Sáb 08.08.2009

EL PAíS  › EL CARDENAL JORGE BERGOGLIO HABLó DE LA POBREZA EN LA MISA DE SAN CAYETANO

Parafraseando a Benedicto

“Es una injusticia que a tantos les falte el trabajo y el pan”, dijo Bergoglio durante su homilía.

› Por Washington Uranga

Para el cardenal Jorge Bergoglio, presidente de la Conferencia Episcopal, “es un injusticia que, en nuestra Patria bendita, a tantos les falte el trabajo y el pan”, y volvió a calificar de “escandalosa” la pobreza tal como lo había hecho el día precedente el papa Benedicto XVI en mensaje a los argentinos. El arzobispo porteño habló ayer durante la misa celebrada en el santuario capitalino de San Cayetano ante miles de fieles convocados este año bajo el lema “con San Cayetano buscamos justicia, pan y trabajo”. En este caso no hubo comentarios oficiales sobre las afirmaciones de Bergoglio. El miércoles tanto el ex presidente Néstor Kirchner como el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, consideraron “naturales” las expresiones de Benedicto XVI sobre la pobreza e insistieron en la necesidad del trabajo conjunto del Estado con la Iglesia para buscar soluciones.

En su breve homilía de ayer Bergoglio no hizo alusión directa al mensaje papal del día anterior ni referencias a la dirigencia política y social, como sí lo ha hecho en otras oportunidades. Advirtió sin embargo que “vivimos situaciones de escandalosa pobreza, de falta de trabajo (...), o estas enfermedades que nos afectan masivamente, la gripe, el dengue (...), y que pegan más duro por la falta de justicia”. El arzobispo dijo también que en estas circunstancias hay personas que ya ni siquiera se preguntan acerca de la presencia de Jesús en medio del pueblo, porque se trata de gente “que ya tiró la toalla”.

La dirigencia de la Iglesia Católica ha subrayado en el último tiempo su advertencia sobre el agravamiento de la situación de pobreza. El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Jorge Casaretto, se convirtió en el principal vocero eclesiástico en la materia y ya desde el año anterior alertó sobre “el aumento de la pobreza”. Casaretto fue expresamente mencionado por Néstor Kirchner el jueves por la noche en Quilmes, durante un encuentro con intendentes del conurbano. El ex presidente afirmó entonces que “hay que ayudar” al obispo para que pueda seguir con su trabajo social a favor de los pobres. El obispo de San Isidro es uno de los miembros de la jerarquía católica que mayor respeto despierta en el oficialismo y, en particular, en la Casa Rosada, donde se valora tanto su tarea social, como su permanente disposición al diálogo y la cooperación, evitando confrontaciones.

En medio de un sermón de neto corte religioso, Bergoglio hizo ayer nuevas alusiones directas a la situación social. Se refirió a “la gente que cada día más duerme en la calle, en plena Plaza de Mayo, en pleno corazón de esta ciudad”. Y al respecto reflexionó que “en nuestra ciudad hay gente que tiene sitio, que tiene cabida, y gente que ‘sobra’”, remarcó. Para advertir que estos últimos “son dejados de lado como ‘descarte’ en verdaderos volquetes existenciales”. Para el cardenal, “el mundo de hoy borra los rostros reales haciendo que los veamos sólo por televisión”.

El presidente de la Conferencia Episcopal convocó también a salir a buscar a “aquellos rostros sufrientes que nos duelen” para ser solidarios con ellos, porque “es una injusticia que les falte pan y trabajo” y eso “no puede ser”. Al mismo tiempo exhortó a encontrar soluciones “no con sed de venganza y reivindicación, sino con ánimo cristiano”.

En Rosario, el arzobispo local José Luis Mollaghan dio sus propias cifras sobre la pobreza al retomar la calificación del Papa sobre la “pobreza escandalosa”. El obispo rosarino sostuvo que “un 11 por ciento” de los niños “tiene hambre”. En Córdoba, el sacerdote Nicolás Alessio, párroco de la iglesia de San Cayetano, dijo que “es casi una inmoralidad” que el titular de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, “hable de la pobreza”. Para el cura “que Biolcati o Macri hablen de la pobreza es casi una inmoralidad porque ellos fueron cómplices en los noventa de la exclusión más tremenda que sufrió la Argentina”.

Gerardo Castellano, el párroco del santuario de San Cayetano que se encuentra ubicado en la zona de Liniers en la Capital, informó que los peregrinos donaron durante el último año unos 45.780 kilos de alimentos y 10.890 bolsas de ropa y calzado. Ese es el resultado de la propuesta hecha por las autoridades eclesiásticas para que los fieles cambien sus ofrendas tradicionales de velas y flores por donaciones que son destinadas a las personas más necesitadas. “Lo notable –aseguró Castellano– es que las donaciones son de gente pobre para otra gente pobre. Por ahí traen una bolsita de yerba o de arroz, y así vamos sumando.” Para el sacerdote los peregrinos “traen (alimentos y ropa) porque saben lo que es necesitar”. Y agregó que “aquí no vienen empresarios con camiones repletos de comida, sino pobres que dan desde su pobreza”.

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