EL PAíS › HOMENAJE A LAURA FELDMAN, ASESINADA DURANTE LA DICTADURA, EN EL CARLOS PELLEGRINI
La joven fue identificada por el Equipo Argentino de Antropología Forense. Durante la jornada se realizaron charlas, se proyectó una película y familiares y amigos recordaron a Laura.
Treinta y un años más tarde, sus amigos y familiares se preguntan si Laura Feldman era Penny por la canción de los Beatles o por la de Piero, si, entonces, su apodo se escribe Penny, como finalmente decidieron, o Peni. Después de tres décadas de preocuparse por saber qué fue de ella, cómo terminó sus días luego de haber sido secuestrada por una patota de la dictadura, la certeza –insuficiente pero reparadora– de haber encontrado su cuerpo, de poder darle, al fin, sepultura, deja espacio para pensar en otras cosas, que forman parte de un duelo que se desarrolló durante toda una vida.
Penny, con “y griega” y doble ene, entonces, será sepultada hoy en el cementerio de Chacarita, luego de que su cuerpo fuese recuperado por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) en abril de este año. Gracias a eso, ahora se sabe que, tras ser secuestrada el 18 de febrero de 1978, pasó por el centro clandestino de detención El Vesubio, antes de ser fusilada y abandonada, junto a otras cuatro personas, el 14 de marzo de ese año, en Lomas de Zamora. Ese mismo día, los cinco cadáveres ingresaron como N.N. al cementerio de dicha localidad, donde fueron inhumados en una misma fosa. En agosto de 2004, el EAAF, exhumó los restos y, tras casi cinco años de trabajo, pudieron determinar la identidad de tres de ellos: la última, por ahora, fue Penny.
Ayer comenzó el final de esta larga despedida, con una jornada de homenaje llevada a cabo en el Colegio Carlos Pellegrini, donde Laura comenzó sus estudios y su militancia política. A lo largo de toda la tarde, tres generaciones se reunieron alrededor del recuerdo de Penny, un recuerdo presente incluso en aquellos que no la conocieron, y de un reclamo unánime: que se haga justicia. Allí estaban, abanderadas de esta lucha, las madres de Plaza de Mayo. También, los “viejos” militantes, la generación de los padres de Penny, que la conocieron cuando era una niña. Estaban sus compañeros de escuela y de militancia, y su hermana Ana Nora, que se cargó sobre su espalda la organización de este acto. Los antropólogos del EAAF y el juez Daniel Rafecas, cada cual aportando su grano de arena en la búsqueda de justicia. Y allí, por supuesto, los chicos, alumnos del Colegio que nacieron diez años después del asesinato de Laura, ya en democracia, pero que lloraban ante su recuerdo, los ojos tan hinchados como los de aquellos que la habían conocido.
La ceremonia fue inaugurada pasado el mediodía por el rector de la institución, Héctor Pastorino, y representantes del Centro de Estudiantes. Entre los concurrentes, muchos viejos compañeros de escuela que volvían a verse, en los mismos claustros, por primera vez desde aquella época, se mezclaban con chicos que salían de sus clases en el turno mañana y otros que esperaban para entrar al turno tarde. Cuando, cerca de las tres de la tarde, comenzaron a proyectar Flores de septiembre, la película que narra la historia de tres estudiantes del “Pelle” que militaron durante los ’70, el lugar ya estaba repleto. A partir de las cinco fue el turno de el juez Daniel Rafecas, que tiene a cargo la investigación por los crímenes del Primer Cuerpo de Ejército, y Maco Somigliana, del EAAF, que expusieron los avances de su trabajo y contestaron las preguntas de los asistentes. Rafecas sostuvo que “los juicios consolidan el sistema democrático” y que “hay que tener especial cuidado en no caer en prácticas propias del Estado autoritario, tenemos que respetar todas las garantías de los acusados, porque eso es lo que nos diferencia de ellos”. Somigliana, por su parte, aseguró que “la identificación de cuerpos permite volver a poner el tema en términos humanos. Desaparecido es un eufemismo y es profundamente inhumano”.
Sin embargo, la parte más emotiva de la tarde fue el cierre. Desplazados hacia el hall central, ya que el aula magna había quedado chica ante la magnitud de la convocatoria, el micrófono fue pasando de mano en mano y todos los que quisieron recordar a Penny con algunas palabras tuvieron la oportunidad de hacerlo. De este acto participaron desde Ana Nora, su hermana, hasta el ex rector del Pellegrini Abraham Gak, que no pudo terminar sus palabras, embargado por la emoción; el periodista Horacio Verbitsky y una docena de viejos conocidos de Laura. Hubo lágrimas y aplausos antes de que todos se dispersaran, no sin antes recordar que el 15 de diciembre, el Tribunal Oral Federal Nº 4 comenzará con el juicio a los responsables de El Vesubio, donde Penny fue vista con vida por última vez. Allí, quizás, los asesinos de Laura Feldman serán juzgados, y el duelo que comenzó hace 31 años podrá, al fin, completarse.
Informe: Nicolás Lantos.
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