Lun 25.11.2002

EL PAíS  › LAS FANTASIAS ELECTORALES DE BIONDINI

El truco del führer

Lanzó su candidatura a jefe de Gobierno porteño, sin explicar ideas y sin decir que su partido no está legalizado. Para bajar su perfil neonazi, ahora dice que su modelo es Le Pen.

› Por Raúl Kollmann

El führer porteño Alejandro Biondini lanzó la semana pasada su candidatura para la jefatura de Gobierno porteña con vistas a las elecciones que se harán en el tercer trimestre del año próximo. El líder del partido nazi Nuevo Triunfo (PNT) oculta que esa fuerza no tiene reconocimiento legal y que en verdad su único intento de legalizar la organización naufragó en 1991 porque reunieron apenas 300 afiliaciones y se necesitaban 3300. Ahora públicamente anuncian que presentaron 2057 afiliados a la Justicia. Pero en un trámite anterior realizado por otra organización nazi, el juzgado desechó el 99 por ciento de las firmas y sus dirigentes están siendo investigados por falsificación. El PNT se reivindica seguidor de Adolf Hitler, intentó legalizar la cruz esvástica como su símbolo y el propio Biondini, que se hace llamar Kalki –la última reencarnación de dios, según los hindúes– difunde la anécdota según la cual Hitler, antes de morir, señaló a la Argentina en un mapa y dijo: “de allí vendrá el Hombre”. Como es obvio, el Hombre es Biondini.
El lanzamiento de la candidatura de Kalki se hizo en el Hotel Colón de esta capital y el Führer estuvo acompañado por el ex subjefe de la Policía Federal y ex encargado de seguridad del Concejo Deliberante, comisario retirado Jorge Silvio Coloto. El acto fue parte de los fuegos artificiales que ya habían sido lanzados antes: Biondini se iba a lanzar como candidato presidencial en 1999, luego para el 2003 y ahora su propaganda dice que se postulará para jefe de Gobierno porteño. En las paredes de la ciudad aparecieron los primeros carteles con una consigna que sólo dice “Por un cambio en serio, Biondini jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires”. En ninguna parte se habla de la ideología del Führer y mucho menos de sus propuestas.
Las dos organizaciones neonazis de la Argentina, el PNT de Biondini y el Partido Nuevo Orden Social Patriótico (PNOSP) que lidera Alejandro Franze, siempre quisieron participar de procesos electorales, pero no pudieron acceder a la legalización como partidos. El PNOSP llegó a presentar unas 6000 afiliaciones y la jueza María Servini de Cubría aceptó como válidas unas 3100. O sea que esa fuerza se colocó muy cerca de la legalización. Sin embargo, una investigación realizada para el libro Sombras de Hitler demostró que a la gente que aparecía afiliada la engañaron. La gente firmaba porque le pedían apoyar un movimiento de los actores para que haya más ficción en los canales de televisión, o mediante un supuesto petitorio para que cobren los jubilados, e incluso otro petitorio para que les aumenten los sueldos a los maestros.
Servini de Cubría ordenó una investigación a raíz de esa denuncia y no sólo se comprobaron esos datos, sino que la magistrada ordenó abrir otra causa porque algunas de las firmas habrían sido falsificadas. Esta vez, el PNT va a intentar legalizarse, para lo cual tendrá que superar las escasas 300 afiliaciones válidas que consiguió en 1991. Además, una vez obtenidas las afiliaciones, hay una audiencia donde todas las fuerzas políticas pueden señalar sus objeciones a la legalización de un partido neonazi. Es difícil que el PNT pase esa prueba y por ello es difícil que pueda conseguir su personería jurídica y la participación electoral.
Tratando de amortiguar su discurso, Biondini se presenta esta vez como un seguidor del líder ultraderechista Jean Marie Le Pen, quien consiguió llegar al ballottage en la última elección en Francia. Le Pen ha hecho declaraciones justificatorias de Hitler, pero Biondini se considera un seguidor directo y hasta públicamente se hace llamar Kalki, una figura que proviene de la mitología hindú y que representa la definitiva reencarnación de dios que “viene a imponer la rectitud moral en la era oscura”.
La estrategia de los neonazis es tratar de aprovechar la enorme decepción de los ciudadanos con los partidos políticos y presentarsejustamente como “un cambio en serio”. Las consignas son las que ese grupo siempre ha manejado en forma pública: “La mano de hierro más dura de la historia argentina”, el rechazo a los inmigrantes que vienen de Bolivia, Chile o Paraguay –no así a los blancos que vienen por ejemplo de Lituania o Polonia–, la lucha contra los travestis y las prostitutas, y lo que ellos mismos ponen en su programa legal, “acabar con la red homosexual y drogadicta”. En las propuestas que en su momento presentaron a la Justicia exhiben su racismo. Por ejemplo, en la prohibición del aborto para aquellos casos en que el bebé por nacer fuese blanco. En cambio se permite la interrupción del embarazo cuando se trate del hijo o hija de una boliviana, una paraguaya o una judía.
Disfrazado ahora con un ropaje más light, el PNT se presentaría como una versión más nacionalista del peronismo –fueron parte del PJ en tiempos de la campaña presidencial de Carlos Menem–, intentando así que le concedan la personería que les permita participar de las elecciones. Es difícil que la maniobra prospere.

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