EL PAíS › EL CARDENAL JORGE BERGOGLIO CRITICó EL SENTIDO COMERCIAL DE LA FIESTA NAVIDEñA
El arzobispo de Buenos Aires habló de las “oscuridades” que se viven en la actualidad y reafirmó la doctrina católica contra el aborto. El santafesino José María Arancedo se refirió a los “dramas” de la droga, la marginalidad y la pobreza.
› Por Washington Uranga
El cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, aprovechó la celebración eucarística de la Navidad para criticar el sentido comercial que ha tomado la fiesta y, al mismo tiempo, utilizando un lenguaje simbólico y amparándose en referencias bíblicas, habló de las “oscuridades” que se viven en la familia, la ciudad, el país y el mundo, sin precisar exactamente a qué se estaba refiriendo. Hizo también una elíptica alusión para reafirmar la doctrina católica en contra del aborto. José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe, se refirió a la droga, la marginalidad y la pobreza como “dramas” de la vida actual.
Sostuvo el cardenal Bergoglio que a pesar de que “el Señor a lo largo de los siglos iba inculcando a su pueblo que El era el único Dios y que era El quien los iba a conducir en el camino de la verdad”, el pueblo “siempre tuvo la tentación de caer en la idolatría”. Para Bergoglio, hoy ocurre algo similar porque “la historia no cambia”. De tal modo que ahora “tenemos oscuridades en el corazón, oscuridades en la familia, en la ciudad, en el país, en el mundo. Oscuridades existenciales que las queremos solucionar con más oscuridades”, afirmó, dejando abierto el camino de las múltiples interpretaciones.
Según el arzobispo porteño, “nos dejamos engañar por luces que no son verdaderas. Por farolitos artificiales o por grandes fuegos artificiales que iluminan un minuto y después se van”.
Rescatando una frase de otro obispo, Bergoglio reafirmó que “nos han secuestrado la Navidad”. Y en la crítica más directa que hizo en toda su alocución apuntó al consumismo que se genera en estas fechas, dijo que “parece que la Navidad es correr detrás de las lucecitas, colmar los shoppings abiertos hasta las cuatro de la mañana, todos apurados y con la cabeza en mil cosas”.
Según Bergoglio –quien reiteró que “me gustó la frase. Nos han secuestrado la Navidad y hay que rescatarla”– la manera de hacerlo es “abriendo el corazón a la luz”, aun cuando esto tenga que concretarse “en medio de las tinieblas”. Para lograrlo, el cardenal porteño solicitó abrirse “a la ternura de Dios” y, al mismo tiempo, tenerle “miedo” a la “espectacularidad de los ídolos de moda”. Pidió a los cristianos que “piensen en esta Navidad secuestrada y rescátenla”.
Parafraseando al profeta Isaías, sostuvo que “acaso una madre se puede olvidar del hijo que lleva en sus entrañas. Aunque una madre se olvidará, yo no me voy a olvidar de vos”, porque Dios “nos tiene metidos en su memoria”, en una afirmación que algunos interpretaron como una renovada manera de reafirmar la doctrina católica en contra de toda forma de interrupción del embarazo.
Por su parte, el arzobispo de Santa Fe y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, José María Arancedo, llamó la atención en la Navidad por la situación “tan cercana y dolorosa” de muchos “hermanos nuestros”. Arancedo criticó “un mundo que aparenta crecer y vive la sola expectativa de un consumo mayor, pero que deteriora y pisotea la dignidad de la imagen de Dios en el hombre”, advirtiendo que los factores de deterioro son “el drama de la droga, la pobreza, la desocupación y la marginalidad”. Agregó a lo anterior “el aumento del juego, el clima de inseguridad y el desprecio por la vida”.
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