Era muy temprano cuando los trabajadores de Kraft Foods (ex Terrabusi) decidieron en asamblea cortar la ruta Panamericana ante la negativa de la empresa de reincorporar a los 160 trabajadores despedidos el 18 de agosto. La producción en la planta de Pacheco estuvo paralizada y a la tarde volvieron a interrumpir el tránsito. Los delegados se reunieron con autoridades provinciales que les prometieron sacar a la policía del lugar y dictar la conciliación obligatoria. Hoy y mañana habrá jornadas de solidaridad como las que anoche expresaron centros de estudiantes de la Universidad de Buenos Aires y de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) con un corte en avenida Córdoba y Junín.

A las 6.30 se instalaron unos 200 operarios en el ramal Campana de la Panamericana, a la altura de Henry Ford, bajo la mirada de la Gendarmería, mientras el humo de neumáticos dificultaba la visibilidad y se acumulaban hasta 8 kilómetros de automóviles en la mano hacia Capital. El delegado gremial Ramón Bogado informó que la empresa les ofreció a los despedidos “siete días de licencia y después nos iban a llamar”. La comisión interna planteó “seguir dialogando con todos los trabajadores y el pago que se adeuda de la segunda quincena de agosto”. Por la tarde un grupo acudió al paro del subte y otros se reunieron en La Plata con funcionarios del Ministerio de Seguridad y de Trabajo. “Hay 50 policías y carros de asalto que se comprometieron a sacar, mientras que en Trabajo nos dijeron que si Nación no volvía a dictar la conciliación ellos lo harían”, comentó a Página/12 Camilo Mones, delegado despedido. Mañana a las 15, organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos coordinarán acciones.

La empresa, a través de su director de Asuntos Corporativos Pedro López Matheu, manifestó que “los despidos no se produjeron por causas gremiales, sino por hechos de violencia e intimidación que la empresa no va a tolerar”, y dijo que son 155 sobre una plantilla de 3000 operarios. “La posición nuestra es que con la finalización de la conciliación obligatoria los despidos quedaron confirmados”, agregó. Según López Matheu, “la planta está paralizada porque un grupo impide al resto trabajar”, a lo que Mones replicó: “No estamos impidiendo trabajar, estamos de paro votado por cada turno, y es obvio que 40 o 50 delegados no podrían impedir a 800 que trabajen si así lo quisieran”. El Ministerio de Trabajo nacional llamó al diálogo pero las partes parecen cada vez más alejadas. La empresa hizo una decena de denuncias penales por hechos que los trabajadores niegan y ratifica los despidos, a lo que los operarios responden con paros y cortes de ruta. “No podemos aceptar imposición de condiciones”, dice López Matheu. “La fábrica está de pie, ellos la quieren de rodillas”, sostiene Mones.