Mar 26.01.2010

EL PAíS  › LUIS D’ELíA, DIRIGENTE DE LA FEDERACIóN TIERRA Y VIVIENDA

“Hace un año que no veo a Kirchner”

› Por Alejandra Dandan

Hace un año que Luis D’Elía no ve a Néstor Kirchner, según cuenta. Pero la semana pasada tuvo una reunión de tres horas con el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini. Entre otras cosas, le planteó lo que cree le resta hacer al kirchnerismo: reconstruir una “mesa nacional” de la que participen los movimientos sociales junto al PJ, la CGT, los radicales K y los partidos de centroizquierda. De vacaciones en San Luis, habla de Martín Redrado, de Julio Cobos, del rol de Eduardo Duhalde y hasta de Pino Solanas, al que le propone casi un pacto de amor. “Si se presenta en la Capital para ganarle a Macri –dice–, seguramente todos nos juntaríamos en esa cruzada para ganarle a la derecha.”

–¿Cómo ve la salida de Redrado en el Banco Central?

–Más allá de cualquier consideración a la que quiera someterla la oposición, hay una cuestión de ética política. Si la Presidenta promueve a un funcionario para un cargo en la órbita del Poder Ejecutivo y si en determinado momento ese funcionario no comulga más con la Presidenta, lo que corresponde es que renuncie. En mi caso, cuando sucedió el episodio de Irán, me dijeron: “Si hacés tal cosa, tenés que presentar la renuncia”. Y bueno, tardé lo que se tarda en escribir una hoja. Esta situación, a Redrado, más allá de lo legal, lo ilegitima fuertemente.

–¿Fue tardía la decisión de acudir al Congreso?

–Creo que la Presidenta nunca se negó. Normalmente, primero se dicta el DNU y después se lo manda al Congreso, cuya decisión además no tiene carácter vinculante. Si la Presidenta cree que Redrado expresa una posición que no es compatible, la ley es clara y tiene que irse.

–¿Cobos puede volver a ocupar el lugar que le dio la 125?

–La suspensión del viaje a China lo golpeó claramente. Quedó como un obstruccionista al servicio de mezquinos intereses, se desesperó y prometió por escrito hacer lo que la Presidenta pedía. A esta altura me parece que tiene que renunciar, para ser oposición de verdad. Ahora no sé si eso está en sus cálculos, me parece que quiere llevar esto muy cerca de las presidenciales, pero no advierte que lo va a perjudicar.

–¿Cómo ve a Francisco de Narváez y a Eduardo Duhalde?

–Empieza a vislumbrarse un acuerdo de Cobos y De Narváez. Hubo una frase de De Narváez hacia Cobos, sabemos que hubo conversaciones entre ellos. Duhalde hoy quiere expresar a los sectores más reaccionarios de la derecha que juegan a destituir a Cristina antes de 2011. Por sus discursos de estos días, Duhalde parece aspirar a ser la representación de la derecha destituyente económica y procesista.

–¿Cuál cree que es su estrategia?

–Va a jugar a construir una candidatura que domine en el conurbano a Kirchner, y que erosione votos peronistas. Duhalde y Chiche son ese 8 y 10 por ciento que puede dañar en una elección general. Entonces, está Solanas por un lado y Duhalde por otro, que se pueden transformar, de acuerdo con esta mirada, en el factótum de la derrota de Kirchner.

–¿No es mucho la comparación?

–Solanas por izquierda y Duhalde por derecha. Las dos candidaturas están armadas, no para ganar, sino para que pierda Kirchner. No sé qué es lo que va a decir Solanas, yo lo respeto mucho, pero si fuera candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad, contra Macri, seguramente todos nos sumaríamos a esa cruzada, lo apoyaríamos y trabajaríamos para que él gane.

–¿Carlos Reutemann?

–Es un bicho muy de los americanos, no sé qué va a hacer, y se bajó en su mejor momento. Pero han aparecido fisuras en el PJ, que no sabemos qué ataduras tienen con ese tándem de (Pablo) Bruera y (Sergio) Massa, que están jugando a la oposición en la provincia de Buenos Aires.

–Puertas adentro, ¿cómo debe construir el kirchnerismo?

–Kirchner tiene que reconstruir todos los sectores del movimiento. Armar la mesa del movimiento nacional y popular donde debe estar el PJ, la CGT, el centroizquierda, el radicalismo K, los movimientos sociales y todo ese sector de los organismos de derechos humanos que acompañan. Debe haber una mesa única de conducción.

–¿Cuándo fue la última vez que vio a Kirchner?

–Hace un año. A Cristina hace menos. Cada dos o tres meses llama por teléfono pero no hay ámbito de discusión.

–¿Por qué sigue dentro del kirchnerismo, entonces?

–Porque lo que hizo este gobierno por el país es lo mejor que nos pasó en 60 años, un gobierno que no está exento de contradicciones. En términos personales, a mí me fue mal. Ahora, al país le fue bien, y eso es lo que vale.

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