EL PAíS › CRISTINA KIRCHNER LE PIDIO A MOYANO SUSPENDER LA MOVILIZACION DE APOYO CONVOCADA PARA EL 20 A LA PLAZA DE MAYO
“Iba a ser utilizado para distorsionar”, explicó la Presidenta. El pedido tomó desprevenida a la mayoría de los dirigentes de la CGT, que ya había mandado a imprimir los afiches. Buscan bajar la confrontación entre gremios peronistas y de izquierda.
› Por Martín Piqué
La presidenta Cristina Fernández le pidió ayer al secretario general de la CGT, Hugo Moyano, que postergue el acto en apoyo al Gobierno que había sido convocado para el 20 de noviembre en Plaza de Mayo. “Iba a ser utilizado para disfrazar y para distorsionar lo que es simplemente el reconocimiento de los trabajadores al gobierno que les devolvió la dignidad”, argumentó CFK. La mandataria comentó que había decidido pedir la postergación del acto al leer la portada del diario Clarín. “Esta mañana, al ver la tapa de un diario perteneciente al monopolio, que decía que la CGT busca imponer una forma de organización sindical, sentí el cinismo de la mentira. Por eso le pedí (a Moyano) que ese acto lo hagamos en otro momento, porque las mentiras con las cuales se intenta confundir a la sociedad ya son demasiadas y yo no quiero que a ningún trabajador le sea enrostrado que quiere imponer su modo”, dijo.
El pedido de la Presidenta tomó desprevenidos a la mayor parte de los dirigentes de la CGT. De hecho, al momento en que CFK pidió aplazar el acto, la central de Azopardo ya había lanzado formalmente la convocatoria en una conferencia de prensa conjunta junto al fundador de la Federación de Tierra y Vivienda, Luis D’Elía. Al argumentar por qué era necesario postergar la movilización a Plaza de Mayo, la mandataria exhortó a los dirigentes del oficialismo a manejarse con “inteligencia”. Su consejo llevaba implícita una advertencia sobre el clima de convulsión y conflictividad que, en los análisis del Gobierno, estaría intentando promover el sector económico concentrado. “Tenemos que ser lo suficientemente inteligentes como para desarmar argumentaciones, escenarios, mentiras y cinismos que nos quieren plantear quienes de a poco se les va cayendo definitivamente la máscara”, advirtió CFK.
La Presidenta también le dedicó un párrafo a Clarín. “Algunos quieren ocultar detrás de la libertad de prensa la explotación de sus propios trabajadores. No sé si los lectores de Clarín saben que, por ejemplo, los periodistas de ese medio no pueden tener una comisión interna. No sé si saben que eso que quisieron presentar como que se obstruía la libertad de prensa, que es la distribución de los diarios, esconde el trabajo en negro de esos trabajadores”, disparó.
Antes de anunciar que le había solicitado a Moyano postergar el acto, CFK se comunicó con el camionero y le hizo el pedido por teléfono. Moyano no tardó en avisar a D’Elía. El matancero escuchó con sorpresa cuando le avisaba que la movilización quedaba suspendida “por pedido de Cristina”. La marcha atrás cayó como un balde de agua fría en la CGT, ya habían empezado a preparar miles de afiches convocando al acto. El secretario de Capacitación de la CGT, Juan Carlos Schmid, quien por pedido de Moyano está cumpliendo el rol de vocero del consejo directivo, se vio obligado a explicar la nueva posición de la central. “Compartimos esta reflexión y, como les dije, vamos a evaluar esta nueva realidad. No estoy adelantando ninguna posición, soy un integrante más del Consejo. Esta situación ameritaba que expusiéramos ante la sociedad nuestra opinión, yo sostengo que hay muchas voces con ánimo conspirativo”, dijo Schmid.
La decisión de postergar la marcha a Plaza de Mayo, en cambio, fue recibida con alivio en otros sectores del oficialismo. “No podíamos caer en la trampa de que el gobierno de Cristina apareciera defendido sólo por el PJ y la CGT. Eso es lo que quiere el poder económico”, argumentó el diputado Edgardo Depetri a Página/12. Depetri es un hombre de la CTA. Tampoco fue casual que en las primeras horas de la jornada el secretario adjunto de la CGT, el metalúrgico Juan Belén hubiera lanzado una frase digna del sindicalismo ortodoxo de los ’70. “Esa zurda loca que manejan desde afuera”, había lanzado en un programa radial. Los periodistas entendieron que se refería a Elisa Carrió, pero Belén los corrigió. “No, no. A la CTA. La CTA es la Cuarta Internacional”, enmendó el dos de la UOM.
En el oficialismo consideraron la frase del metalúrgico como un error importante. Según el análisis de dirigentes que llegaron a conversar del tema con Néstor Kirchner, una descalificación de ese tenor era funcional a los esfuerzos –que en la Casa Rosada atribuyen a ciertos medios de comunicación– por reeditar un antagonismo entre el sindicalismo peronista y el de izquierda. Ayer, antes de conocerse la suspensión del acto de la CGT, la dirigente del MST Vilma Ripoll había anunciado que la izquierda convocaría a una “contramarcha” el mismo viernes 20 (ver aparte).
El Gobierno no quiere que se mantenga la lógica confrontativa entre el sindicalismo peronista y el de izquierda que encarna el conflicto en los subtes. Sin embargo, que surja cierta puja es inevitable porque el modelo sindical vigente desde hace décadas está viviendo una transición. Aparte del reconocimiento por parte del Ejecutivo a la CTA, que participa del Consejo del Salario y forma parte de las delegaciones que viajan a la OIT, el fallo de la Corte Suprema de 2008 le abrió un campo de posibilidades.
El problema que enfrenta el Ejecutivo es cómo lidiar con el proceso de mutación que está viviendo el sindicalismo sin poner en riesgo su gobernabilidad. Con todos estos antecedentes, la Presidenta se comprometió a asistir al acto que la CGT prepara para el 15 de diciembre en Vélez. “Vamos a mostrarles a todos cuál es este modelo de organización sindical que cree que lo más importante no es destruir sino conseguir cosas”, señaló.
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