EL PAíS › CFK CENTRó SU DISCURSO ANTE LA ONU EN LA DEFENSA DE LA DEMOCRACIA HONDUREñA Y EN EL RECLAMO A IRáN POR LA AMIA
La Presidenta instó a sus pares a promover los mecanismos para garantizar elecciones libres en Honduras, porque de lo contrario se sentará “un severo precedente en la región”. Criticó a Irán por nombrar en Defensa a un funcionario reclamado por la Justicia argentina.
› Por Fernando Cibeira
Desde Nueva York
En medio de una situación crítica en la que todavía no puede adivinarse el desenlace, la presidenta Cristina Kirchner utilizó la primera parte de su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas para alertar sobre los sucesos en Honduras luego del retorno del presidente constitucional Manuel Zelaya. “Es imprescindible que tomemos conciencia que si no construimos y diseñamos una estrategia multilateral fuerte que haga retornar la democracia en Honduras, que ponga en ejercicio efectivo el respeto a los derechos humanos, que asegure que haya elecciones libres, estaremos sentando un severo precedente en una región que durante décadas sufrió interrupciones democráticas”, sostuvo. El otro punto fuerte del mensaje de 20 minutos fue el renovado reclamo a Irán para que envíe a los imputados por el atentado a la AMIA, esta vez potenciado porque, en sus palabras, “uno de los funcionarios, cuya extradición era reclamada por el fiscal que interviene en la causa, fue ascendido al grado de ministro”. Como muestra de repudio, la delegación argentina se retiró del salón de la Asamblea cuando, poco después, le tocó hablar al presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad.
Cristina Kirchner tenía pautado hablar a las 15, en el primer turno de oradores de la tarde. Pero la agenda voló por los aires luego de la intervención del presidente de Libia, Muammar Kadafi, a quien le tocó subir al dorado escenario de la ONU justo después que Barack Obama. El líder libio se fue guardando en el bolsillo o tirando al piso los papelitos que le iban pasando para que terminara y ofreció un discurso de una hora y media. Hubo que replantear la lista, no hubo break y los jefes de Estado ciñeron sus mensajes a lo estrictamente previsto. Cristina habló después del francés Nicolas Sarkozy y del británico Gordon Brown.
El inicio de su discurso fue atípico. “Debo confesarles que cuando llegué a esta ciudad tenía pensado iniciar mi intervención con una fuerte apelación a la necesidad de reconstruir el multilateralismo y la cooperación como los dos elementos básicos para poder superar la crisis económica y social”, arrancó. “Pero algunos hechos que sucedieron entre el lunes y el martes hacen que comience contándoles que en Tegucigalpa, República de Honduras, a la embajada de mi país hace dos días que le han cortado la luz”, siguió, dando luego más detalles de la situación como que en la embajada de Brasil, donde se encuentra Zelaya, cortaron tambien el gas.
Aseguró que ni en la dictadura de Pinochet en Chile o de Videla en la Argentina “hubo un comportamiento similar con embajadas que trabajan activamente en el asilo de los refugiados”. Apeló “a realizar una tarea de salvaguarda de lo que constituyen los dos valores básicos que ha logrado construir nuestra región y que son la democracia y la vigencia de los derechos humanos”.
La Presidenta, explicaron luego en la comitiva argentina, eligió no poner el acento en las cuestiones económicas porque es lo que hará a partir de hoy cuando le toque intervenir en la cumbre del G-20, en Pittsburgh. Con todo, volvió a insistir en la necesidad de que las reglas “sean iguales para todos” en los párrafos en que se enfocó en la cuestión del multilateralismo. “Definir multilateralismo va a exigir por parte de todos nosotros acciones y reglas concretas para que absolutamente todos tengamos los mismos parámetros a la hora de juzgar conductas y situaciones institucionales”, afirmó.
Y puso ejemplos de por qué considera que hasta ahora eso no ocurre. Habló de la cuestión tan en boga del cambio climático, por la que participó de un encuentro el martes, también en la ONU. “Las naciones con mayor responsabilidad en materia de contaminación y emisión de gases, por lo tanto, las que debieran tener mayor responsabilidad, tanto en términos de inversión en sus propios países como en los en vías de desarrollo, no se ponen de acuerdo”, subrayó.
Al hablar de la necesidad de reglas comunes que sean acatadas por todos, sacó a relucir la cuestión Malvinas, insoslayable en el discurso de cualquier presidente argentino en este foro. “Aún tenemos un enclave colonial: nuestras Islas Malvinas, que aún sigue sin poder abordarse la cuestión de la soberanía, tal cual lo ha proclamado esta Asamblea en numerosas ocasiones, junto al Reino Unido”, sostuvo.
El reclamo a Irán tampoco constituye una novedad, pero en esta ocasión no fue sólo un punto más del mensaje sino que ocupó un espacio central. En eso tuvo que ver la decisión del régimen iraní de nombrar ministro de Defensa a Ahmad Vahidi, a quien la Interpol busca por un pedido de captura de la Justicia argentina por la causa AMIA. La Presidenta recordó que tanto Néstor Kirchner como ella el año pasado habían reclamado el envío por parte de Irán de los acusados para que declaren en la Justicia argentina con “todas las garantías constitucionales”. Pero que no sólo no lo habían hecho sino que a uno de ellos lo designaron ministro.
Advirtió que sabía que algunos oradores luego de ella hablaría “el señor presidente de la República Islámica del Irán” que, seguramente, volvería a negar tragedias históricas de Occidente –en referencia al Holocausto–, que invocaría amenazas de otros imperialismos y que invocaría a Dios. Dijo entonces que Argentina no era un país imperialista y que ella también creía en Dios. “Ninguno de los dos creemos que Dios pueda obligarnos a proferir amenazas o a no cumplir con la Justicia”, lanzó.
Las autoridades de la AMIA y familiares de las víctimas del atentado que viajaron a la Asamblea invitados por el Gobierno expresaron luego su satisfacción por el discurso (ver recuadro). La Presidenta dispuso que los funcionarios argentinos se levantaran al momento de hablar Ahmadinejad. Sin embargo, como en las ediciones anteriores, el presidente iraní no hizo referencia en su discurso ni a la Argentina ni al ataque a la AMIA y centró sus ataques, también como es habitual, en Estados Unidos e Israel.
Cristina Kirchner cerró su mensaje con una conclusión: “Democracia, vigencia de los derechos humanos, reglas similares para todos los países del mundo son las tres claves para construir una nueva multilateralidad y que estas tres exigencias sean parejas para todos, pero sobre todo para aquellos que por acción propia y por desarrollo social y económico lideran los grandes países desarrollados del mundo”. Hoy abrirá el capítulo económico de esta puja en Pittsburgh.
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