Una testigo del juicio al dictador Reynaldo Bignone y a los ex jefes de Campo de Mayo, hija de una pareja de desaparecidos, se sacó ayer su zapato y lo arrojó hacia los imputados luego de concluir su declaración ante el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín. Juana Eva Campero fue secuestrada en Lomas de Zamora el 6 de enero de 1978 junto con sus padres, Juan Carlos Campero y Haydeé García Gallo de Campero, y otras dos personas. La pareja fue torturada y vista por última vez en El Campito, uno de los cuatro centros clandestinos que funcionaron en Campo de Mayo. La niña y el resto de los secuestrados fueron liberados un día después en la estación de Villa Lynch. Ayer relató sus recuerdos ante el tribunal. Cuando concluyó se puso de pie, dijo “hago responsables a estos militares por la vida de mis padres”, se quitó un zapato y lo arrojó con bronca hacia el general retirado Santiago Riveros, ex jefe del mayor centro clandestino del Ejército, de 86 años, quien lo esquivó con buenos reflejos.
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