Sorpresivamente, la Argentina se sumará también –podría decirse que indirectamente– a la búsqueda de petróleo en el Atlántico Sur. Desde Madrid, las autoridades de Repsol-YPF anunciaron que iniciarán trabajos de exploración, pero en aguas territoriales argentinas al norte de Malvinas y no dentro de la zona de exclusión delimitada unilateralmente por Gran Bretaña. En el Gobierno dejaron trascender su satisfacción por el anuncio, dado que el trabajo se realizará en aguas que no están en disputa y, a diferencia de las empresas británicas, Repsol-YPF contará con el apoyo logístico que necesite desde el continente.

El anuncio lo realizó en Madrid el titular del Repsol-YPF, el español Antonio Brufau, quien reveló que la firma prevé buscar hidrocarburos en la cuenca de las Islas Malvinas a partir de noviembre próximo. El área de prospección en la que operará Repsol-YPF se encuentra a mitad de camino entre el continente y el archipiélago. “A 289 kilómetros de la costa norte de la provincia de Tierra del Fuego dentro del Mar Argentino”, se precisó.

Según informó Brufau, YPF invertirá en las tareas de exploración inicialmente “unos 100 millones de dólares”. “Ahora estamos en la fase de contratación de la plataforma”, sostuvo Brufau quien, con todo, admitió que la posibilidad de hallar y extraer petróleo es muy “baja o limitada”.

La noticia llega la misma semana en que comenzó a operar la plataforma Ocean Guard en busca de hidrocarburos, aunque en su caso sí dentro de la zona de exclusión. La decisión generó un fuerte entredicho diplomático entre Argentina y Gran Bretaña que el miércoles llegó a las Naciones Unidas, cuando el canciller Jorge Taiana se reunió con el secretario general Ban Ki-moon para solicitarle una gestión de buenos oficios en el caso. También instó a que la ONU le transmitiera a Gran Bretaña –que es miembro de su Comité de Seguridad– “la necesidad de no cometer más actos unilaterales”.

Ayer, a Ban Ki-moon le tocó inaugurar las sesiones del Comité de Descolonización que funciona en las Naciones Unidas y que cada año insta a ambos países a sentarse a negociar por la soberanía de las islas, una recomendación desoída por el Reino Unido. El coreano no hizo ninguna referencia explícita a las Malvinas, pero pidió “soluciones creativas” a la comunidad internacional para resolver los casos de colonialismo que aún quedan pendientes. Los miembros del comité deben profundizar el nuevo diálogo abierto en los últimos años con las “potencias administradoras” de los territorios colonizados, apuntó el secretario general.

En tanto, desde Estados Unidos, el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley, insistió en que la Casa Blanca tiene una posición neutral en el conflicto. “En la medida en que haya un conflicto entre Gran Bretaña y Argentina por el estatus de las islas –como quiera que se las llame–, creemos que se debería manejar mediante el diálogo”, indicó Crowley, quien varias veces durante esta semana debió referirse al tema.

“Nosotros nos mantenemos neutrales”, aseguró el vocero de Hillary Clinton en diálogo con los periodistas. “Esto significa que apoyamos la reanudación de negociaciones entre Argentina y el Reino Unido para encontrar una solución pacífica. Creemos que esto debería manejarse a través de los canales diplomáticos y apoyamos el diálogo”, insistió.

Quien no se mostró neutral, en cambio, fue la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, quien llamó a realizar “una guerra psicológica” contra Gran Bretaña con “miles de cartas”, y a “no” permitir “que se lleven el petróleo” de las Islas Malvinas. “Tenemos que hacer una campaña. Y si una vez echamos a los ingleses con aceite hirviendo, empecemos a calentar el aceite”, enfatizó Bonafini, en su discurso de la habitual marcha de los jueves en la Plaza de Mayo.