EL PAíS › TRAS MANTENER UN BAJíSIMO PERFIL DESPUéS DE LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS
La líder de la Coalición Cívica permaneció casi recluida en las últimas semanas, pero ya tiene listos los detalles de su reaparición: será la última oradora en el lanzamiento del partido de la CC, el viernes 2.
› Por Sebastian Abrevaya
Mientras en el país se cambiaban ministros y secretarios, se aprobaban las facultades delegadas –de las que dependen las retenciones al agro– y se daba media sanción a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, entre otras cosas, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, se mantuvo casi recluida en su casa. Después de las legislativas de junio, apenas tuvo una breve reaparición pública y pronto volvió a llamarse a silencio, y sólo se reúne con algunos de sus dirigentes más cercanos. Hizo un viaje a la Posada del Qenti, en Córdoba, para tratar sus problemas cervicales producto del estrés poselectoral. Según sus íntimos, adelgazó cerca de 15 kilos y mejoró su estado de ánimo y salud. Pero la chaqueña no sólo se abocó al descanso, sino que ya tiene listos los pormenores de su reaparición: será la última oradora en el acto de lanzamiento del partido de la Coalición Cívica, el viernes 2 de octubre, en el Palais Rouge.
En el entorno de Lilita intentaron explicar que el bajísimo perfil de la chaqueña no se debe solamente a sus cuestiones de salud. En medio de la agitada vida política, Carrió busca diferenciarse públicamente de los líderes de la oposición que se esfuerzan por ocupar el centro de la escena. Y, puntualmente, de uno: el vicepresidente. Muy cerca suyo aseguran que está “muy preocupada” por la “ansiedad” de algunos dirigentes para que Cristina Fernández termine su mandato antes de tiempo. Se refieren concretamente al ex presidente Eduardo Duhalde y a su vinculación con Julio Cobos. “Nosotros hemos sido los más duros opositores, pero no queremos repetición de ningún escenario del pasado”, le relató a este diario un dirigente de trato permanente con Lilita.
Durante las reuniones en su casa de Barrio Norte, Carrió utilizaba un cuello ortopédico, que fue abandonando progresivamente. Pero aquellos problemas en las cervicales no le impidieron seguir de cerca los acontecimientos políticos y marcar el rumbo en temas clave, como la ley de medios audiovisuales. La posición del bloque de la Coalición Cívica de levantarse del recinto en Diputados contó con el aval de Carrió. Hubo resistencias internas a tomar la misma la actitud que el PJ disidente y el PRO, pero finalmente no repercutieron hacia afuera del bloque. La nueva CC tendrá como pilares la intransigencia anti K y el discurso republicano. Buscará convertirse en el “refugio” contra la corrupción y el “pactismo”.
La mañana del 2 de octubre se hará el congreso nacional del ARI, que decidirá cambiar el nombre del partido a Coalición Cívica-ARI y también modificar su carta orgánica. Además, se elegirán autoridades nacionales y locales para el período de transición, de seis meses, en coincidencia con el inicio de la actividad parlamentaria 2010. Finalmente, el nuevo partido tendrá dos bajas importantes: la primera, el GEN de Margarita Stolbizer, que decidió mantener autonomía y reforzar su perfil nacional. Y la segunda, la agrupación radical Forja, del ex jefe de Gobierno porteño Enrique Olivera, que rechazó sumarse a la nueva fuerza para no perder la condición de afiliado radical que mantiene hasta hoy. Para evitar que Olivera quede totalmente afuera, como es el caso de Stolbizer, la nueva carta orgánica contemplará un porcentaje en las listas de candidatos para “extrapartidarios”.
La movida importa un avance para los peronistas del espacio, como Gerardo Conte Grand, el economista Alfonso Prat Gay y el dirigente social Toty Flores, que pasarán a formar parte de la estructura orgánica de la CC-ARI. La falta de una fuerza propia era el principal escollo para los “independientes” a la hora de colocar sus candidaturas. Fuentes de la Coalición Cívica confían en que Patricia Bullrich fusione su partido porteño Unión por Todos con la nueva fuerza. Pero también admiten que hay un obstáculo difícil de sortear: como titular de Unión por Todos, Bullrich tiene el control sobre los fondos que obtenga del Ministerio del Interior. Ese poder desaparecería en caso de incorporarse a la nueva fuerza.
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