La investigación sobre el avión que usó Ricardo Jaime entre febrero y mayo de este año gira en círculos alrededor de su ex asesor Manuel Vázquez, mencionado como personaje central por la mayoría de los testigos. El piloto y empresario aeronáutico Gustavo Carmona declaró ayer en la causa que fue Vázquez, un lobbista en negocios de transporte, quien lo contrató como asesor en la explotación del Lear Jet 31A, apenas lo hizo aterrizar en Buenos Aires. Se encargaba, dijo, de conseguir los pilotos –que reclutaba en la empresa Aero Rutas– cada vez que había viajes, del mantenimiento y de apuntalarlo con los papeles, contratos y seguros. A Jaime aseguró que no lo conoce, pero que lo vio varias veces en años anteriores tomando taxis aéreos de la empresa Mac Air.

Carmona contó que Vázquez lo llamó en febrero porque había tenido “una pelea por diferencias económicas” con la empresa Mac Air, de Franco Macri, que originalmente iba a explotar el Lear Jet “y necesitaba asesoramiento para saber qué hacía con el avión que estaba trayendo”, que aterrizó en San Fernando. Lo contrató por 6 mil dólares, que aún no recibió. Vázquez, relató el testigo, se presentó como asesor de la firma Pegasus, una sociedad radicada en Costa Rica, que según “documentos” que dijo tener es la titular del avión, que según allegados al caso costó unos 4 millones de dólares. El 80 por ciento del dinero para la compra, añadió, “lo presta otra compañía de nombre Elkrest”, con domicilio en las Islas Vírgenes y sobre la cual los investigadores aguardan recibir información de Londres. La pelea de Vázquez con Mac Air era porque “le habían cobrado a la firma Pegasus un sobreprecio”, según sostuvo en su declaración, a la que accedió Página/12.

En la causa judicial, a cargo del juez Norberto Oyarbide y el fiscal Carlos Rívolo, se investiga el presunto enriquecimiento ilícito de Jaime y se intenta determinar si tuvo relación con la compra del avión. Por ahora, en cuanto al jet, todo apunta a Vázquez, quien se presentaba como su asesor en los tiempos en que comandaba la Secretaría de Transporte. Los investigadores barajan la hipótesis de que el interés original de Mac Air en vincularse con Vázquez en la explotación del avión podría haber apuntado al nexo con Jaime, ya que la compañía tenía licencias pendientes de aprobación. Esa línea, en realidad, tendría relación con otra investigación, a cargo del juez Claudio Bonadío, que investiga si hubo dádivas en los más de cincuenta viajes que hizo Jaime en una decena de taxis privados, a veces incluso acompañado por familiares, y que según la denuncia del ex fiscal Manuel Garrido habrían pagado empresas de transporte a las que el ex funcionario debía supervisar.

Carmona confirmó ante el juzgado de Oyarbide el papel central de Vázquez en la gestión de los vuelos del Lear Jet 31A en los que viajaban Jaime y su entorno. El lobbista era quien lo llamaba cada vez que había un viaje y él se comunicaba con el titular de Aero Rutas “para que preparara el avión”. A la empresa, dijo, le retribuirían con “horas de vuelo”. Explicó que le recomendó a Vázquez guardar el avión en Uruguay por ser de matrícula norteamericana y no contar con los permisos para permanecer en Argentina. Hizo una gestión, precisó, con la Fuerza Aérea uruguaya, pero los arreglos finales los hizo Vázquez. También conoce, afirmó, al hijo de Vázquez, Julián, que intervenía en la operatoria y a quien le mostró el lugar donde se haría el mantenimiento de la aeronave en San Fernando.

Carmona dijo que nunca sabía quién viajaba en el avión ni dónde iba y que a Jaime lo había visto al menos cinco veces con Carlos Colunga, de Mac Air, subiendo a taxis aéreos manejados por esa firma. Se comprometió a llevar hoy los documentos sobre la propiedad del avión. Sabe que Pegasus le debe pagar a Elkrest cuotas “por el alquiler con opción a compra”, pero no le consta de quién son esas compañías. Carmona sigue vinculado con Vázquez –a quien asocia también con la consultora española Celular Star– pero no sabe quién se encarga hoy del avión, aun en Uruguay.