EL PAíS › ENTREVISTA CON JAVIER HERMOSILLA, UNO DE LOS DELEGADOS DE LOS TRABAJADORES DE KRAFT
Hermosilla es el único miembro de la comisión interna de la empresa al que no le permiten ingresar en la planta. Su situación podría definirse mañana en la Justicia laboral. “Nos buscan discriminar diciendo que estamos ideologizados”, dice.
› Por Adriana Meyer
Le dicen “Poke” porque hace diez años cuando entró a trabajar a la ex Terrabusi lo llamaban “Pokemón”. Javier Hermosilla –32 años, tres hijos– empezó a trabajar a los 14 años como zapatero y conoció a su mujer en una fábrica de zapatos. Desde octubre de 2005 integra la comisión interna que lidera Ramón Bogado y se transformó en otro de los referentes del conflicto en Kraft Foods. Esta semana estará en el centro de la escena porque se definiría su situación en la Justicia laboral. En diálogo con Página/12, el dirigente cercano al PTS dice que, a su criterio, “la fábrica no está derrotada sino fortalecida”.
El puesto de Hermosilla en la fábrica está en uno de los 16 hornos de galletas, que miden 100 metros. “El único olor que jode es el de las esencias concentradas, como la de queso de las Club Social. Si no, está bueno, es como una panadería gigante”, dice y se acomoda el flequillo con ambas manos.
–¿En la fábrica pueden decir si están en algún partido político?
–Con los compañeros sí, el problema es con los encargados. Cuando hay despidos masivos si saben que sos militante sos el primero en volar, es más, cuando entré no dije que había estudiado Sociología en la UBA (se ríe).
–¿Por qué salió a decir que no son loquitos de ultraizquierda?
–Tengo una ideología y, en esta situación, hacer cumplir las pocas leyes que benefician a los trabajadores molesta. El ministro (Carlos) Tomada nos dijo que somos intransigentes porque rechazamos que queden 52 compañeros afuera. No tiene lógica. También nos buscan discriminar diciendo que estamos ideologizados o politizados. Cuando un trabajador peronista o radical va a la huelga no le dicen lo mismo, y esa discriminación busca aislar como paso previo a reprimir.
–¿Usted está inhabilitado judicialmente para entrar en Kraft?
–No, es falso. La empresa que encontró un juez que piensa como ellos en cuanto a que soy un obstáculo para la ganancia capitalista. Me dicen no podés entrar y yo, con el fallo en la mano, decía “pero acá no dice eso”. El martes (mañana) tengo audiencia y los compañeros van a movilizarse al juzgado. Todos los años peleamos por aumentos que nunca alcanzan, es un problema político sobre el rol del Estado, que está para una minoría. Es la propuesta impulsada desde el Sindicato Ceramista (de Neuquén), de crear un modelo sindical que sea expresión política de los problemas de todo el país. El sindicato de Daer, por ejemplo, está hecho para usar la caja de las obras sociales en su beneficio. El Ministerio de Trabajo te dice que es mediador, que no está para defenderte sino en igualdad de condiciones con los dos, pero el trabajador y el empresario no están en igualdad. La idea es poner estas instituciones al servicio de la mayoría, los pobres y desocupados.
–¿Cuánto ganan en Kraft?
–El salario promedio es uno de los más bajos del país, entre 9 y 10 pesos la hora, entre 2 mil y 2500 pesos. Las mujeres por ley no pueden trabajar a la noche en turno fijo, y para que pudieran hacerlo, el sindicato cerró hace tiempo la nocturnidad al 50 por ciento.
–¿Hacia dónde va el conflicto?
–Va a terminar a favor nuestro. La empresa hizo muchas maniobras que le salieron mal, quiso romper la huelga y no pudo, quiso dividirnos y no pudo. Este conflicto se gana si entran todos los compañeros. Para eso es esencial que los delegados entren, así habrá presión desde adentro, sumada a la de afuera.
–¿No teme quedar afuera, junto a los delegados de sector?
–Puede pasar, pero la empresa jugó a desprestigiarme frente a los compañeros y el efecto fue contrario, hay bronca porque no puedo entrar.
–¿No hay riesgo de que el conflicto se diluya y queden aislados? ¿Seguirían los cortes por ustedes?
–Pienso que sí, así lo ha dicho la comisión interna. Los compañeros que entran tienen que volver a organizarse, y adentro hay una fuerza bárbara. La mejor muestra es la negativa de la empresa y de Daer de prorrogar los mandatos de la comisión interna, saben que la fábrica está fuerte y que afuera hay fuerza para seguir luchando. Y eso combinado con un paro adentro no les conviene. La fábrica no está derrotada, todo lo contrario, está fortalecida. López Matheu, el ideólogo que se cargó a la interna de Clarín, de AGR, desapareció. Hay resto adentro y afuera también.
–¿Hubo grupos que amenazaron a trabajadores para obligarlos a parar?
–No es posible en una fábrica con decenas de líderes, con la policía, que un grupo de 10 personas pueda imponer terror sobre 2600. Hace 18 años que Daer no puede ganar la comisión interna; en la última elección ni siquiera presentó lista. Así y todo tiene unos 300 votos en la fábrica. La comisión interna tiene entre 1300 y 1400. Hay un grupo que a veces va para un lado y otras va para el otro, que en este caso se transformó en militante de la empresa. En dos asambleas aparecieron con los jefes y líderes. Se votó no dejarlos participar. Propusieron levantar la huelga, perdieron y les gritaron de todo, pero no voló ni una galletita. Hubo más de 30 días con 2600 trabajadores haciendo paro, eso es lo que quieren ocultar.
–¿Ustedes pretendían cerrar la fábrica en julio por la gripe A?
–Se pidió una semana de asueto y la empresa lo negó. El sindicato propone movilizar al edificio donde están los jefes y la interna decidió apoyar, así nació la acusación por privación ilegítima de la libertad. Una trampa más grande que una casa. Dieron asueto un fin de semana y el lunes estaba todo igual, no habían desinfectado. Hubo mucha bronca y se volvió a parar, esta vez con la interna al frente. Se negaban a cerrar el jardín maternal para que las mujeres siguieran produciendo, pero había pánico de que la gripe llegara a los chicos. Cerraron finalmente el jardín sin dar licencia a las madres, que no tenían dónde dejar a los chicos. La otra gran mentira es lo del secuestro de los directivos, por los que despidieron gente: fue un montaje para barrer con la comisión interna y el cuerpo de delegados, hacer despidos selectivos y terminar con la organización de base. Tampoco es cierto que haya habido una toma, fue una permanencia en la fábrica: empezaron a decir toma para ocultar 36 días de paro y tapar el apoyo que tienen los despedidos.
–La viceministra Noemí Rial dijo que a los delegados sólo les interesa entrar ellos, que el conflicto es intrasindical.
–Totalmente falso. Si queremos entrar, es para fortalecer la lucha por la reincorporación de todos.
–¿Qué va a pasar con los mandatos de ustedes que están vencidos?
–Denunciamos una maniobra de la empresa y del sindicato, que nos plantean que el mandato terminó, que no se prorroga de hecho como ocurrió siempre. El ministerio dijo que no podía hacer nada. Quizá todo cierra para dejar a la fábrica sin dirección sindical. Sabemos que el sindicato prepara una convocatoria fantasma, sin que nos enteremos, porque si nos presentamos le pasamos el trapo a Daer.
–Pero trascendió que Bogado y usted perderían la elección.
–Eso es falso, lo dice quien no conoce Terrabusi. Son 16 años de la comisión interna, en las últimas elecciones como lista única.
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