Los representantes uruguayos ante la Corte Internacional de La Haya aseguraron que los cancilleres de Uruguay y Argentina “acordaron” en 2004 la instalación de la pastera Botnia en Fray Bentos, siempre que se realizara un “control pormenorizado” para evitar la contaminación. Por otra parte, el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, defendió ante la Asamblea General de las Naciones Unidas las políticas medioambientales de su país.

En la tercera jornada de las audiencias asignadas en La Haya al país vecino, el abogado norteamericano Lawrence Martin, miembro de la delegación oriental, argumentó la existencia de un acuerdo para refutar la acusación formulada por Argentina, según la cual Uruguay violó en 2006 el Tratado del Río Uruguay al autorizar unilateralmente la construcción de la pastera finlandesa. La delegación argentina sostuvo también que la pastera “contamina” y que producirá una “daño irreversible” en el ecosistema regional.

De acuerdo con Martin, durante una reunión de cancilleres realizada en Buenos Aires el 2 de marzo de 2004, cuando Rafael Bielsa era ministro de Relaciones Exteriores, ambos países resolvieron avanzar con la instalación de Botnia y Ence –la pastera española que luego decidió afincarse en Colonia–. El abogado negó que los cancilleres hayan acordado entonces enviar los proyectos industriales a la Comisión de Administración del Río Uruguay (CARU), tal como sostuvieron los representantes argentinos la semana pasada. Según la delegación uruguaya, la única labor de la CARU era realizar los controles ambientales.

El eco de la disputa entre ambos países se oyó ayer en la asamblea de la ONU que se desarrolla en Estados Unidos (ver páginas 6 y 7). Tabaré Vázquez afirmó que en su país se utilizan las “mejores tecnologías” y se aplica el “máximo control sobre el medioambiente”. También la jefa de Estado de Finlandia, Tarja Halonen, se refirió al conflicto. Durante el almuerzo de los mandatarios, le planteó a Cristina Fernández la voluntad finesa de recuperar la relación bilateral una vez “superados” los problemas generados por la puesta en marcha de Botnia.