EL PAíS › ENTRE LAS 12 Y LAS 14 PARAN LAS SEIS LINEAS DE SUBTE Y EL PREMETRO
Los delegados reclaman que el Ministerio de Trabajo reconozca al nuevo gremio escindido de la UTA. Tomada admitió la demora en la inscripción sindical, pero cuestionó la medida de fuerza. Ayer a la mañana los trabajadores liberaron los molinetes.
› Por Laura Vales
El cuerpo de delegados del subte anunció un paro para hoy, entre las 12 y las 14, en las seis líneas y el Premetro. La medida es en reclamo de que el Ministerio de Trabajo reconozca al nuevo gremio que los trabajadores formaron para separarse de la cegetista Unión Tranviarios Automotor. En ese marco, piden además participar en las paritarias para discutir los aumentos salariales.
La medida de fuerza fue criticada por el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. Aunque admitió estar en mora con la inscripción del nuevo sindicato (“hemos recibido un dictamen judicial planteándonos una pronta solución de este caso y sin lugar a dudas lo vamos a hacer”, señaló sobre el punto), el ministro cuestionó la “metodología reiteradamente utilizada en el conflicto de los subtes”.
Los trámites legales para crear el nuevo sindicato, la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro, fueron iniciados por los delegados en octubre del año pasado. La legislación fija en seis meses el plazo que el ministerio tiene para reconocer a los nuevos gremios, otorgándoles una inscripción simple. Como ese tiempo pasó sin que la cartera se expidiera –detalló ayer el delegado Roberto Pianelli–, los trabajadores presentaron un recurso a la Justicia. “La inscripción simple de un sindicato es un derecho constitucional que se le da a cualquiera. Por eso, el Juzgado Federal en lo Laboral Nº 79 nos respaldó y le dijo a Trabajo que está en deuda. El ministerio tiene plazo hasta mañana (por hoy) para expedirse”, agregó el delegado.
Aunque sin reconocimiento legal, el nuevo sindicato tiene ya 1600 afiliados, sobre un plantel de 2600 trabajadores. A su vez, la UTA cuenta desde el año pasado con sus propios delegados, que fueron electos luego de que sus históricos adversarios en el subte no se presentaran, en medio de un violento proceso que incluyó una ofensiva de la UTA para expulsar del sindicato a todo el cuerpo de delegados rebeldes.
Al conflicto por el reconocimiento gremial se sumó otro de orden salarial, ya que la concesionaria Metrovías dio a conocer que acordó con la UTA (el único sindicato que reconoce) un aumento salarial del 21 por ciento. Los delegados vienen reclamando una mejora del 25 por ciento.
En un comunicado de prensa, la empresa detalló que con este incremento el sueldo de los boleteros “pasará de 3500 pesos a 4200, el de los guardas de 4000 a 4800 y el de los conductores de 5300 a 6300”. Adicionalmente, otorgarán una gratificación extraordinaria que, según el escalafón, irá de 2100 a 3100 pesos. La empresa se quejó de que el paro llegue a poco de anunciar estos aumentos y dijo lamentar “que, una vez más, se utilice este servicio público como medio para resolver un conflicto que es ajeno a la compañía y que responde a una interna sindical que se arrastra y repite desde hace años”.
También el ministro Tomada habló del tema de los sueldos. “Acá hay un acuerdo salarial que ha sido firmado entre el sindicato y la empresa, y me parece que esto exige la aceptación por parte de quienes son sus destinatarios”, advirtió.
Los cuestionamientos del Gobierno fueron completados por el secretario de Transportes, Juan Pablo Schiavi, que convocó a los trabajadores a la “reflexión”. El funcionario dijo que espera que los trabajadores de subterráneos puedan solucionar el conflicto con la empresa por “otra vía” que no sea la huelga y afirmó que el problema se origina en “un fallo de una Cámara” que plantea el “derecho de huelga por encima de un servicio público”.
Ayer, como medida preparatoria del paro, los delegados abrieron los molinetes en las cabeceras de cada línea y entre forcejeos con el personal de seguridad de la empresa dejaron viajar gratis a los pasajeros entre las 8 y las 10 de la mañana. En algunas estaciones como la de Federico Lacroze, de la línea B, personal jerárquico exigió a los pasajeros que compraran sus boletos, pero la mayoría se negó, ya que tenía la información de que por dos horas podrían viajar sin pagar por la protesta.
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