un símbolo de que los trabajadores pudimos enfrentar los despidos en 2001 y que, frente a la actual crisis en curso, tenemos una salida que proponer. Zanon es un ejemplo de que la clase trabajadora no tiene por qué agachar la cabeza. Por algo las cámaras empresariales y sus alcahuetes de la CGT están tan molestos y activos contra la expropiación.

–¿Qué características tendrá, de aprobarse, la expropiación?

–El proyecto que están debatiendo es el presentado por el gobierno provincial. Salvo algunos diputados, la mayoría se opuso a tratar nuestro proyecto de ley, que fue presentado con más de 90 mil firmas. Y, aunque está garantizada la autonomía de las asambleas y no asumimos ningún compromiso que atente contra la gestión obrera, dos son los puntos centrales que no están contemplados. Por un lado, se limita a expropiar la fábrica y cederla a la cooperativa Fasinpat (Fábrica Sin Patrones), pero no incluye el concepto de la estatización por el que peleamos. Por el otro, la expropiación es con pago a los acreedores privilegiados. Nosotros siempre dijimos que debería hacerse sin pago.

–¿Por qué los obreros de Fasinpat reclaman la estatización?

–La fábrica no debería cederse a la cooperativa. Nuestra lucha es por la expropiación definitiva y que la planta quede en propiedad del Estado, administrada no por un interventor estatal sino, como hasta ahora, por los propios trabajadores, con las decisiones tomadas en asamblea. Una fábrica estatal para que su producción se destine a planes de obra pública de viviendas, escuelas y hospitales, que tanto hacen falta a la población. Por eso, nuestra lucha incluye la exigencia de la reapertura de la obra pública, que además generaría miles de nuevos empleos.

–¿Por qué los obreros se oponen a que se pague a los acreedores de Zanon?

–Porque la deuda es de los Zanon y son los Zanon los que tienen que pagarla. Ni los trabajadores ni la población tenemos por qué hacernos cargo de las deudas de los vaciadores. La familia Zanon debería pagar con sus propios bienes esos 23 millones de pesos que pagará la provincia a los acreedores.

–¿Cómo se haría el traspaso de la fábrica a los obreros?

–Esto también dependerá de nuestra capacidad de movilización. Ya hemos visto decenas de leyes de expropiación en varias provincias donde luego el Poder Ejecutivo no las ejecuta y las leyes vencen o empiezan los juicios de reversión por parte de las viejas patronales vaciadoras, o de los acreedores.

–¿Qué es lo más importante que se logra con este paso?

–Consolidar una experiencia que es ejemplo en el mundo entero de que los trabajadores podemos enfrentar los despidos. Que no tenemos por qué aceptar las indemnizaciones o subsidios. Que podemos hacernos cargo de la producción de toda fábrica que cierre o despida en masa y que podemos poner la producción al servicio de las necesidades populares. Zanon es un pequeñísimo ejemplo, parcial y no acabado, de las fuerzas que anidan en el seno de la clase trabajadora para dar una respuesta por la positiva.