EL PAíS › DESPLAZARON A RINALDI DE LA SUPERINTENDENCIA DE SALUD
Rinaldi llegó con Graciela Ocaña y luego se enfrentó al secretario de la CGT por la retención de unos fondos. Lo reemplazará Bellagio, de buena relación con el camionero.
› Por Martín Piqué
Hugo Moyano festejó sin demasiado aspaviento. Fue ayer a la tarde en la asunción de Julio Piumato como diputado. El secretario general de la CGT estaba en el sector de invitados VIP, en el recinto de la Cámara baja, cuando un allegado se le acercó para saludarlo. “No le pongamos obstáculos al nuevo hombre”, dijo entonces el camionero. La instrucción se refería al nombramiento del contador Ricardo Bellagio al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS). Bellagio reemplazará al abogado Juan Rinaldi, que había llegado al cargo con el aval de Moyano para luego ganarse la confianza de Graciela Ocaña. En la CGT consideran a la ex ministra de Salud como la peor enemiga del camionero. El origen de la discordia fueron 48 millones de pesos de la Administración de Programas Especiales (APE) que en 2007 se distribuyeron entre las obras sociales sindicales para financiar campañas de prevención. Como no hubo rendición de esos gastos, Ocaña decidió retener el importe asignado a 2008: unos 100 millones de pesos. La designación de Bellagio se concretó a través del decreto 1934/09 publicado ayer por el Boletín Oficial.
La puja entre Ocaña, Rinaldi y Moyano comenzó a tomar estado público cuando la ex ministra denunció que el remanente del fondo de distribución del APE del año 2007 –los 48 millones– había sido cobrado y no había sido rendido por las obras sociales. El remanente en cuestión es lo que queda del presupuesto del APE tras el pago de reintegros por prácticas de alta complejidad. Ese dinero proviene de los aportes de empleadores y asalariados. A los trabajadores se les descuenta el 3 por ciento del sueldo bruto.
“Son fondos de los trabajadores, de las obras sociales, no del Estado”, subrayó en diálogo con Página/12 un funcionario del Ministerio de Salud. El problema estalló cuando Ocaña retuvo los 100 millones de pesos que habían quedado como remanente de 2008.
La decisión de Ocaña tuvo una inmediata repercusión. La situación obligó a Rinaldi a tomar partido entre Ocaña y Moyano, su jefe político. El abogado optó por la ministra. El secretario general de la CGT no pudo digerir el desplante. Enseguida comenzó a trabajar para forzar el desplazamiento de Rinaldi. La tarea de desgaste de la CGT apuntó también contra Ocaña. Desde la central de Azopardo se advirtió a la Casa Rosada sobre una presunta tercerización del manejo de la publicidad de los entes descentralizados del Estado. La advertencia implicaba un cuestionamiento a la ex ministra.
El anteúltimo capítulo de esta puja se produjo el domingo pasado, con una entrevista de La Nación a Ocaña. Allí acusó a Moyano de tejer “una red de relaciones con sociedades (comerciales) manejadas por sus familiares, su esposa, sus hijastros, que están de los dos lados del mostrador”. Ayer, Moyano logró el tan ansiado desplazamiento de Rinaldi. Bellagio, su sucesor, fue gerente de administración y de control económico financiero de la Superintendencia. En la CGT le atribuyen vínculos con la Iglesia y con la salud privada: sobre todo con prepagas muy conocidas. Otros sectores políticos, en cambio, lo vinculan con el propio Moyano.
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